PIONEROS DEL INTERIOR
Entre los pintores que redefinieron la ciudad de Cuenca en la segunda mitad del XX, transformándola en una especie de colina del arte, estaba Gasset, Millares, Torner, Carmen Álvarez Coto o Florencio Garrido. Tampoco fallaba Fernando Zóbel y su gran amigo, el madrileño Gerardo Rueda, quien dedicó gran parte de su vida a transformar la casa española con cerámicas nacionales, lacas japonesas, vidrios de La Granja y muchísimos cuadros. Con la peculiaridad, eso sí, de que con este gran decorador tal variedad no resultaba un batiburrillo sino un claro ejemplo del maximalismo castellano. En su caso, ejecutado con armonía y destreza.