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Fotografía: Francisco Nogueira
Arquitectura: Pedra Silva Arquitectos / Interiorismo: Astet Studio

Aethos Ericeira, una oda al Portugal más salvaje en forma de hotel

Lo que en un principio iba a ser un simple lavado de cara de un edificio antiguo, con el tiempo ha acabado convirtiéndose en una ingente rehabilitación. ¿El propósito? Un complejo de diseño que ahora ya inaugurado sabe, y subraya, el privilegiado enclave que ocupa.

Silencioso en su forma y contenido, hoy dibuja el paisaje y la historia adaptándose al propio litoral portugués. Así emerge Aethos Ericeira, el hotel boutique diseñado por el estudio Pedra Silva, testimonio arquitectónico que fusiona el encanto histórico con el dinamismo moderno. Cuentan los autores que el viaje de este complejo comenzó aspirando a ser, tan solo, la rehabilitación de un edificio existente arraigado en un enclave protegido en la costa al norte de Lisboa. Hubo restricciones, sí, pero para esta firma de arquitectura no significaron una limitación. Más bien al contrario. Tejieron un relato que ahora, en 2023, abraza la tradición sin dejar de lado lo actual.

Tras su reforma, el hotel boutique parece fundirse con el color de la tierra de Ericeira.

La doble altura en el hall juega con las luces y sombras, mientras otorga a la estancia una sensación visual de amplitud espacial. En portada, el atrio a doble altura sobre el que se configura la entrada al hotel.

Sobre un acantilado se erige este complejo rediseñado al milímetro por Pedra Silva Arquitectos.

Vista de la fachada principal del Aethos Ericeira, cuyo interiorismo corre a cargo del despacho barcelonés Astet Studio.

Volviendo a apreciar las raíces

“El edificio original se había ido perdiendo entre el tiempo y sus diversas ampliaciones”, comienzan desde el despacho, indicando que aquello había provocado una amalgama de elementos tradicionales y modernos, a menudo en desacuerdo y sin ningún discurso ni coherencia. Con un enfoque audaz, los arquitectos desenterraron la esencia de la estructura, separando lo que deseaban conservar de lo que debía evolucionar. Uno de sus aciertos, tal y como aseguran, fue la reubicación de la entrada principal hacia el frente, mirando al mar y creando un atrio de doble altura que conecta el espacio interior con el horizonte marino.

Tal gesto no solo les iba a otorgar una experiencia inolvidable a los huéspedes del Aethos Ericeira. Ahora les da la bienvenida, al mismo tiempo que ha redefinido la presencia arquitectónica del lugar. Bien lo saben quienes ya han visitado el hotel. También, en paralelo, los autores del complejo transformaron los arcos, antes marginales, en elementos distintivos, y con la demolición casi al completo de un sótano, en Pedra Silva liberaron la piscina permitiendo una conexión bastante más fluida con el edificio principal.

Otra perspectiva de la entrada al Aethos Ericeira. Al fondo, la recepción.

El color blanco y la madera se funden, junto a piezas de mobiliario muy bien seleccionadas por Astet Studio, con el propósito de resaltar el entorno.

Así es la amplia piscina exterior, hoy liberada del espacio que antes ocupaba un antiguo sótano.

Como si siempre hubiera estado ahí

Por no hablar de las ventanas expansivas. Aquí no aparecen exclusivamente para ganar luz y disfrutar al máximo del paisaje. Desde fuera resultan cajas metálicas que se proyectan desde las fachadas, creando un contraste cautivador. “Esta oda a las ventanas era otro de los complementos perfectos del rediseño”, informan los arquitectos. “Es el detalle que le pone el punto y final a esa sensación de planta abierta”. Un efecto que en el hotel se genera tanto en el área del salón y la recepción como en los espacios de usos múltiples. O en el restaurante mismo.

Pero, por si fuera poco, tal conexión interior-exterior viene acentuada todavía más por el nuevo juego de materiales, formas, texturas y colores. Lo subrayan los arquitectos del Aethos Ericeira, quienes eliminaron cubiertas inclinadas, abrieron balcones, aplicaron lamas de madera cálidas bajo la visión de Astet Studio y, para las paredes, optaron por tonalidades claras, muy similares a las del alrededor. Se observa incluso en los dormitorios, ubicados tanto en los niveles superiores del edificio principal como del anexo, enriquecido con conexiones a las áreas de relajación. Porque, de hecho, hoy en este complejo portugués también destaca un spa que, emergiendo como un edificio adyacente, se fusiona con la piscina y el gimnasio, consolidándose así como un oasis de serenidad en medio del salvaje y natural paisaje.

Sin que el resultado chirríe, Aethos Ericeira combina la arquitectura del pasado con estructuras modernas y extremadamente geométricas.

Proyectado también por Astet Studio, el restaurante enmarca el océano y lo hace partícipe del interior del complejo.

Vista de uno de los dormitorios, acompañado de los mismos colores que imperan a lo largo del hotel. Esa labor de sintonía, por cierto, se aprecia en muchos de los proyectos de interiorismo que resuelven Ala Zeigrat y Óscar Engroba, de Astet Studio.

Los arquitectos portugueses, durante el proyecto de remodelación, mantuvieron intacta la naturaleza autóctona.