Sostenibilidad de alto impacto
En la terraza principal, situada junto al salón y la cocina, instalaron una pérgola en la que resguardarse del sol los días más calurosos del verano, con cocina exterior y barbacoa. Otro de los puntos fuertes era minimizar el uso de agua y de energía, a la vez que había que conseguir los más altos niveles de confort. No pusieron césped por su elevada necesidad de riego y mantenimiento; en su lugar, los arquitectos propusieron “una serie de terrazas pavimentadas y parterres que acogen algunos de los árboles frutales originales de la finca y especies de muy bajo consumo de agua. Como vivaces, lavandas o plantas aromáticas”, apuntan.
En cuanto a las fachadas, no hay revestimientos ni elementos ornamentales. Afloran las texturas de los materiales que componen los muros y un acabado de corcho en tonos tierra, propios de la arquitectura de la zona. “Este revestimiento mejora el aislamiento térmico y uniformiza el conjunto formado por las diferentes edificaciones, dotándolo de una imagen sencilla contrastada por las carpinterías exteriores y las persianas enrollables, ambas de madera”, explican en Hiriko. “Para los acabados interiores, seleccionamos materiales sencillos y honestos que, al mismo tiempo, aportan carácter, priorizando los de producción sostenible”.
El diseño de la cocina lo firma Hauka con madera de roble recuperada, encimeras de terrazo de Huguet y grifo dorado de Icónico, lámparas de suspensión HeadHat Bowl de Santa & Cole y, de pared, aplique 265 de Paolo Rizzatto para Flos. Foto: Biderbost Photo.
Calidez norteña
En los suelos aplicaron un revestimiento de terrazo continúo hecho de áridos reciclados, en las paredes un mortero de cal, los techos se pintaron con pintura al silicato (para evitar componentes químicos) y las encimeras en baños y cocina se eligieron de terrazo. La madera es la encargada de aportar calidez a Casa Lurgorri, una de las características principales de la vivienda. Está en las carpinterías exteriores, en las puertas y en casi todos los muebles. Estos últimos son de líneas simples, naturales y sobrios.
Lo cuentan los arquitectos. “El mobiliario tiene una materialidad propia del entorno rural, como la cocina de roble recuperado diseño de Hauka, los sofás de cuero de Muuto o las lámparas de Contain y Santa & Cole”. También se instaló geotermia. Para ello, se realizó un sondeo a más de 100 metros de profundidad en el jardín, que en invierno capta el calor interno de la tierra y lo emite a través del suelo radiante de la vivienda. Durante los meses de verano el ciclo se invierte, permitiendo refrescar la casa, con un consumo prácticamente nulo y evitando la sequedad del ambiente. Este sistema se complementa con placas fotovoltaicas en la cubierta para autoabastecerse de electricidad.
Uno de los dormitorios con cabecero de madera a medida, apliques Arum Swivel de Ferm Living y ropa de cama de dE.LENZO. Foto: Biderbost Photo.
Retiro ad hoc
De cara a minimizar el impacto medioambiental de la piscina y no usar cloro, altamente contaminante y muy agresivo con la piel, en Hiriko escogieron un sistema de electrólisis salina que, además, permite mantener limpia el agua todo el año sin necesidad de vaciarla periódicamente. Para el vaso de la piscina se usó chukum, un revestimiento continuo, basado en antiguas técnicas mayas, que utiliza la resina del árbol del mismo nombre. El color beige da al agua un tono turquesa que invita a darse un chapuzón. En definitiva, Casa Lurgorri se erige como un lugar que tanto en su construcción como en su decoración es respetuoso, honesto y cuidado, diseñado y pensado por arquitectos y propietarios para descansar, disfrutar y, especialmente, bajar el ritmo.