Con este principio conceptual tan claro, los integrantes del despacho decidieron renegar de dicho entorno y desaparecer de la vista de la calle, buscando generar una sensación de puro aislamiento desde el interior de la vivienda. De una manera un tanto peculiar además, a base de erigir dos muros laterales que ahora actúan como protección visual del entorno pero que, a su vez, conducen las vistas al entorno que sí interesa porque tiene valor para los propietarios: al mar y a la montaña. De ahí el nombre de la casa en catalán, Dos murs, que significa “dos muros”.
El proceso es lo que de verdad importa
“Como filosofía de trabajo, en todos y cada uno de nuestros diseños comenzamos de cero, sin ningún prejuicio de cómo va a ser el resultado final. Esto hace que, aun estando dentro de una misma sensibilidad, cada una de nuestras obras obtenga un resultado en forma y materia diferentes entre ellas”. Benjamin Iborra Wicksteed, uno de los cinco socios de Mesura, explica el proceso detrás de esta construcción de 180 metros cuadrados ubicada en una zona residencial a las afueras de Alella, una de las localidades costeras del Maresme, en una suerte de urbanización que se extiende a lo largo de la ladera de la montaña con una mezcla ecléctica de estilos arquitectónicos.
Debido a la fuerte pendiente y la cercanía entre las casas, la única vista abierta es hacia el mar. En la parte inferior de la parcela, los árboles nativos han crecido espontáneamente y enmarcan el paisaje montañoso, que se desarrolla en una continuación de colinas onduladas. “La casa busca unificar constantemente la vida de la familia. Es por ello que se entiende como un único espacio. La estructura deja lugar a un posible cambio de distribución para adaptarse a la futura vida familiar”, continúa Iborra. “A día de hoy, hay una habitación de matrimonio sin puertas, abierta hacia la sala de estar, una habitación gemela para dos niños cerrada por una puerta de abanico, una sala de estar en doble espacio, un comedor-cocina y un baño de cortesía”.
Buscando privacidad máxima
Según Iborra, para hacer desaparecer del entorno la casa Dos Murs, en Mesura tuvieron que colocarla en una cota inferior a la calle, lo que a la vez hace que se adapte mejor a la fuerte pendiente del terreno. De esta manera el programa se divide en dos niveles escalonados cuesta abajo y se evita que el edificio destaque. Dos entradas están conectadas a través de una escalera a lo largo del muro oeste mientras que, en el frente opuesto, las aberturas limitadas controlan las visuales de las casas vecinas.
En una actitud radicalmente diferente, las otras dos fachadas se abren completamente al exterior. “Se podría decir que la inspiración principal fue los Case Study Houses, unos experimentos estadounidenses de vivienda basados en dos conceptos de interés desde nuestro punto de vista. Por un lado la búsqueda de una espacialidad y manera de vivir única, y una materialidad industrial y muy optimizada por otro”, apunta el arquitecto.
Personalización ante el clima
También ahora una amplia ventana del techo al suelo en la fachada orientada al sur enmarca las vistas del paisaje local. Lo hace desde la sala de estar de doble altura y el piso superior. La cubierta y los muros de esta fachada sobresalen dos metros del límite del espacio interior, actuando como un elemento climático pasivo que protege el interior de la insolación directa durante todo el día en verano.
A lo largo del invierno, mientras que las aberturas en ambos extremos del eje norte-sur permiten la ventilación cruzada, las fachadas de hormigón absorben el calor de la luz solar incidente durante el día para liberarlo cuando baja la temperatura. En el nivel superior, los dos dormitorios se conectan a un jardín aislado frente a la montaña. En el lado opuesto de las habitaciones, las mamparas modulares de madera se pueden cerrar total o parcialmente, ofreciendo diferentes grados de privacidad y regulando las corrientes de aire. Por encima de este piso, el techo plano de la casa diseñada por Mesura actúa como una gran terraza abierta.
No falla la sostenibilidad
En la vivienda, cada una de las soluciones adoptadas en el estudio catalán es un reflejo de su filosofía, de acuerdo a Iborra. “Como norma siempre utilizamos sistemas de arquitectura pasiva para reducir el consumo energético. La idea de los dos muros, por ejemplo, no solo sirve para aislarse visualmente, también a nivel técnico gracias a su espesor y la inercia térmica que consigue”. Además, siguiendo la idea de arquitectura honesta, desde el despacho no tienen problemas en enseñar cómo se ha construido la casa. De ahí que todo su hormigón se haya dejado visto.
“En realidad se muestra la cara aparentemente “mala” de la pieza”, concluye el arquitecto, subrayando que a partir de ahí es cuando empezaron a definir los detalles últimos de la vivienda. “Como el mortero entre ladrillos, que es de color terracota y aparece rehundido. O los dinteles en las ventanas de hormigón, que también se han dejado vistos y coinciden con el tamaño del ladrillo. El aparejo respeta las verticales y gira cuando contacta con un vértice. Y los enchufes están en el vacío entre piezas”. Sin lugar a dudas, la que ha proyectado Mesura en este 2023 se trata de una forma única de vivir, de dentro hacia fuera.