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Arquitectura: Erre Arquitectura

De palacio barroco a centro de arte: la gran rehabilitación de Erre Arquitectura en Valencia

Media década es lo que ha tardado este despacho de la capital valenciana en recuperar el histórico edificio en el que ahora se erige el Centro de Arte Hortensia Herrero. Sus puertas abrirán a principios de noviembre.

Viviendas de lujo, restaurantes boutique o incluso hoteles de cinco estrellas. Por muy espectacular que luzca un encargo así, difícil será que le haga sombra al hecho de resolver un centro de arte contemporáneo. Es, de hecho, un proyecto que por lo insólito que resulta se erige casi como un sueño arquitectónico para cualquier despacho, que es justo lo que supuso en 2015 cuando al equipo de Erre les contactó la Fundación Hortensia Herrero con tal petición. Querían que el centro ocupara, por si fuera poco, el Palau de Valeriola de principios del siglo XVII enmarcado en pleno casco histórico de Valencia. O sea, que un proyecto más goloso que ese, imposible.

En esta imagen, vista del patio central del Palau de Valeriola en su estado inicial (foto: David Frutos). El resultado, tras la rehabilitación de Erre Arquitectura, se puede ver en portada (foto: David Zarzoso).

Otra perspectiva del patio central del Centro de Arte Hortensia Herrero en Valencia. Foto: David Zarzoso.

Uno de los interiores de este nuevo centro dedicado al arte contemporáneo. Foto: David Zarzoso.

“Suena muy bonito de primeras, y lo era, pero cuando visitamos el palacio estaba hecho polvo, en completo estado de ruina. Llevaba muchos años abandonado”. Desde Erre Arquitectura lo cuentan para subrayar la ingente rehabilitación que les tocó liderar, porque además el complejo de estilo barroco figuraba muy cerca de la Iglesia San Juan del Hospital datada del siglo XIII y, por lo tanto, era Bien de Interés Cultural. Al principio les tocó reformar los muros del palacete con apeos para, al poco después, iniciar un proceso de evacuación a lo largo de la parcela. Lo recuerdan los arquitectos: “Durante toda la reforma los arqueólogos fueron un equipo del que no nos despegamos, estuvieron siempre con nosotros”.

La capilla del palacio se revela ahora, completamente rehabilitada, como un espacio expositivo más de la mano de su cúpula original. Foto: David Zarzoso.

Estado de la capilla del Palau de Valeriola antes del trabajo de Erre Arquitectura. Foto: David Frutos.

Cinco años de intenso trabajo

El asunto de los arqueólogos no es para menos. Durante media década en el estudio han tenido que recurrir no solo a ellos. Les han hecho falta carpinteros, cerrajeros y restauradores, teniendo en cuenta que en el subsuelo se encontraron parte del circo romano de Valentia. Y que el emplazamiento, entre los siglos XI y XIII, perteneció a la Balansiya musulmana, muro con muro de lo que en su día fue la medina de la ciudad. Para Erre era vital que un pasado de esas condiciones se respirara al entrar al Centro de Arte Hortensia Herrero, que muy pronto reunirá exposiciones de talla mundial junto con la colección privada de la Fundación, la cual incluye obras de Anish Kapoor, Georg Baselitz, Mat Collishaw o, entre otros, Andreas Gursky.

Un resumen de todo ello es lo que se verá a lo largo de 3.500 metros cuadrados, en cuatro plantas distribuidas en el palacio y en el edificio contiguo, el de la calle Sant Cristòfol, del que únicamente se conservó la fachada y su cubierta inclinada. Una pasarela en el patio exterior ajardinado es la que hoy conecta ambos complejos. ¿Y qué hay de los materiales? “Hemos intentado respetar al máximo los que ya había, como algunas cerámicas, el ladrillo, las vigas de madera… y la piedra”. En Erre Arquitectura, con este último dato, se refieren a la piedra tallada que en 2023 sigue configurando la escalera original del patio central del palacio, justo por donde se accederá al centro de arte. “El patio es el eje vertebrador del proyecto”, apuntan.

Así se empezó a renovar la Sala Noble del complejo, dedicada en su día a las audiencias en palacio. Foto: David Frutos.

Resultado final de la Sala Noble con sus imponentes vigas originales de madera. Foto: David Zarzoso.

Además de su largo pasado, el palacio albergó más recientemente la sede de un periódico autonómico así como un local de ocio nocturno. Foto: Erre Arquitectura.

Panorámica de uno de los espacios exteriores del centro de arte. Foto: David Zarzoso.

Un punto claro de inflexión

Los arquitectos reconocen que ha habido algo único detrás de este proyecto. “Habíamos trabajado en edificios en los que era importante mantener lo existente, pero no hasta ese punto”. Se explican: “Aquí, lo complejo e ilusionante a la vez era el patrimonio. El reto estaba en juntar muchísimas etapas de la historia de Valencia en un mismo sitio e incorporarle una etapa más, la del centro de arte”. La conclusión en paralelo es que, al parecer, la Fundación Hortensia Herrero le toma el pulso y relevo a lo que lleva años ocurriendo en Italia, por ejemplo, con rehabilitaciones como la de la Fontana di Trevi en 2015 a manos de la firma de moda Fendi. Es decir, que se trataba de una inversión privada, cosa de la que en el despacho se muestran a favor. “Creemos que es importante devolverle la vida a los centros de las ciudades, y aún más”, concluyen en Erre, “cuando es para otorgarles un uso público y cultural”.

En el plano detalle se observa la labor de microcirugía desarrollada por el despacho valenciano. Foto: Erre Arquitectura.

Vista de la fachada del palacio reconstruida. Foto: David Zarzoso.

Imagen de la fachada del complejo histórico semanas antes de su presentación ante la prensa. Foto: David Frutos.

La estructura del complejo, durante los últimos años, en proceso de reconvertirse en centro de arte contemporáneo. Foto: David Frutos.