Y vaya si lo hicieron. Dos años han estado trabajando en una reforma monumental de la mano de voluntarios de todo el mundo, subrayan los dos arquitectos. “Les enseñamos a implementar las técnicas locales y ancestrales”. A todos aquellos que se prestaron a ayudar, más concretamente, en el despacho les dieron las claves con las que instalar en los techos las biliguanas, unas tablas de madera tropical procedentes de árboles endémicos de la región. Mientras que, de cara a los muros, se recurrió al tradicional adobe que permite lidiar con las altas temperaturas a las que acostumbra la zona. “También aprovechamos los escombros que dejó el sismo”, añaden. “La madera de Huanacaxtle se reutilizó para los trabajos de carpintería de las puertas, del mismo modo que aprovechamos los ladrillos y las tejas que estaban en buen estado”.
Perpetuando los buenos clásicos
Cualquiera que en 2023 acceda a la biblioteca se dará cuenta de lo inteligente que fue por parte de RootStudio el no haberse puesto creativos. Y es que, si la arquitectura vernácula se había aplicado en Oaxaca durante siglos, era porque efectivamente cumple su función. Ahora los techos altos y el suelo de barro confieren una gran frescura que viene potenciada tras haber mejorado la ventilación cruzada auténtica, simplemente al alinear las puertas y ventanas, a la vez que la cal blanca propicia una mayor luminosidad dentro de este edificio de carácter casi monástico. Porque, como tal, en su interior dispone de un patio central.
El hecho de ceñirse a lo intrínseco de la región responde por otro lado a un planteamiento largoplacista, de cara a hipotéticos desastres que se den en el futuro. Si algún día se vuelve a producir una situación así, la mano de obra del pueblo de Juchatán sabrá cómo reconstruir la estructura, ya que entenderá la manera en que está hecha, por mucho que en RootStudio la hayan ampliado, que fue otra de las labores del despacho. Su planteamiento era dar cabida a los nuevos usos, entre los que destaca un auditorio, las salas y oficinas administrativas y más zonas al aire libre, por supuesto, diseñadas con tierra lo más blanca posible.
Una segunda vida (muy potente)
“En la fachada original ahora se ubica la biblioteca como tal, el acervo, las salas de lectura y la zona dedicada a los niños”, de acuerdo a RootStudio, que además conectó el viejo edificio con los adyacentes nuevos por medio de un amplio pasillo que cruza el patio central. En los detalles de la herrería reprodujeron los patrones de los textiles istmeños. “Así contrastan con el ladrillo rojo, las tejas y una paleta cromática integrada por matices níveos y terracotas”. Y por el amarillo de la tierra empleada a lo largo de la fachada, que proviene de la excavación de los mismos cimientos.
Eso por lo que respecta a los exteriores de la biblioteca. En el interior, las estancias se pueblan de muebles confeccionados ad hoc por artesanos ebanistas, así como de manifestaciones artísticas tanto dentro como fuera. El poema que hay escrito en neón es de López Chinas, y la escultórica reja en metal forjado del patio corre a cargo de Sabino Guisu. ¿El proyecto ha tenido gran impacto? En RootStudio lo confirman. “Aquí mismo, actualmente se realizan talleres de cine, lecturas, teatro, conciertos, conferencias, exposiciones, encuentros temáticos y asambleas. En el caso de Juchitán, tras el sismo el 90% de los espacios culturales y públicos se vieron obligados a cerrar. Este proyecto, en cambio, está reabierto hoy al público los siete días de la semana”.