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Fotografía: Lizzet Ortiz
Arquitectura: RootStudio

Tras el terremoto de 2017, en RootStudio han alzado de nuevo una gigantesca biblioteca mexicana en Oaxaca

Más allá de lo bello que resulta por fuera y por dentro, la reconstrucción de este complejo subraya el valor y la importancia que hay detrás de todo espacio público así como de las edificaciones vernáculas de antaño.

El año 2017 supuso un antes y un después para el sur de México. La zona sufrió un sismo de magnitud 7.9 destruyendo por completo muchas de las construcciones. O inhabilitando otras entre las que figuraba la biblioteca Gabriel López Chiñas, patrimonio municipal de Juchitán de Zaragoza en Oaxaca. “Inmediatamente después del sismo se crearon brigadas para rescatar libros, mobiliario y el acervo del complejo. Y para evitar más derrumbes, la estructura se reforzó con apuntalamientos”. Lo cuentan por correo electrónico el dúo detrás de RootStudio, João Boto Cæiro y Fulvio Capurso, a quienes contactaron miembros de la comunidad local bajo la idea de que fueran ambos los que rehabilitasen tras el desastre este espacio de más de 1.000 metros cuadrados.

Zona interior de la biblioteca diseñada para los más pequeños.

Una de las áreas exterior del complejo rehabilitado por RootStudio.

Adentro, todo el mobiliario lo diseñaron ebanistas mexicanos de la zona.

Y vaya si lo hicieron. Dos años han estado trabajando en una reforma monumental de la mano de voluntarios de todo el mundo, subrayan los dos arquitectos. “Les enseñamos a implementar las técnicas locales y ancestrales”. A todos aquellos que se prestaron a ayudar, más concretamente, en el despacho les dieron las claves con las que instalar en los techos las biliguanas, unas tablas de madera tropical procedentes de árboles endémicos de la región. Mientras que, de cara a los muros, se recurrió al tradicional adobe que permite lidiar con las altas temperaturas a las que acostumbra la zona. “También aprovechamos los escombros que dejó el sismo”, añaden. “La madera de Huanacaxtle se reutilizó para los trabajos de carpintería de las puertas, del mismo modo que aprovechamos los ladrillos y las tejas que estaban en buen estado”.

Perpetuando los buenos clásicos

Cualquiera que en 2023 acceda a la biblioteca se dará cuenta de lo inteligente que fue por parte de RootStudio el no haberse puesto creativos. Y es que, si la arquitectura vernácula se había aplicado en Oaxaca durante siglos, era porque efectivamente cumple su función. Ahora los techos altos y el suelo de barro confieren una gran frescura que viene potenciada tras haber mejorado la ventilación cruzada auténtica, simplemente al alinear las puertas y ventanas, a la vez que la cal blanca propicia una mayor luminosidad dentro de este edificio de carácter casi monástico. Porque, como tal, en su interior dispone de un patio central.

Los detalles típicos de lo vernacular se prolongan en las estancias principales de la biblioteca.

En RootStudio idearon muchos de los rincones con cal blanca para aumentar la sensación visual de luminosidad.

Una de las zonas al aire libre dedicadas a la lectura.

Así es el pasillo que añadieron en RootStudio, el cual conecta el edificio original con los nuevos espacios de la biblioteca Gabriel López Chiñas.

El hecho de ceñirse a lo intrínseco de la región responde por otro lado a un planteamiento largoplacista, de cara a hipotéticos desastres que se den en el futuro. Si algún día se vuelve a producir una situación así, la mano de obra del pueblo de Juchatán sabrá cómo reconstruir la estructura, ya que entenderá la manera en que está hecha, por mucho que en RootStudio la hayan ampliado, que fue otra de las labores del despacho. Su planteamiento era dar cabida a los nuevos usos, entre los que destaca un auditorio, las salas y oficinas administrativas y más zonas al aire libre, por supuesto, diseñadas con tierra lo más blanca posible.

Una segunda vida (muy potente)

“En la fachada original ahora se ubica la biblioteca como tal, el acervo, las salas de lectura y la zona dedicada a los niños”, de acuerdo a RootStudio, que además conectó el viejo edificio con los adyacentes nuevos por medio de un amplio pasillo que cruza el patio central. En los detalles de la herrería reprodujeron los patrones de los textiles istmeños. “Así contrastan con el ladrillo rojo, las tejas y una paleta cromática integrada por matices níveos y terracotas”. Y por el amarillo de la tierra empleada a lo largo de la fachada, que proviene de la excavación de los mismos cimientos.

Parte de la fachada original revestida con los tonos tierra y amarillos de los cimientos del proyecto.

Muchos de los detalles estructurales, entre ellos el techo, los esbozaron en RootStudio tratando de preservar al máximo lo existente.

Los arquitectos recuperaron la madera Huanacaxtle a la hora de plantear la carpintería en puertas y ventanas.

Detalle de la reja obra de Sabino Guisu.

Eso por lo que respecta a los exteriores de la biblioteca. En el interior, las estancias se pueblan de muebles confeccionados ad hoc por artesanos ebanistas, así como de manifestaciones artísticas tanto dentro como fuera. El poema que hay escrito en neón es de López Chinas, y la escultórica reja en metal forjado del patio corre a cargo de Sabino Guisu. ¿El proyecto ha tenido gran impacto? En RootStudio lo confirman. “Aquí mismo, actualmente se realizan talleres de cine, lecturas, teatro, conciertos, conferencias, exposiciones, encuentros temáticos y asambleas. En el caso de Juchitán, tras el sismo el 90% de los espacios culturales y públicos se vieron obligados a cerrar. Este proyecto, en cambio, está reabierto hoy al público los siete días de la semana”.

Vista del patio central, revitalizado gracias a la labor de RootStudio y el equipo de voluntariado.