La sede del futuro
Eficiencia energética, innovación tecnológica y bienestar de los empleados son los ejes con los que se ha diseñado este edificio inteligente en el barrio más puntero de la Ciudad Condal. Aunque para saltar de una fábrica levantada en 1958 a un espacio de trabajo del siglo XXI ha sido necesaria la colaboración entre b720 Arquitectos, Katty Schiebeck studio, Estudi Toni Arola y MMAS lighting. Respetando la fachada original de Borrell en chaflán, se ha creado un espacio de trabajo con alma doméstica y que mantiene el espíritu fabril del lugar. Es un hub que centraliza toda la actividad de Simon, desde el diseño de los prototipos hasta la venta de los mismos pasando por su producción y revisión.
Por fuera, el edificio mantiene y respeta la fachada original de 1958 que seguirá siendo un símbolo por muchos años más. “La mejor manera de minimizar el impacto de una construcción es que sea durable. La decisión de rehabilitar es en sí misma una opción sostenible”, explica Fermín Vázquez de b720 Arquitectos, encargado del proyecto de rehabilitación. El estudio no solo quiere que Switch sea un emblema de “transformación urbana y de preservación de la memoria industrial”, sino que con una planificación de plantas abiertas y la apuesta por la interacción y el trabajo colaborativo, Simon da un giro de 360 grados a su ADN.
Replantearse la oficina
Difuminar, diluir, desdibujar… Son palabras que vienen a la mente al pasear por los pasillos de la sede de Simon. Mientras que la planta baja está exclusivamente reservada al showroom diseñado por Antoni Arola y al visitante, en la primera el consumidor y el trabajador se mezclan y entrelazan de manera completamente natural. A la vez, el propio puesto de trabajo es una realidad flexible y dinámica sujeta a una reserva digital diaria a través de una app. En la planta superior, la cantina, la terraza y la gran escalinata dibujan espacios de convivencia, conversación y relax para los trabajadores.
Mientras que el exterior del edificio es hijo del racionalismo y la funcionalidad más pura, el interior esconde la curva, la calidez y el bienestar de un hogar en el puesto de trabajo. Bajo la batuta de Katty Schiebeck, una espectacular escalera helicoidal vestida con las mejores galas de acero inoxidable invita a descubrir qué sucede en este templo de la iluminación. “Cada vez hay más gente que usa la escalera y menos el ascensor, creo que es el momento de volver a dar a las escaleras la presencia y el valor simbólico que siempre tuvieron”, cuenta la interiorista. En las oficinas, la madera, los tonos calmados y los toques Mid Century dotan al espacio de una atmósfera más doméstica, acentuada gracias al trabajo de iluminación de Michela Mezzavilla y MMAS Lighting.
Catalizador del cambio cultural
En un edificio donde la interacción entre compañeros y la flexibilidad espacial son la base de su florecimiento, Simon se ha decidido a dar un paso de gigante en las relaciones entre compañeros. Tanto la directiva como el resto de empleados deben reservar su puesto de trabajo cada mañana, así como una plaza de aparcamiento si la necesitan. El menú diario también se reserva mediante una app, y la apertura de los espacios habla de transparencia y colaboración. Con todo ello, la relación entre sujetos logra ser mucho más horizontal y homogénea.
La colaboración entre los cuatro agentes involucrados ha logrado que Simon hable a través de su propio edificio. Una rehabilitación histórica dentro de un barrio que ha vivido una transformación igual, y que además ha logrado hacerse con las certificaciones de más alto nivel como el sello LEED Platino o el Platinum de WELL. Sin duda, una oficina donde toda Barcelona se querrá sentar.
La sede estrena un patio lleno de vegetación y diseñado por Antoni Arola, donde se expondrá la colección de exterior de la marca.