Ahora bien, al pensar en los orígenes de la jardinería, Japón salta a la vista indudablemente. Y con razón, puesto que su herencia milenaria (a veces, con un carácter sagrado) ha llegado a impregnar los espacios al aire libre en muchas casas de Occidente. No es de extrañar, por tanto, que en la recopilación de The Avant Gardens que hace su autor, el escritor y fundador de The Garden Edit, John Tebbs, el Tokachi Millenium Forest en Hokkaido no falle a lo largo de las casi 300 páginas de este volumen. Como tampoco el Nezu Museum Garden de Tokyo, el cual se alza como un símbolo del descanso y la calma en contraposición al bullicio de la capital japonesa.
Diálogo abierto
Otro protagonista en The Avant Gardens es la mezcla entre arquitectura y naturaleza mexicana. De hecho, la bioarquitectura en todo su esplendor se puede observar en espacios tan característicos e inigualables como los que recorre el libro, a la altura de El Nido de Quetzalcóatl en Naucalpan de Juárez, al oeste de Ciudad de México. Allí, el pulmón verde que constituye tal parque se intercala con la brillante arquitectura de un total de diez apartamentos que parecen erigirse sin esfuerzo alguno, cuyas formulas ondulantes, las del edificio, entran en conversación con las propias formas de la naturaleza.
¿Y qué hay de la inspiración de este proyecto? La serpiente emplumada, el reptil que en la tradición mexicana intenta establecer una mediación entre el cielo y la tierra, supuso el punto de partida con el que el arquitecto Javier Senosiain desarrolló el proyecto de El Nido en el año 2000. Y es fácil detectarlo a primera vista entre espejos de agua y un bosque de encinos: la estructura del edificio se convierte en un cuerpo ondulante que se sumerge, penetra y emerge, para volver a refugiarse en el mundo interior de donde proviene, de acuerdo al autor.
El clásico cottage se reinventa
Inevitable es hablar de jardinería sin mencionar la reciente oleada de culto hacia las tradicionales casas inglesas. Tampoco The Avant Gardens se escapa, trazando una oda a la horticultura del Great Dixter en East Sussex. El proyecto no sólo se constituye como un lugar histórico, puesto que es la casa del escritor y pionero en jardinería Christopher Lloyd, sino que también supone un lugar de inspiración para cualquier fan de los espacios cultivados. La arquitectura de esta peculiar y afable casa inglesa, construida a principios del siglo XX, proporciona un gran marco para la voluptuosa plantación que se derrama a cada paso del jardín Dixter, cargada además de muchísimos contrastes.
Entre las páginas del volumen, su autor John Tebbs recorre a la vez el castillo de Sissinghurst, ubicado al sur de Londres, o los jardines de Nant-y-Bedd, en Gales, esta vez posicionándolos como ejemplos del estilo regio y clásico que abunda en la campiña británica. Mucho menos conservador resulta otro proyecto que aparece en The Avant Gardens. Se trata del jardín de la sede que al oeste de la capital inglesa tiene la galería Hauser & Wirth en Somerset, donde Piet Oudolf le da un giro al concepto de jardín con una vegetación mucho más silvestre y salvaje. Allí, obras de artistas como Alexander Calder o Louise Bourgeois se combinan a la perfección con un mar de vegetación que deja al espectador la libertad de crear su propia ruta.