Una de las piezas de la colección Earthwork de Ela Fidalgo, finalista del Festival d’Hyères en su edición del 2018 (foto: Marc Medina). En la otra imagen, la artista autora de la muestra posa en La Bibi Gallery (foto: La Bibi Gallery).


Con 23 años, Fidalgo presentó su primera exposición individual en una galería de Mallorca, era una muestra titulada Trabajo en curso. Y, desde entonces hasta hoy, se ha centrado por completo en su producción artística que incluye pintura, escultura e instalación. En todas sus obras, la presencia de la costura y las telas marca un estilo propio a través de bordados y patchworks. Con ellas también ha obtenido un reconocimiento inmediato. El último, en este 2022, cuando participó con La Bibi Gallery en la feria UVNT (Urvanity Art Fair) y resultó galardonada con el Premio Fundación Nadine, un logro que le llevará a participar de nuevo en la edición del 2023 con una escultura en la que ya está trabajando. “También estaré en varias charlas y debates de Urvanity”, añade.
Con retratos de su propio cuerpo desnudo, Fidalgo comenzó a realizar bocetos deformando la fisonomía de las figuras, hasta crear estas composiciones en las que se centra en la belleza de la imperfección.



La artista no trabaja sola en su taller, sino de la mano de un equipo que le ayuda a producir las piezas. Foto: Ela Fidalgo.
La exposición De ente et essencia, su último proyecto, la creó en un taller donde la mallorquina colabora con un equipo que pretende ir reduciendo para poder enfocarse más en su trabajo personal. La muestra comenzó a trabajarla en abril. “Primero, como en todo proceso, me dediqué a detectar qué tema quería tratar. En mi anterior exposición, titulada Narcisistas contemporáneos, reflexionaba sobre las redes sociales. En esa investigación aparecieron los conceptos de transhumanismo y posthumanismo, dos temas que me generaron muchas preguntas”, cuenta ella recordando el germen de estos últimos meses de trabajo.
Un proceso de investigación total
Antes de enfrentarse al lienzo, la artista suele empaparse de lecturas. Un texto de Tomás de Aquino la dirigió al título de la muestra, De ente et essentia (Sobre el ente y la esencia). “Me pareció curioso utilizar el latín como lengua madre, esqueleto de la nuestra y tan olvidada a la vez. Una metáfora de lo que nos ocurre como núcleo social”, considera.
Para este último trabajo ha pasado además por San Agustín, pero también por el ensayista holandés Rutger Bregman, el filósofo Edmund Husserl, Bacon o el mismo Nietzsche, figuras que le han ayudado a plantearse cuestiones universales. Como complemento ineludible, Fidalgo ha mirado hacia su interior. “Ha sido un aprendizaje pero también una acción terapéutica a la vez que aterradora”, reconoce: “De más pequeña sufrí un trastorno alimenticio, de ahí que tenga episodios de ansiedad y, sobre todo, de dismorfia sobre mi cuerpo”.

Todas las piezas de la exposición están hechas con acrílico bordado en lana y algodón y patchwork sobre lienzo.
Volver al cuerpo vulnerable
“El transhumanismo consiste en mejorar el cuerpo y la mente a través de la tecnología. Algo que hacemos en la medicina o cuando nos sometemos a un injerto. El problema viene cuando nos saltamos la ética. Mientras, el posthumanismo sería, por ejemplo, una conciencia subida a un servidor”, resume la artista para explicar el origen de su investigación: “Mi pregunta con todo esto es: ¿qué es lo que nos hace humanos? ¿Tan solo esa conciencia? ¿Qué es el alma?”. Grandes preguntas que han recorrido la historia de la filosofía y para la que Fidalgo intuye una respuesta: “Para mí, el alma es la manera en la que hacemos las cosas, nuestro gesto. Recapacitar sobre todo esto me devuelve al cuerpo, a la anatomía”.
Bajo tal prisma filosófico, crear sobre el lienzo esos cuerpos que son imperfectos, pero a la vez tan bellos, es su manera particular de interpelar al observador. “Señalándole que lo perfecto se estanca pero lo imperfecto cambia”, concluye: “Porque eso es la creatividad. Si nos obsesionamos con mejorar constantemente nuestro cuerpo modificándolo con tecnología, nos perdemos la realidad”. El cuerpo como templo, el contenedor de todo. El cuerpo imperfecto y también vulnerable. Los cuerpos envejecidos y deformados. Todo ello se convierte en fuerza y emoción. Al final, la de la mallorquina Ela Fidalgo supone a día de hoy una muestra tan crítica como vitalista, aparte de muy necesaria.
¿Quieres descubrir el trabajo de otra artista en Manera Magazine?

Uno de los lienzos visto por detrás, en el que pueden apreciarse las puntadas.
“Normalmente uso parches de tela, pero con el tul he querido crear capas y capas, solaparlas, un poco como ocurre con las cebollas y también con las personas”, resume Fidalgo. El resultado es una gama de color más apagada que en sus trabajos anteriores.


La mallorquina tiene algo más que añadir: “Nuestra bandera tendría que ser la lucha por la imperfección, por las personas que no están sometidas a un control de lo que es perfecto, los que se resisten por una vida real, pese a pasar por momentos de sufrimiento y dolor”.

En la serie que compone De ente et essentia sus personajes (con algunos autorretratos) no son hiperrealistas, ni siquiera realistas. “A veces, mis figuras tienen seis dedos porque se me ha colado uno. Otras, no tienen piernas pero, ¿por qué no? Seguro que hay personas con más o menos miembros. Lo que intento evocar, de alguna manera, es otra clase no perfecta de belleza”, sentencia la artista.
