Arquitectura textil
El Pabellón de Seda es el resultado de un propósito a priori descabellado que se marcó la diseñadora Paloma Cañizares hace ya un tiempo: “Finalmente puedo decir que he conseguido rigidizar un textil para hacer arquitectura después de más de dos años de investigación”, anuncia orgullosa. El oxímoron metafórico que crea la seda con su resistencia y ligereza es lo que la ha llevado a desarrollar la pieza.
“Si se entiende la estructura de la tela como la armadura de un forjado, la rigidizamos y la plegamos, se puede conseguir una superficie autoportante de una esbeltez y ligereza extraordinarias”, explican desde el equipo del festival. El resultado es una obra en forma de estrella que se puede disfrutar tanto desde el exterior como en su interior. En definitiva, un paso adelante en la investigación de nuevas posibilidades de construcción.
Un baño de alegría
Por su lado, PUL es una piscina urbana imaginada por meii estudio, Clara Torregrosa y Gabriel Fco. Millán, donde las ideas preconcebidas no tienen cabida. ¿Quién ha dicho que una piscina tenga que llenarse de agua? La materia que aguanta la estructura en su interior es un conjunto de grandes bolas que invitan a interactuar con ellas de la manera en la que cada uno quiera. El truco está en ser espontáneo y apropiarse libremente del espacio.
El festival dejó en Logroño muchas intervenciones destacables como las de Camille Walala, Studio Ossidiana o Marc Morro. La primera, por ejemplo, diseñó para la Plaza Sin Nombre la Sombra proyectada. Conocida por sus intervenciones a gran escala, Walala plasmó en esta obra una ilusión óptica que parece sacada de una dimensión virtual. El factor de lo inesperado hace que los más curiosos se acerquen y disfruten de las sombras que crea, atraídos por los intensos colores de la pieza.
Concéntrico pone sobre la mesa la reflexión sobre el ámbito urbano con obras que ayudan a interpretar el espacio público de una manera distinta a la que estamos acostumbrados. Un buen ejemplo de esta idea es la intervención de Marc Morro, Pista Central, con la que lleva una pista de tenis al espacio público: un entorno en el que no se suelen encontrar pistas de este tipo. Aunque Logroño ya haya despedido a sus artistas hasta el año que viene, todavía se puede visitar en Madrid una pequeña muestra de lo que ha sido el festival hasta el 22 de mayo.