Óleo Maternidad (1952), albergado hoy en el Museo Reina Sofía. Corresponde a la incipiente época figurativa de la artista.


Bodegón (1950).

Óleo Silencio (1953). Colección Candela Álvarez Soldevilla.
En el año 1957 se integra en el grupo El Paso junto a Luis Feito, Antonio Saura, Manolo Millares, Rafael Canogar, Antonio Suárez o su compañero Pablo Serrano. El recorrido artístico de la alicantina está dotado de gran coherencia y en sus obras se advierte una extraordinaria calidad a pesar de las técnicas mixtas que implicaban la experimentación con nuevos materiales. Es lo que ocurre con su obra más conocida, la serie de trabajos agrupados bajo el epígrafe El Hombre y la Ciudad (1963-1980), en los que se adivina la inspiración de Kafka, el desconsuelo de Bacon o el conceptualismo de Duchamp, que se caracteriza por un fuerte componente tridimensional. Potente y controvertida, la serie conforma una crítica a la conversión del hombre en máquina, la cosificación del individuo y a la paulatina pérdida de identidad. Seres deformes compuestos por cables, bujías y tuercas habitan en receptáculos (las cajas) y hablan del destierro dentro de la sociedad en la que vive.

En su etapa con reminiscencia al dadaísmo, Juana firmó este óleo titulado Tierra de campos (1962) con elementos terrosos y adosados sobre lienzo.
Litografía Hombre y ciudad: dos robot-búho II (1976), en el Museo Reina Sofía.

Su pertenencia a El Paso no hizo que trascendiera como el resto de sus compañeros, pero sí tuvo la ocasión de participar en exposiciones colectivas con ellos como la de Before Picasso; After Miro en el Guggenheim de Nueva York, y también en muestras del Palais des Beaux-Arts de Bruselas y de la Tate Gallery de Londres. La proyección internacional además fue incentivada por el régimen para favorecer la imagen de una España destruida por la guerra. A pesar de ser la cofundadora, Juana y su marido acabarían abandonando El Paso, presionada para que se marchara por culpa de ciertas desavenencias con algunos de los miembros.
En Fondos Submarinos y Cometas, otras dos series suyas producidas durante la década de los ochenta, retoma la abstracción y utiliza colores alegres que representarán el mar en movimiento y el vuelo de las cometas en el aire. Seguirá utilizando esta gama cromática hasta la muerte de su marido, cuando la obra se oscurece de nuevo. El 9 de marzo de 1990, a Juana Francés se la encontraron en la bañera, justo en el momento en que estaba preparando su última exposición que, finalmente, acabó convirtiéndose en la primera muestra póstuma sobre la artista alicantina.

Una de las primeras obras (1980) de la serie Fondo Submarino de la artista.
Juana Francés retratada en su estudio.
