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La Habana de los 90 y sus piscinas deshabitadas aterrizan en Madrid con esta muestra de Rachel Valdés

Fotografía: Cortesía de la artista

Nostalgia y mucha arquitectura histórica se respiran en la primera exposición de esta artista cubana en la capital, abierta ya al público en Galería La Cometa.

Las piscinas, en tanto elementos casi urbanos, subyacen en la intimidad de mis sueños paradójicamente. Se adscriben a mi espectro de obsesiones formales como las pirámides, las paredes, los laberintos, la arquitectura en general, componentes todos de mis recorridos por dentro y por fuera de mí misma”. Así inunda de contenido Rachel Valdés (La Habana, Cuba, 1990) la serie de acuarelas, dibujos digitales, instalaciones y pintura de su primera exposición individual en Madrid, en la Galería La Cometa, hasta el próximo 16 de junio. Es su propio imaginario, su propia experiencia vital la que está plasmada en este proyecto, dejándonos adentrarnos en la Cuba de los años 90. Cuando abundaban las piscinas vacías, abandonadas, casi como una utopía.

La artista comenzó a trabajar la serie Piscinas en 2012 y la desarrolló a partir de 2020. “Los dibujos tienen cierta complejidad. De todas las técnicas de pintura, la más compleja es la acuarela. El proceso en sí es muy lento”, explica Valdés.

La obra de Rachel Valdés forma parte de varias colecciones privadas y públicas. Entre ellas, The Donald Rubin Foundation y The Rockefeller Brothers Foundation, ambas en Nueva York, Pérez Museum en Miami o Fundación Calosa en México. Foto: Anton Goiri (también autor de la imagen de portada).

La artista lo explica. “El lugar que resultó ser la motivación de este proyecto son algunas instalaciones abandonadas, específicamente un centro deportivo donde di mis primeras clases de natación”. Continúa: “Me llamaba mucho la atención cómo aquel lugar casi siempre tenía las piscinas vacías. Aquellos agujeros de forma rectangular me parecían como edificios enterrados, enormes profundidades. Creo que, de alguna manera, estos patrones se quedaron en mi subconsciente hasta el día de hoy. Los veo como una especie de monumentos al olvido”. Así, en la muestra en Madrid, Rachel Valdés nos invita a adentrarnos en lo que ella llama “templos que invitan a la introspección y la contemplación”.

La serie Piscinas es en sí misma una investigación del azul. “Encuentro que es un color muy místico”, detalla la artista.

“Creo que el tema de las piscinas vacías es una constante en la memoria colectiva de muchos cubanos, principalmente en mi generación”, explica ella. Para crear la serie, la artista ha ido conformando diferentes modelos y composiciones de estas piscinas casi utópicas.

Explorando nuevos territorios

En total se trata de 21 piezas, tan intrigantes como inesperadas, incluida una instalación sonora que reproduce el sonido de un aguacero, el cual actúa de elemento inmersivo para crear una experiencia en el espectador. Un formato muy parecido, junto con las pinturas abstractas de gran formato, con las que la artista se dio a conocer a nivel internacional. Aunque en la muestra actual, dice, apuesta por una vuelta al dibujo y la acuarela. Ejemplo de ello fue lo que la cubana considera su primer proyecto relevante, la obra instalativa Happily Ever After, presentada en la Bienal de La Habana en 2012. La última obra suya creada para esta Bienal, Inmersión, fue adquirida e instalada de manera permanente como patrimonio cultural de la ciudad.

Por aquel entonces el discurso de Rachel Valdés ya estaba encaminado y construido por una larga trayectoria que se remonta a su infancia. Pintando desde los 9 años, y formada en la Academia Nacional de Bellas Artes de Cuba San Alejandro, así como en diferentes residencias en Estados Unidos, la artista ha ido desarrollando series que van desde lo figurativo a lo minimalista o geométrico. “He ido transitando diferentes estados de la creación en distintos tiempos de mi vida. Por ejemplo, uno de mis temas recurrentes es el reflejo”, señala. “La realidad objetiva y la subjetiva, esa idea doble se remonta al primer ejercicio que hice en la clase de escultura de primer año de carrera”.

La instalación Cubo Azul se realizó en el marco de la XII Bienal de La Habana en 2015. Desde entonces está ubicada de forma permanente en el Castillo de San Salvador de La Punta.

Otro de los grandes hitos de Rachel Valdés fue el premio otorgado por The Rockefeller Brothers Foundation y The Cuban Art Fund, exhibiendo en 2016 su primera obra de arte público en Nueva York, titulada The Beginning of the End. Durante dos meses se alzó en la plaza de Times Square.

Una vez en el tiempo, óleo sobre lienzo, 2021.

La pieza inmersiva Composición Infinita, presentada en la XII Bienal de La Habana en 2015, desarrollaba un discurso sobre la percepción, la luz y el color.

Arquitectura llena de emociones

Lo mismo pasa con esta serie de piscinas, que comenzó a trabajarla hace más de diez años, profundizando en ella a partir de 2020, momento en el que también se mudó a Madrid, donde se siente como en casa. “Hay una cierta similitud entre las dos ciudades, sobre todo por la arquitectura neoclásica. Madrid es una ciudad muy luminosa y movida, en eso también me recuerda a La Habana”, apunta. La arquitectura es, de hecho, una de sus grandes pasiones, así como el diseño. “Pienso que indiscutiblemente me ha influenciado la obra de arquitectos como Mies van der Rohe o Le Corbusier”.

En el plano pictórico, los grandes referentes de Rachel Valdés se enmarcan en el expresionismo abstracto norteamericano o el suprematismo, con nombres concretos: Barnett Newman, Willen De Kooning y Kazimir Malévich. Movimientos, estilos, trazos y conceptos que también tienen su reflejo en la actual exposición en Madrid. “Lo que yo dibujo semejan pirámides invertidas, restos arqueológicos de edificios y ciudades que alguna vez soñé y hasta exploré en mi niñez. Recuerdo minuciosamente casi todos sus detalles. De alguna manera intento enfatizar en aquella sensación de fascinación y vértigo que me daban esos agujeros deteriorados por el tiempo”, concluye. “Esa metáfora de la no funcionalidad y la ambigüedad, ese surrealismo mágico tropical, estar en una isla rodeada de agua y vivir la ausencia de la misma…”.

Así es la serie de acuarelas Into the Space, realizada en 2016, con la que Rachel Valdés investigaba el universo perceptual.

Piscinas estará hasta mediados de junio en la Galería La Cometa, una de las más reconocidas dentro del panorama artístico en Colombia, actualmente con cuatro sedes en Bogotá, Medellín, Madrid y Miami.

Con la obra Pirámide, Valdés explora la relación con el paisaje y la naturaleza. Su estética minimalista se integra en el movimiento Art Land.