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Latinoamérica, telón de fondo en la Bienal de Lanzarote

Fotografía: Gerson Díaz

Inmigración, mujer y fronteras articulan esta gran muestra de arte de la isla canaria, caracterizada en su onceava edición por un discurso social y humanista que se extiende hasta marzo de 2023.

La isla de Lanzarote celebra su XI Bienal con una programación que se extenderá hasta el próximo mes de marzo, con exposiciones que giran en torno a los flujos migratorios y con una fuerte presencia de Latinoamérica a través de las artistas mexicanas Tania Caniandi y Ximena Labra, el cubano Carlos Martiel y el venezolano Marcos Montiel (a los que se suma el rumano Marius Ionut Scarlat). En esta edición, Adonay Bermúdez, el director artístico, ha dibujado con precisión el hilo conductor. “Cuando me propusieron dirigir la Bienal tuve claro que mi primer punto de partida sería una noticia de un periódico venezolano de 1949 titulada ‘Apresados en Venezuela 160 inmigrantes ilegales canarios’, junto a una fotografía de una embarcación repleta de personas”, explica. “Esa fotografía es clave para poder entender la XI Bienal de Arte de Lanzarote, por eso aparecen discursos o relatos sobre flujos migratorios o memoria histórica, así como la gran presencia de artistas latinoamericanos, porque no se puede explicar Lanzarote sin mencionar a Latinoamérica”, añade Bermúdez.

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Instalación Los ojos bajo la sombra de Tania Candiani en la que se recrean las fotografías tomadas por Dorothea Lang en 1942 en un campo de refugiadas.

Adonay Bermúdez, el director artístico de la XI Bienal de Lanzarote.

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Tras 13 años de trayectoria como comisario y crítico de arte, Bermúdez ha asumido el reto de organizar en tan solo cuatro meses esta edición post pandemia que el Cabildo de Lanzarote decidió lanzar contando con un externo. “Mi mayor satisfacción es la de generar, a través de la exposición, un sarpullido tanto mental como emocional que obligue al público a pensar”, comenta Adonay. Y con ese objetivo se han programado las exposiciones y actividades, invitándonos a una reflexión sobre el propio contexto social de la isla y fenómenos globales como la migración.

Tres exposiciones dignas de observar

La primera exposición individual en España de la artista Tania Candiani (México, 1974), titulada Los ojos bajo la sombra, tiene lugar en el MIAC (Museo Internacional de Arte Contemporáneo). “De ella destacaría las cinco estructuras de grandes dimensiones que inundan la sala compuestas por una red y tiras de lana teñidas con grana cochinilla mexicana en diferentes tonos de rojo, una pieza que dialoga sobre migración, mujer y violencia de las fronteras”, nos comenta Bermúdez. En la creación de las piezas, la artista ha contando con mujeres del archipiélago para emular el trabajo que realizaron las americanas de origen japonés en campos de concentración en 1942. Aquellas tejían enormes redes de camuflaje como trabajo forzado y existen unas fotografías de Dorothea Lang en las que se ha basado la artista para este proyecto.

La instalación de Candiani está abierta hasta el 31 de enero en el MIAC – Castillo de San José. Por otro lado, la performance Mediterráneo de Carlos Martel en el Pabellón de Cuba de la Bienal de Venecia 2022. 

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Paralelismo tropical de la ausencia, una instalación de Marco Montiel-Soto en la Sala Pancho Lasso del MIAC.

También en el MIAC se puede visitar hasta enero el solo project de Carlos Martiel (Cuba, 1989). “Mediterráneo es una bofetada, nos obliga a pensar en todos esos cuerpos negros procedentes de África que no llegan a la costa”, señala Bermúdez. El artista presenta un vídeo de su propia performance. En ella se sumerge en un cubo de agua del Mediterráneo que va llenándose poco a poco, encarnando la experiencia de la migración y visibilizando el racismo más arraigado contra el cuerpo negro.

Paralelismo tropical de la ausencia es la instalación de Marco Montiel-Soto (Venezuela, 1976), “compuesta por una infinitud de objetos procedentes principalmente de Latinoamérica y África que remiten a la religión, la muerte o la esclavitud”, explica el director artístico. Máscaras y maracas negras, flujos migratorios y surrealismo social, simbología y cultura mestiza, sarcófagos y piratas están presentes en esta propuesta comprometida del artista venezolano.

2023 promete lo suyo

Dando el pistoletazo de salida al próximo año se celebra del 4 al 15 de enero, en La Casa Amarilla, la exposición del rumano Marius Ionut Scarlat (Rumanía, 1993), titulada Tres días, ocho días, cuarenta días. El artista parte de sus propias vivencias y se adentra en ritos mortuorios para presentar el hogar, entendido como un espacio físico, emocional y psicológico, que refleja el contexto social y económico. Por otro lado, hasta el 1 de marzo, la artista mexicana Ximena Labra presenta Tlatelolco Public Space Odyssey en el CIC El Almacén. Inspirándose, en parte, en el principio de la visionaria película 2001: Una odisea del espacio (1968) de Stanley Kubrick, la artista diseñó una estrategia para infundirle poderes alucinantes al monumento a las víctimas de Tlatelolco, una masacre en la que cientos de estudiantes fueron asesinados por el ejército mexicano en 1968, mientras se manifestaban.

Dos colectivas, Bienes Ocultos y Arqueología de la revuelta, completan la programación en la que se incluyen también mesas redondas y varias acciones en barrios de la isla. En una tercera fase, que se extenderá hasta mayo, también llegarán a la isla exposiciones de artistas como Mónica Mayer, Jenny Jaramillo o Patty Chang.

Obra de Rigoberto Camacho en la exposición Bienes Ocultos y foto de la serie Tres días, ocho días, cuarenta días, en la que Scarlat explora la relación con la muerte de la cultura rumana.

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Vitrina de la colectiva Arqueología de la revuelta con 22 piedras utilizadas en protestas populares en el mundo, obra de Avelino Sala.