Puede que estas sillas hayan parecido de lo más común hasta ahora, pero en Loewe Chairs eso cambia. Cada artesano ha establecido un diálogo personal con cada una de ellas convirtiéndolas en algo excepcional. “El acto de tejer, contemplado a través de las manos y la visión tradicional de los creadores artesanos, permite la reinvención de un objeto cotidiano, incluso humilde, transformándolo en un artículo único. El tejido se explora como una forma de crear texturas adicionales y de ampliar las formas a protusiones suavemente escultóricas”, cuenta la marca. El proyecto ha dado como resultado una explosión de distintas técnicas, materiales y tejidos que van desde el cuero y la rafia más tradicionales hasta las láminas de mantas térmicas.
Un soporte milenario
El lienzo que han tenido los artesanos han sido treinta sillas Stick (silla de palo). La elección de las sillas no se ha dado simplemente por su sencillez, sino también con el fin de reivindicar un objeto que históricamente se ha considerado ordinario, corriente y común. La silla Stick aparece por primera vez en el siglo X, en lo que hoy se conoce como Gales. “Muy variadas en forma y diseño, lo que tienen en común las Stick es el método de construcción: todas las patas y largueros se fijan al asiento y suelen sujetarse con una cuña”, explica Loewe. De las treinta sillas, veintidós son piezas originales mientras que las ocho restantes han sido elaboradas por un atelier británico especializado en estas piezas.
Técnica artesanal
Además, ocho sillas de telar Lloyd con su propia personalidad completan esta celebración de diseño y artesanía. La empresa belga Vincent Sheppard ha sido la encargada de crear estas últimas sillas, haciendo uso de una técnica que se remonta a los Estados Unidos de la Primera Guerra Mundial. Loewe explica que “en 1917, el empresario Marshall Burns Lloyd inventó una técnica en la que se retorcía papel alrededor de un alambre metálico y posteriormente se tejía a máquina en grandes láminas. Destinado inicialmente a los coches de bebé, el telar Lloyd se aplicó pronto al mobiliario, como material innovador apto para el exterior, mucho más resistente para este ámbito que el ratán. En 1992, Vincent Sheppard adquirió la patente y estableció una fábrica en Cirebon, Indonesia, una zona famosa por su tradición en técnicas de tejido y curvado del ratán”.
En cada una de las sillas contrasta la cotidianeidad del soporte con la extraordinaria intervención de todos los artesanos. Materiales como el “shearling” y el fieltro y colores llenos de vida potencian la capacidad decorativa de unas sillas que, por fin, consiguen el protagonismo que se merecen. Todas las piezas están ya disponibles, y en el evento del Salone se venderán en exclusiva bolsos y artículos de piel inspirados en los materiales y técnicas que embellecen las sillas de Loewe Chairs.