Julio Kowalenko (izda.) y Rodrigo Armas junto a su Credenza, un aparador chapado de abedul báltico de la colección Gardenia que ha dado visibilidad internacional a su estudio, Atelier Caracas. En portada, una imagen de su proyecto New Coherency en el que el dúo construye una nueva arquitectura con objetos del día a día, de juguetes a enseres de limpieza.
“Optamos por jugarlo a nuestro favor. Acá apenas había estudios y mucho menos que fueran jóvenes y experimentales, por no hablar del estancamiento que ha sufrido la arquitectura del país en los últimos treinta años. Todo es complaciente y se busca resolver algo que funcione y sea estéticamente placentero, no ven un más allá”. De ahí que el panorama lo revirtieran en una oportunidad para cuestionar el statu quo, algo evidente en sus proyectos arquitectónicos o de diseño que alternan con soltura: un spa en Caracas que recrea el futuro, al que han bautizado con retranca 2020: A Spa Odyssey, o su colección Gardenia con la que abordan desde la nostalgia el movimiento kitsch que emergió con la inmigración de mediados del XX.
El proyecto más reciente del despacho venezolano consiste en un centro de servicio al cliente de Ferrari en Caracas.
2020: A Spa Odissey, uno de los proyectos estrella de Atelier Caracas. Se trata de un spa urbano en la capital venezolana que simula ser una cabina espacial.
Sarcasmo entre líneas
Españoles, portugueses y, sobre todo, italianos se metieron en la industria local del mueble complicándola con molduras, tornerías y cornisas palladianas. “Comenzaron a hacer piezas bastante ingenuas y de mala calidad que les recordaban a Europa y se reprodujeron en masa”, explican. “Por ende llegaron a todas las casas”. Eran elementos como una mesa de hierro forjado, que en 2020 Atelier Caracas versionó en formato de comedor y de apoyo, dejando ya ver cuál era su intención. “Nos interesa hacer productos high-end de cosas que no necesariamente lo sean y ver qué pasa cuando los colocas al lado de un diseño de Mario Bellini”.
Lo que pasa es que sale a flote la ironía, evidente en Radical Semantics: nueve sillas-emoji para las que han juntado de manera aparentemente incoherente decenas de referencias populares y elitistas, de forma que el asiento de la explosión (inspirada entre otras muchas cosas en el momento en que Alessandro Mendini prendió fuego a su silla Lassu) resulta universal porque todos hemos utilizado ese símbolo en WhatsApp para expresar que algo o alguien lo ha petado.
Su clientela tiene
Esta colección de asientos la diseñaron en 2021 en menos de una semana para la feria Untitled Art de Miami produciendo cada pieza con unos 600 dólares. Pero, ¿quién decide comprar esto para su casa? Kowalenko y Armas describen su target mencionando al propietario de uno de los primeros apartamentos que desarrollaron: “Era un abogado y cónsul de Eslovaquia aquí en Venezuela, de las personas más correctas que hay en el planeta. No solo le encajó nuestro estilo sino que le hicimos la obra más radical que hemos hecho hasta el momento, y quedó fascinadísimo”.