La arquitecta Cristina Grappin y Casa Quieta, conocida por sus piezas hechas a mano, son las que ocuparon parte de la planta alta de la casa de Castañeda con una estancia de gran carácter, ya no solo por la materialidad de sus muros o su dualidad cromática sino por la nueva colección de mobiliario y objetos, Ruina Futura, presentada allí mismo.
Trabajar en el dormitorio
Al lado figuraba Dasein, una propuesta de Raúl de la Cerda y Difane, quienes reimaginaron el dormitorio principal como espacio privado y de trabajo habitual a la vez que invitaban a los asistentes a concederse un momento de reflexión y tranquilidad. Y en una de las recámaras con baño propio, la diseñadora colombiana Laura Panebianco y el estudio Breuer plantearon su propia historia que conjugaba la propuesta de interiorismo inspirada en el mítico austriaco Josef Hoffmann con una estética de nuevo modernista.

Studio Panebianco y Breuer diseñaron y fabricaron los paneles y las persianas de nogal. La pieza central es el escritorio lacado de Delcourt Collection, de Studio 84, así como la alfombra de Mae Engelgeer, de CC Tapis.
Con Dasein, De la Cerda y Difane sugirieron un espacio en Design House México para que allí emerjan las ideas creativas.


En la propuesta de Cristina Grappin y Casa Quieta, dualidad cromática y matérica junto a la colección de piezas de mobiliario Ruina Futura.
El salón de juegos durante la Design House México fue exactamente eso, un salón de juegos a cargo de la interiorista Sofía Aspe en colaboración con Casa Palacio: “La elegancia no es antagónica a la diversión y se logra gracias a una equilibrada mezcla de colores y materiales como el mármol, terrazzo, tapices y duela de madera. El mobiliario en tonos acromáticos refleja serenidad y lujo con las diferentes texturas lisas y bouclé”, comentaba Aspe.
Arte en color
Como siempre ocurre en los proyectos de Sofía, la presencia del arte contemporáneo aporta color, sensaciones y un contraste con los acabados que la veterana interiorista mexicana siempre selecciona para que sean neutros, silenciosos, jamás protagonistas de los ambientes que la mexicana proyecta.

Pradera es el jardín de estilo naturalista que ingenió Fernanda Rionda en Design House México.
La protagonista en la propuesta del estudio H.Fernández y la firma Nuush fue esta tina de Duco Lab que reinterpreta un ofuro japonés.


El jardín de Rionda acumulaba hasta más de 35 especies herbáceas y salvajes.
Afuera, Pradera fue la puesta en escena de la paisajista Fernanda Rionda como una alternativa sostenible a la jardinería tradicional, comúnmente muy intensa en consumo de recursos, poco sostenible y pobre en biodiversidad. Aquí no ocurría eso. En su propuesta para Design House México se enmarcaban tres especies incluida la tagetes patula, también conocida como cempasúchil “clemolito”, originaria del continente americano, y la complementaban rudbeckias, echinaceas, asclepias, pastos y dalias silvestres, entre ellas la Dahlia coccinea.
La última vanguardia
“Mi objetivo siempre es dar a conocer los últimos avances en nuestro proceso de experimentación en plantaciones naturalistas”, comparte la paisajista, asegurando que su intención era visibilizar al máximo el potencial ornamental de estas especies herbáceas. Muchas eran autóctonas, justo como la generación de diseñadores y design dealers que han protagonizado la Design House México más ambiciosa de todas hasta el momento, con más de un 90% del mobiliario creado por perfiles emergentes mexicanos.