Con una fibra vegetal que crece al norte de Argentina, Cristián Mohaded proyectó en 2018 toda una serie de esculturas a las que llamó Torres Flotantes. En portada, el diseñador retratado en 2023. Foto: Mattia Aquila.
Su estudio es, así, un laboratorio de diseño impulsado por la investigación que se enfoca en los materiales (la mayoría autóctonos). Con la tradición artesanal latinoamericana como punto de partida, Cristián Mohaded busca trastocar y redefinir técnicas y procesos de elaboración, explorando la diversidad cultural local y las capacidades productivas del territorio en su obra. Una estantería de madera de ipé brasileña y granito negro boreal proveniente de Córdoba, butacas de cedro y lana del norte de Argentina, sillas de forja con asiento de soguería criolla de cuero y plata, torres de cestería, lámparas de ónix blanco, alfombras que replican las vetas del mineral argentino rodocrosita o mesas que reproducen el patrón del lomo del caimán yacaré… Este es el estilo tan propio del diseñador: 100% made in Argentina.
Ahondando en la raíz
En 2013 comenzó la andadura junto a artesanos de su provincia produciendo lámparas y mesas trenzadas con la fibra Simbol, que crece en el norte de Argentina y que luego ha seguido utilizando para sus Torres Flotantes, composiciones verticales de columnas tejidas con esta fibra vegetal. Tras la experiencia, en 2018 fundó Entrevero Collection, una plataforma que relaciona (o entrevera) estos lenguajes, creando objetos que fusionan técnicas, donde cada artesano cuenta una historia y donde se cruzan los oficios. En 2019 expuso en el Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires su primera muestra en solitario, Territorio Híbrido. “Recorrimos más de siete provincias, visitamos a más de 30 artesanos, un año y medio de trabajo muy lindo y enriquecedor”, recuerda. “Me entusiasma contar la historia de las piezas y de las personas”.
Después de vivir en Milán, tras la pandemia decidió volver a la capital de su país y centrarse en todo esto. “Me dije: ‘este soy yo, me quedó acá’, y es lo que hice”. Así que, a principios de 2022, en Buenos Aires reabrió su estudio con mucha energía para focalizarse en lo suyo, recuperar la historia y las técnicas tradicionales argentinas, con la sensibilidad propia del artista y la mente del diseñador. A estas alturas todavía sigue en ello y, para lograrlo, viaja por todo el país haciendo que diferentes artesanos se conozcan, de norte a sur, vinculando sinergias, técnicas y materiales varios.
Diseño sincero (y bien cargado de contenido)
Influido por el arquitecto Ricardo Blanco y los hermanos Humberto y Fernando Campana, trabaja con madera, cerámica, textiles, metales, piedras, cestería, platería… “Mis formas son muy brutalistas y muy orgánicas y, a la vez, geométricas”, dice. En cuanto a la paleta cromática, prefiere los colores naturales, los tierra, marrones, verdes profundos, azules, ocres y los amarillos “bien intensos”, como él los llama. “Me inspira recorrer ciudades y pueblos, hablar con la gente, una grieta en una pared, el otoño, la primavera. Soy muy permeable”, afirma. “Y lo que me interesa de verdad es lo que existe por detrás de la pieza, cómo se hizo, su alma, que no sea solamente algo bello”. De ahí que sus creaciones estén llenas de naturalidad y honestidad.
A corto plazo
Lo último que Cristián Mohaded ha hecho es Apacheta para la firma italiana Loro Piana, una recreación imaginaria de paisajes de su país. Asientos con textiles de la marca, en los que se han colocado piezas artesanales de madera, como elementos de apoyo o enlace, creando diferentes texturas. De la misma manera, la cerámica del sobre de las mesas se transforma en lagos, salinas, glaciares o mares. Ahora, mientras concede esta entrevista, se encuentra inmerso en su próxima exhibición para septiembre que tendrá lugar en el Museo Emilio Caraffa de Córdoba. “Llevo trabajando un año con dos artesanos del monte de la provincia de Santiago del Estero, una comunidad muy aislada. Quiero que en este proyecto se hable más de ellos y se entiendan sus peculiaridades. Viajo mucho y me interesa poder contar estas cosas, creo que se tienen que conocer”.
El diseñador continúa. “Estos habitantes construyen sus casas y objetos con lo que tienen cerca (madera, adobe, lana), y viven de esa manera. Es algo que muchas veces se pierde, lo propio. En las ciudades todo se mezcla y somos uno más, pero ellos tienen mucha más identidad. Estas colaboraciones son tremendamente ricas para mí. Yo también vengo de un pueblo muy chico y es un trabajo de sinergias. Al mismo tiempo”, sentencia, “presentaré una selección de mis dibujos abstractos. Va a haber barro, espinas, piezas únicas. La muestra se va a llamar Protomorfosis”. Es con lo que este argentino concluye, un poco a sabiendas de ser representante de una vertiente tan comprometida como contemporánea dentro del panorama actual del diseño. Y de uno muy concreto, el latinoamericano, que además últimamente cotiza (por suerte) muy al alza.