Vista de la colección Ibuju creada por el fundador de Fango, Francisco Jaramillo. Él aparece en la imagen sobre uno de los taburetes de esta línea (foto: Juliana Gómez Quijano). En portada, otra vista del banco hecho a mano en formato tubular (foto: Juan Silva).
Efectivamente, después de aterrizar en casa no dejó de lado la cerámica hecha a mano. Jaramillo continuó trabajándola, a la vez que fue conociendo talleres de torneado en madera. El autor lo recuerda: “Me puse a analizar cómo funcionaba y de qué forma se podía llevar al límite el material”. Lo mismo hizo con el vidrio soplado, o con los 10 artesanos de su país con los que actualmente trabaja a distancia, porque el responsable de Fango se ha mudado a Barcelona. Vía email o por videollamada, a ellos les remite los encargos procedentes de Miami, Nueva York, Los Ángeles, otros muchos de Europa (sobre todo, Francia, Bélgica y España), y algunos pedidos de Singapur.
Conquista a conquista
En función del tamaño de la pieza, de 10 a 12 semanas precisan los diseños de la colección de Fango que más repercusión ha tenido. Es el tiempo que hace falta de media para tejerlos al completo, ya que Ibuju, así se llama la línea, está compuesta primordialmente por la fibra natural yarey. “Crece en el Amazonas y la descubrí por casualidad”, reconoce Jaramillo. “Conocí a un nuevo artesano, él la mencionó y luego me di cuenta del gran valor que tenía”. Con tal fibra, el colombiano planteó primero unos taburetes, bancos y una mesa que, de nuevo casualmente, al difundirlos en Instagram llegaron a ojos del brasileño Amauri Aguiar, cofundador de Verso Works, una galería de diseño neoyorquina que cada verano organiza su propia muestra. Y, claro está, en la del pasado junio, todavía abierta al público, las piezas de Fango aparecen incluidas.
En la exposición destacan además obras de diseñadores de todo el mundo. Los jarrones ingeniados en Piamonte por Alissa Coe están, igual que los de la danesa Nina Nørgaard. O los bancos del nigeriano Nifemi Marcus-Bello. Pero la galería estadounidense tampoco es la única que se ha interesado por el estudio. De hecho, que hoy Francisco Jaramillo viva en la capital catalana tiene su por qué. Desde allí le representa la Side Gallery, para la que amplió su colección Ibuju con un sofá, una silla y dos mesitas auxiliares, visitables hoy en una muestra de Casavells, en l’Empordà, a pocos kilómetros de Barcelona. Cinco meses estuvieron trabajando en los cuatro nuevos muebles, a los que también se le suma ahora una mesa enorme. “Es como un círculo que parece una especie de fogata”, dice el colombiano.
La colección Ibuju se ha ampliado para la exposición de este año de la Side Gallery. Foto: Side Gallery.
En el interior de la sede de Side Gallery en Casavells, una de las mesitas auxiliares ideadas ad hoc. Foto: Side Gallery.
La travesía no termina aquí
A estas alturas del año la producción, según puntualiza el responsable del estudio, sigue imparable. Ya no solo porque con Side Gallery está preparando una serie de lanzamientos de cara a la Design Miami de este próximo diciembre, sino porque Jaramillo ha terminado de explorar un nuevo material. En concreto, la fibra fique que se encuentra a las afueras de los bosques y que, por su pelo y composición, es capaz de ponerle freno a un incendio. “Lo que yo he utilizado es su pulpa, que es el deshecho de la fibra”, concluye, “y con ella he forrado una colección de piezas volumétricas que se llama Calor. De nuevo, tal y como he hecho con Ibuju, para poner sobre la mesa la problemática medioambiental que tanto nos urge”.