Durante la Design House Mexico del 2022, el estudio de este mexicano creó el espacio Dasein junto al despacho Difane (foto: Jaime Navarro). En portada, la consola Lätt (foto: Cheli González).
Raúl de la Cerda, retratado en la imagen, se formó en el European Design Labs del IED de Madrid tras graduarse en Diseño Industrial por la Universidad de Anáhuac. Foto: Roxana Vermell.
Aquello ocurrió en 2017 y, a día de hoy, un proyecto así de mentor ha dado sus frutos notables. De hecho, Arte Línea es uno de los motores que ha posicionado el diseño mexicano como referente a nivel mundial. Pero en la trayectoria de Raúl de la Cerda, en paralelo, se han dado otros hitos, como el hecho de haber montado un despacho homónimo que aborda tanto arquitectura e interiorismo como desarrollo de producto y mobiliario. Trabaja con marcas como Difane, OMET y Breuer, las cuales se ocupan de la producción, edición y comercialización de las colecciones. Y, por el camino, ya se han dado piezas icónicas al nivel de la consola y mesa Lätt o la silla Apapchua.
La curva importa
Se podría decir, eso sí, que su juguete consentido por excelencia se llama Barón y Vicario, una marca de diseño conceptual en la que Raúl de la Cerda explora técnicas artesanales de su país. Y aunque él mismo afirma que no le gusta encasillarse en un estilo u estética específica, es aquí donde el creador evidencia una enorme afinidad por las formas envolventes y el diseño orgánico. “Es ese tipo de líneas las que se sienten muy rico. El diseño también se consume y es delicioso ver algo parecido a una Venus prehispánica que era gordita y abrazable, no toda flaca y enclenque. Así es la manera en la que veo el diseño yo”, agrega.
Con el ritmo que le caracteriza, cuando Raúl de la Cerda no se encuentra en un taller explorando materiales pétreos, puede estar inmerso en el Museo de Antropología de México imaginando una nueva colección. También caminando y perdiéndose en alguna ciudad que lo inspire, muy probablemente de su país natal, siempre con su libreta de bocetos en la mano, la mente volando y esa gran sonrisa que lo caracteriza. Tan solo una década después de haber comenzado su propia historia, hoy este mexicano cuenta con un nombre que ya equivale a diseño contemporáneo más que consolidado, por suerte, tanto a escala nacional como internacional.