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Así es la nueva generación de creadores que está revolucionando la artesanía del siglo XXI

Que a la artesanía le quede larga vida por delante (y un discurso refrescante) es algo que puede afirmarse desde el optimismo gracias a estas cinco figuras que, pese a las tecnologías y lo industrial, todavía siguen apostando por el valor del hecho a mano.

Nuestra admiración por la artesanía es tal que en MANERA hemos querido rendirles un humilde homenaje a quienes, nadando a contracorriente, en esta década todavía practican la templanza. Por ejemplo, a todos aquellos que transforman materiales y texturas en piezas de arte, decoración o mobiliario, transmitiendo infinidad de sensaciones utilizando solo sus manos y la creatividad (a raudales) que emana de sus cabezas. Para ello hemos hablado con cinco artistas, de origen y trabajos distintos, pero todos con el halo mágico que solo los artesanos poseen para que nos destripen un poco este oficio tan bonito que están redefiniendo.

Una de las obras de artesanía de la gallega Alba Galocha que pueden verse en su muestra de la galería We Collect. En portada, el trabajo de la artista Luz Moreno Pinart (foto: Martin Argyroglo / Cortesía de la Fondation LAccolade-Institut de France).

Alba Galocha, entre la lógica y la emoción

Siempre he sido una persona muy responsable, ordenada y metódica. He pensado más con la cabeza que con el cuerpo, pese a que mi herramienta de trabajo ha sido el cuerpo como modelo y como actriz”. Lo dice esta artista gallega a raíz de la exposición propia que pueda visitarse en el We Collect, en su sede del Hotel Arts de Barcelona hasta el 29 de abril, y que después llegará al We Collect en la calle madrileña de Conde de Aranda del 5 al 16 de mayo. Con su muestra El cuerpo sabe, la cabeza se resiste, Galocha pone a dialogar su mente con esa parte suya más emocional que ella misma relaciona con el cuerpo. Pero, ¿de dónde le viene a Alba la pasión por la artesanía?

“En mi casa siempre hemos sido creativos. Uno de mis hermanos, Denís, es pintor, y el otro, Artur, diseñador gráfico. Entiendo que el punto clave para mí, además de haber estudiado diseño de moda, fue cuando empecé a hacer talleres de interpretación, momento en el que descubrí la expresión en su máxima potencia. Pasaba tanto tiempo sola y viajando que empecé a dibujar y, después, a llevarme esos dibujos a la tela”, comenta. Hace unos años comenzó a tomar clases de alfarería, y de hecho, en esta exposición hay esculturas de cerámica, pero también de todos los materiales que explora: “Casi siempre tejidos naturales de algodón, barro y escayola”. ¿Y qué hay del futuro? “Estoy terminando piezas para la exposición de Madrid y tengo también un proyecto cinematográfico curioso en cuanto a metodología, ya que somos el director y yo nada más. No hay más equipo”.  

La artista gallega trabajando en su estudio-taller.

Obra Desenmarañar de Alba Galocha.

Iván Ferreras (Maderatree), reflexión en torno a la nobleza de su material predilecto

Lleva largos años trabajando con la madera. “Aunque en serio algo más de un año”, puntualiza él. Desde entonces, Ferreras no ha parado de darle forma a este material al que considera bonito de por sí, con varios encargos en marcha y mucha proyección desde su Valladolid natal. “Mi trabajo lo defino como el arte de hacer murales o cuadros con madera, cortando las piezas de manera geométrica para después darles vida con colores. Todas las piezas las tallo y y lijo una a una para, posteriormente, ser pintadas o teñidas y pegarlas sobre una superficie también de madera”.

El vallisoletano, dice, encuentra la inspiración mientras trabaja desde la artesanía su material insignia. “También en almacenes de madera, tiendas, casas, revistas y todo lo que pase por mi vista”. Recuerda perfectamente la primera revelación que tuvo para sus murales. “Me vino estando en casa de un amigo en Holanda, que tenía algo parecido a un mural de colores. Me gustó tanto que lo hice a mi estilo y perfeccionándolo todo lo que pude. Y, desde entonces, cada trabajo lo voy evolucionando, haciéndolo diferente y más difícil solo porque me gusta. Es como un desarrollo personal”.

En la pared, uno de los trabajos en madera que desarrolla este vallisoletano.

Desde la artesanía, Iván Ferreras plantea piezas que ganan en matices a medida que el espectador se acerca a ellas.

El artista español retratado con otra obra suya.

Gaia Schillaci, una Sicilia textil

Desde la simple curiosidad hasta el oficio de la artesanía han pasado nueve años. Pero esta italiana, que se define como artesana textil, comenta que siempre ha tenido latente la necesidad de expresar y crear a través de las manos. “Mi infancia se ha desarrollado en un contexto rural, la Sicilia rodeada de campos dorados y paisajes secos, donde las mujeres de la familia realizaban artesanalmente manteles de verano o jerséis invernales”. Su trabajo textil se divide en dos grupos. Por un lado, los tradicionales diseños como los tapices de alto lizo y los paneles de macramé, brindándoles una estética contemporánea. Y, por otro, Schillaci ha decidido combinar una serie de obras textiles reinterpretadas no solo en su estética, también a través de la creación de nuevos productos.

De normal suele utilizar linos, algodones, lanas, maderas y tejidos naturales. “Mi producción se centra en el concepto de la tierra y en el contacto con la naturaleza, que nos regala paz y armonía. Trazar, explorar e investigar caminos con cuerdas e hilos me permite pausar el tiempo y sentir el material. Aceptar ese proceso transforma la pieza final en una obra única valiosa y que, instalada en el lugar correcto, proyecta la belleza y la calma que ha respirado durante su creación”, apunta Schillaci, mencionando que acaba de entrar en una asociación de creación textil que reconoce a nivel nacional los artesanos/artistas. “Sin duda ha sido uno de los logros de este maravilloso oficio”.

La artista Gaia Schillaci trabajando en el telar de su propio taller.

Una de las piezas de artesanía que confecciona esta italiana.

Pese a estructurarse con técnicas ancestrales, la obra de Schillaci es capaz de encajar en cualquier estancia contemporánea.

Luz Moreno Pinart, el oficio de entrelazar

Estudió escenografía y diseño textil en París y Finlandia. En la capital francesa va a exponer ahora una muestra titulada Symbiosium, cosmogonies spéculatives, en la fundación Fiminco, y en breves se va a presentar en el museo Noguchi de Nueva York su obra El Retiro, finalista del premio de artesanía de la Fundación Loewe. ¿Su premisa? “Los materiales orgánicos me interesan mucho desde siempre. Poder jugar con ellos, torcerlos, trenzarlos, plegarlos…”. Diciendo tal cosa no es de extrañar que esta madrileña se trate de una artista observadora, alguien que entiende las formas como una parte fundamental de su trabajo. 

Ella misma lo afirma. “Me gusta imaginarme como una creadora de formas, que es lo que hago a base de entrelazar materiales flexibles y que pesan poco. Suelo viajar mucho y me gusta poder llevármelos”. También habla de su modus operandi en la artesanía. “En mi proceso creativo suelo empezar investigando una planta y de ahí voy entrevistando a personas, ya sean botanistas o científicos. Luego voy analizando la anatomía de la planta, sus colores y formas para ir creando a partir de esas búsquedas. Porque la inspiración para mí son la vida y la naturaleza, las flores y su anatomía. Los momentos vividos y entrelazados”, concluye.

El trabajo de artesanía de Luz Moreno Pinart, de cerca, puede considerarse casi un auténtico ejercicio de anatomía vegetal. Foto: Martin Argyroglo (cortesía de la Fondation LAccolade-Institut de France).

Retrato de la artista en pleno proceso creativo. Foto: Martin Argyroglo (cortesía de la Fondation LAccolade-Institut de France).

Allo! Studio, texturas tridimensionales

“El nuestro es un proceso muy consciente. Las bases cementosas y de yesos son una elección recurrente, pues permiten moldear y crear grandes volúmenes. Pero no solo se trata de la estética. También hay una conexión con la naturaleza en la elección de materiales orgánicos y, en ocasiones, desperdicios que se convierten en nuevas formas de arte”. Quien habla es Neko, un gallego centrado en diseño, estilismo de interiores y dirección de arte que, junto a su amigo ingeniero José Luis, originario de León, los dos han creado en el Maresme su propio estudio-taller, Allo! se llama, en el que ambos desarrollan sus ideas para plasmarlas de manera única, con una fuerte predilección por lo abstracto. 

Su objetivo es crear diferentes obras que transmitan y conecten a través de la experiencia visual. “En ellas se exploran constantemente las formas, materiales, texturas y colores para descubrir nuevas técnicas de expresión y comunicación con el espectador”, informa Neko. A él, vivir de pequeño cerca de una cantera donde los artesanos trabajaban la piedra le influyó claramente, lo que unido a su inquietud por pintar e incluso hacer alguna pequeña incursión en el grafiti, le llevó a explorar el arte urbano. Hoy, Allo! Studio está trabajando en su próxima propuesta para el Loewe Craft Prize, así como en la presentación oficial de su serie de esculturas The Shells.

Así son las texturas que alcanzan muchas de las obras en gran formato de este estudio español.

Neko y José Luis, de Allo! Studio, en su espacio que abrieron en el Maresme donde además de trabajar también exponen sus piezas de artesanía.