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Salón Cosa, una mini feria mexicana que comparte arte y diseño joven de tú a tú

Ante los pabellones con una sucesión infinita e impersonal de galerías, la iniciativa apuesta por una muestra muy resumida de piezas hechas en México que no aparecen en las ferias convencionales del país. Centros comerciales, viejos edificios modernistas o jardines de arquitectos estrella son los escenarios en los que esta plataforma ya ha exhibido lo suyo.

El ser pequeño o trabajar en una escala de talla XS tiene sus ventajas con respecto a los más grandes, especialmente ante un imprevisto como el de la pandemia que hizo que las enormes ferias de arte y diseño se vieran obligadas a cancelar sus ediciones en todo el mundo. Les pasó también a las principales de México en 2021, a la de Zona Maco y la Material Fair ambas en la capital: ninguna de ellas era capaz de gestionar su envergadura con el panorama que reinaba, lo cual le vino estupendo a una diminuta plataforma que había nacido, bajo el nombre de Salón Cosa, y que sí pudo organizar su estreno nada más ni nada menos que en el taller-jardín 17 de Casa Barragán. Donde el arquitecto solía trabajar y darse un respiro, durante abril del pasado año más de 50 diseñadores y artistas mostraron al público casi un centenar de piezas, la mayoría inéditas, únicas o de edición limitada.

“Sabíamos lo que nos gustaba de las grandes ferias y lo que no, así que creamos un espacio que tuviera lo primero sin lo segundo”. Quien dice esto por videollamada es Mario Ballesteros, el responsable de Salón Cosa junto a Daniela Elbahara. Ella fue una de las fundadoras precisamente de la Material Fair y él, además de comisariar el Abierto Mexicano de Diseño en 2019, había trabajado como editor jefe de la edición nacional de la revista Domus y como director de un archivo privado que, con más de 5.000 objetos de diseño industrial, suplía la falta en el país de un museo especializado en el sector. “O sea, que los dos somos unos viejos lobos de mar”, ríe Ballesteros: “Pero teníamos ganas de hacer las cosas distintas, plantear un espacio íntimo que se sintiera más como una reunión o un salón, y no tanto como esos pabellones llenos de pasillos con luz blanca”.

Chaise longue diseñada por Roberto Michelsen, fundador de la firma Jardín, para la primera edición de Salón Cosa. Foto: Pia Riverola.

Retrato de Mario Ballesteros y Daniela Elbahara, al mando del proyecto. Foto: Salón Cosa.

Otra de sus ambiciones con Salón Cosa era romper con las divisiones categóricas entre disciplinas, y eso se vio en el jardín de Barragán donde no quedaba del todo claro cuáles eran las fronteras. Había artistas haciendo piezas funcionales (desde Milena Muzquiz y Lupe Quesada a Luis Úrculo o José León Cerrillo), diseñadores industriales presentando objetos que no tenían una función específica (Emma Boomkamp, Fernando Laposse y la firma Mestiz encabezaban el grupo), o diseñadores de moda cuya propuesta eran muebles. Ballesteros cuenta que de ahí surgió un algo, porque no sabe cómo describirlo, que no se había visto hasta el momento en la escena contemporánea del país. Ni en Ciudad de México, ni el resto de regiones a las que esta plataforma ha empezado a acercarse.

Silla de Moisés Hernández y obras de Andrés Souto Vilaros en el taller de Barragán. Foto: Pia Riverola.

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En el jardín 17 del arquitecto mexicano se instaló el sofá Fidencio de Andrés Lhima. Foto: Pia Riverola.

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Muebles en madera de Andrés Gutiérrez, lámpara de Andrés Souto, jarrones de Fabien Cappello y alfombra de Doble Trama en el interior de la primera edición de Salón Cosa. Foto: Pia Riverola.

A Guadalajara viajaron para su segunda edición en otoño de 2021, ocupando la novena planta de un hotel recién inaugurado dentro del edificio Rosales que en 1967 levantó el arquitecto local Julio de la Peña Lomelín, una de las joyas modernistas de la ciudad. Pero Salón Cosa no solo ha decidido desplazarse a lo largo del país, también ha ido dejando poco a poco las ubicaciones emblemáticas para acercarse a sitios comunes del día a día. Como a un bar-cantina de más de 100 años de historia, que es donde expusieron en febrero de este año, o el nuevo centro comercial Distrito Armida con el que cuenta la ciudad de Monterrey, escenario de la edición del pasado octubre, la más grande hasta la fecha. “Dudo que volvamos a hacer algo así, más que nada por nuestra salud”, dice Ballesteros riéndose.

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En la edición de Guadalajara, Salón Cosa presentó los objetos y espejos de Alejandro García Contreras. Foto: Manuel Zúñiga.

Cerámica a mano de la marca Popdots para la segunda edición. Foto: Manuel Zúñiga.

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Colgadores-esculturas de Leo Marz. Foto: Manuel Zúñiga.

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La tercera edición de Salón Cosa tuvo lugar en una cantina de Ciudad de México. Foto: Salón Cosa.

Al escoger el bar, los fundadores de las plataformas pretendían acercarse a escenarios del día a día. Foto: Salón Cosa.

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Según él, lo de Monterrey no es casual: “Es una de las ciudades industriales más potentes de México, tiene una tradición enorme en producción de acero y vidrio, y también en mobiliario clásico, que es como de vieja escuela pero con filo”. En paralelo a la exposición de 19 artistas y diseñadores, allí montaron una serie de tiendecitas pop-up con marcas locales y shows de diseño de la ciudad, de la talla de la muestra Pan y fierro que firmaron Los Patrones en una panadería para establecer comparativas entre ese oficio y el de una fábrica de mobiliario de acero como la suya.

Reconocen los fundadores que, de Salón Cosa, lo más valioso está siendo el sentido de comunidad. “De repente, te topas con alguien que pensabas que no tenía ninguna relación con lo que tú haces pero está hablando de lo mismo desde otra perspectiva”, considera Ballesteros: “Se empiezan a ver ya cruces, han salido colaboraciones, hay diseñadores que han abierto una nueva rama de producción creativa, e incluso han proliferado eventos al margen de Salón Cosa con un carácter más de guerrilla”. Y no les preocupa, porque el foco lo tienen puesto en el siguiente nivel. Ahora que ya han abierto un espacio para que ocurran cosas, ahora que ya se les conoce y muchos quieren exponer en su plataforma, lo que buscan es que el diseño en México esté a la altura de su gastronomía o del cine, en palabras de él: “Todavía hay un desprecio a lo que está hecho aquí, sentimos que lo nuestro es de menor calidad que lo que se importa de otras partes. Pero es cuestión de tiempo… y de trabajar para hacer algo más que un evento increíble”.

Obra firmada por el diseñador de moda Victor Barragán en Salón Cosa 01. Foto: Pia Riverola.

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Esculturas en la fuente del arquitecto mexicano, durante la primera edición de Salón Cosa, a cargo de Milena Muzquiz. Foto: Pia Riverola.

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Banco y butacas Male Fantasies de José León (@jxlx) en el jardín de Barragán. Foto: Pia Riverola.

Entrada a la cantina de Salón Cosa con las obras de Victor Barragán. Foto: Salón Cosa.

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