
La cocina de este apartamento en Bogotá recrea un bistró francés y, como tal, adopta una estética casi art déco.
Vista de la cocina desde el comedor, separado por una cristalera de hierro forjado.


Las obras de arte en el piso ocupan todas y cada una de sus estancias.
El interiorista comparte más detalles de la cocina. “Con este espacio logré tener mucha información en el mismo ambiente sin que chocaran unos elementos con otros. Es decir, se ha logrado que todo fuera en una misma dirección”. De hecho, gracias a la barra que divide la cocina del comedor y, especialmente, a la estufa de La Cornue, importada exclusivamente para el proyecto, en este espacio da la sensación de estar en un bistró francés. Pero, si bien el país galo está presente dentro de la propuesta de diseño de Camilo, es Italia la que viaja hasta Bogotá para llevarse el protagonismo absoluto en el apartamento.

Así es el luminoso comedor de esta casa en el centro de Bogotá.
Perspectiva del comedor desde dentro de la cocina, en la que se aprecia la variedad de revestimientos aplicados por el interiorista.

Italia gana la batalla
Sighinolfi, según reconoce, es un fiel visitante del Salone del Mobile en Milán. Un gran fan del diseño Made in Italy. Cosa que puede verse en el interior del piso y en detalles como, por ejemplo, el mosaico en mármol pulido de Devon&Devon que sobresale en la cocina. El recubrimiento en mármol Calacatta que se destaca como una pieza decorativa en una de las salas y que, además, cubre la escalera que conecta la zona privada con el área social. O el mobiliario que hay a lo largo del apartamento, que obviamente no son diseños de Bogotá sino puramente italianos.
Sobre una gama de berenjenas, violetas, grises y dorados, el espacio logra una composición armónica gracias a la elección de piezas de Poliform y Fendi Casa. A su vez hay de B&B Italia y Gallotti&Radice, entre otras marcas. Finalmente, y aterrizando en el país que le dio origen al proyecto, las obras de reconocidos artistas colombianos, como Miler Lagos, Adriana Duque, Sair García, José Horacio Martínez y Nadín Ospina, comparten suelos y paredes con artistas extranjeros, todo bajo la conducción de Sighinolfi.

Las obras de arte llegan incluso a la segunda planta, revestida (de nuevo) con molduras y suelos de mármol Calacatta.
Junto a la escalera, una de las divertidas esculturas de Nadín Ospina.


Las obras de Ospina saludan a todo aquel que suba o baje las escaleras retroiluminadas.
Uno de los cuartos de baño, en el que se contrapone la frialdad del mármol en suelos y paredes con la calidez de la madera a lo largo del techo.
