
Detalles del salón-comedor, la estancia común que también puede verse en la imagen de portada.
Retrato de Oscar Lucien Ono, artífice de esta reforma en la capital francesa.


En el salón destaca una pantera sobre el piano, junto a una butaca obra de Maison Numéro 20.
El objetivo del proyecto era alcanzar una decoración contemporánea, sofisticada y elegante que, a lo largo de 160 m2, jugara con los códigos del Haussmann clásico y con un cierto espíritu neo art déco. Algo que ya se percibe desde la misma entrada, a través de un juego de formas geométricas y mucho contraste entre el mármol blanco y negro existente en los suelos. De hecho, la línea negra “marca las distintas estancias, como un hilo que anima el espacio y que se puede encontrar en los detalles de las cortinas, los cojines, las alfombras del dormitorio y los suelos”, explica Lucien.
Minuciosidad total
De acuerdo al autor, los materiales se escogieron preciosos y atemporales. Adentro del piso no se ha escatimado en ébano de Macassar, alabastro, bronce, latón, terciopelo de seda, cuero, metal forjado. Y hasta en un juego de espejos que refuerza la presencia imponente del apartamento, bien cargado de tonos grises, beiges y blancos con los que se vinculan y conectan las estancias. Pero si hay un elemento que le confiera personalidad al interior, ese es sin duda la gran vidriera con motivos geométricos a modo de cuadro gráfico, con un brillante latón, que separa el comedor de la cocina. No es un detalle baladí. El espíritu gráfico de este muro de cristal marca la pauta para la decoración integral del apartamento.

Así es la gran vidriera que preside el apartamento de Oscar Lucien Ono.

Al otro lado de la vidriera se despliega la cocina del piso.
Los colores que engloba la vidriera (negros, blancos y dorados) aparecen aplicados a lo largo del proyecto en distintas soluciones.

Reliquias aquí y allá
Negros, blancos, dorados y transparencias, el diálogo entre espacios resulta perfecto. Como un lienzo de cristal, el negro que delimita y el dorado de los dibujos consiguen que el piso de Oscar Lucien Ono parezca un cuadro que juega a confundir a quien lo mira. Incluso, consiguiendo un efecto espejo sin buscarlo a propósito. También el mobiliario participa de estos efectos geométricos otorgando plasticidad y profundidad. Hay muchas piezas esculturales que definen espacios. Empezando por la mesa trípode diseñada por Maison Numéro 20 en mármol Sahara y latón. O las sillas de metal forjado de Pouenat. O los sillones de mimbre a cargo de Atelier 55, cuya redondez y respaldo alto recuerdan a los motivos del techo de cristal.
Sobre la mesa, una lámpara con detalles de latón parece levitar e iluminar la habitación. Una mesa diseñada por Hélène Paoli, así como un sillón con pátina de bronce y un asiento blanco de François Champsaur, completan el conjunto. O mejor dicho, una propuesta en la que todo parece convivir en armonía. Las alfombras se hacen eco de las pinturas de la artista Cecile Gauneau, todas en tonos dorados. Mientras que los espejos, omnipresentes en el apartamento, se pueden encontrar tanto en las paredes como en los marcos y librerías diseñadas como armarios preciosos. Pero también en la mesa de centro de Florence Girette en pintura de vidrio, que es como un espejo en el centro de la sala de estar.

Otro detalle de la estancia del comedor diseñada por Oscar Lucien Ono.
La entrada a este piso ya anticipa cuál es su concepto, fundamentado en gran parte por el contraste de materiales y tonalidades.


Perspectiva de la zona del salón.
Ecos al pasado (muy contenidos)
Las referencias al art déco, por otro lado, están muy presentes tanto en las lámparas de mármol del arquitecto Pierre Chareau como en el taburete de ébano de Macassar. Tampoco fallan los guiños en la pantalla que se despliega en tonos dorados y negros, la cual refleja el cristal por sus patrones gráficos y sus colores muy años 30. Otra de las constantes está en las referencias animales, presentes en las obras de la galería Cyril Guernieri. Como una escultura de un pájaro de bronce de Marc Vellay. U otra de una gacela de cobre patinado de Francisco Moretti.
Especial atención se lleva la pantera sobre el piano, que recuerda a la refinada decoración del período de entreguerras. Al igual que la silla rizada blanca diseñada por Maison Numéro 20, un homenaje al espíritu de las creaciones de Pierre Paulin. Finalmente, una enorme escultura de yeso creada por Philippe Valentin aporta un toque caprichoso al estilo Cocteau a este apartamento de Oscar Lucien Ono. Con un resultado sofisticado, sobrio, terriblemente elegante y con cierta teatralidad en sus acabados, el piso parisino encuentra en ese estilo geométrico y lineal el efecto deseado. Y sin perder ni ápice de funcionalidad y calidez.

En este espacio privado, el interiorista ha aplicado un contrapunto en verde oliva, marrones y colores terrosos.
Dormitorio de matrimonio con cabecero a medida adornado con rombos y motivos de cuero. Un material también presente en las telas de Métaphores que revisten el resto de la habitación.


Con el uso de espejos, Oscar Lucien Ono también ha logrado en este apartamento potenciar la sensación visual de amplitud espacial.