
Entrada al rancho republicano que el artista peruano ha rescatado con la ayuda de los arquitectos Román Bauer.
Aldo Chaparro en su casa-galería en Lima, Perú. Foto: Carlos Baeza.

Él mismo lo cuenta. “Este estudio empezó en una bella casa chorrillana a dos calles del espacio actual, que es por lo que me enamoré de la zona”. Se trata de un antiguo pueblo de pescadores al lado de la bahía de Lima, llamado San Pedro de los Chorrillos, un área que pese a ser un poco inhóspita en los últimos años se ha convertido en ese sitio al que los artistas se mudan a vivir y trabajar. Igual que Chaparro, quien adquirió una vivienda en una de las calles del malecón cuya reforma la han firmado hace poco los arquitectos Román Bauer.
Durante el proceso de rehabilitación, en el despacho con sede en la capital peruana se percataron de que la vivienda había perdido el segundo piso durante el gran incendio de Chorrillos ocasionado por el ejército chileno en la Guerra del Pacífico entre 1879 y 1884. La de Aldo Chaparro fue una de las pocas casas que sobrevivieron al incendio, de ahí que hoy se considere de alto valor patrimonial.
Un concepto holístico
Tal y como desgrana el artista, la obra general ha consistido en adecuar la estructura original hecha de madera y adobe a las necesidades de Aldo. Con un taller principalmente orientado a trabajar la madera, y un espacio para el almacenaje y exhibición de sus piezas en acero inoxidable. Así como una galería de usos múltiples. Y finalmente una zona habitacional con recámara, baño, terraza, jardín y cocina, que viene con un diseño a cargo de su dueño.
“Creo que, si no fuera artista, sin duda sería diseñador de interiores”, revela. Y se le daría estupendamente bien. Porque adentro, con la máxima armonía, conviven souvenirs y textiles traídos de viajes por todo el mundo. Figura además mobiliario vintage a raudales, mucho color, grandes artesanías, cachivaches y curiosidades varias, todo combinado con altas dosis de arte que dan vida a la parte más privada de la vivienda.

En el dormitorio de Aldo Chaparro se observan muchas de las piezas vintage y curiosidades que ha ido acumulando con el tiempo. Lo mismo que con los textiles. “Tengo una colección de todo el mundo”, reconoce el artista. “Fue algo que empezó como un asunto práctico porque era fácil de traer de mis viajes, y que con los años se ha convertido en una verdadera adicción”.
La cocina, aunque de reducidas dimensiones, tiene alma propia gracias a la vegetación, el uso de colores cálidos y la entrada de luz natural.


Otra perspectiva del dormitorio de Aldo Chaparro, acompañado por un mini despacho.
Legado infinito
“La otra parte de la casa donde paso mucho tiempo es la pequeña terraza del patio interior”, prosigue Aldo Chaparro. “Tiene un pequeño techo cubierto de una enredadera de jazmín y helechos colgantes”. Como en todos los estudios suyos, el diseño del jardín aquí también ha sido vital. Para resolverlo invitó a un amigo muy querido suyo, el paisajista peruano Raúl Arrospide, encargado de plantear un oasis natural y frondoso en el corazón de la parcela. Lo ha hecho integrando plantas y flores locales, incluso de la selva, a la vez que dos estanques para flores de agua. ¿Y qué hay de la parte del estudio dedicada puramente al trabajo? “Aquí tenemos una carpintería que siempre está en plena actividad”, informa.

Las plantas y flores ocupan los interiores de la vivienda de Aldo Chaparro, incluso en estancias como la del baño.
En la terraza, el artista descansa y lee bajo la sombra que brinda la vegetación selvática local.


El estudio de Aldo Chaparro se centra en la madera debido a la calidad del material que abunda en la zona. Aunque, a la vez, aquí se realiza toda obra que lleve hoja de oro, puesto que la persona especializada en ello radica en Lima.
Pero no solo eso. En paralelo a la producción y exhibición de su propio trabajo, en esta casa-galería se expone a la vez la obra de diferentes artistas peruanos, jóvenes y consolidados, en proyectos comisariados por el equipo de Aldo Chaparro. Tal iniciativa, bajo el título Aparador Lima, se integra en una iniciativa en la que el artista muestra en todos sus estudios y despachos las figuras que más le atraen. “Nuestro objetivo es conectar con las ciudades en las que operamos a un nivel más profundo. Buscamos jugar un rol integral en la actividad cultural de cada sitio”, concluye el peruano, subrayando que Aparador Lima también es sede del proyecto educativo Trabajo de Base. En resumen, un proyecto que utiliza el dibujo como herramienta de reflexión, creado y diseñado por los artistas Gilda Mantilla y Raymond Chaves.

Los tótems, expuestos en la galería de la vivienda, son de las obras más destacadas de Aldo Chaparro. Para él suponen una progresión de la geometría.
Entre el estudio y la galería destaca el espacio dedicado al almacenamiento de piezas y materiales de trabajo del artista.


Un resumen de las piezas que Aldo Chaparro exhibe en su rancho recuperado.