Un enclave icónico
Ubicado en un edificio de gran valor histórico y arquitectónico, el trabajo de Jaime Hayón hace del hotel un lugar único en la ciudad. La obra se bate entre el surrealismo lúdico y el lujo consciente, y el huésped recién llegado se adentra en un universo de magia y color que podría pertenecer a la imaginación del pintor René Magritte. El madrileño ha dejado su marca en todos los rincones del Art’otel, desde las suites hasta el restaurante, inspirado en la historia y el patrimonio de la central eléctrica que lo acoge.
La primera impresión
“Hacer el check-in es lo más aburrido que hay”, sostiene el interiorista. Por eso, en el vestíbulo da la bienvenida a los clientes The Dreamer, una escultura juguetona y de un amarillo vibrante que avisa lo que les aguarda: la experiencia a partir de ahí va a ser, como ella, inesperada. Ante un acogedor revestimiento de madera que cubre casi toda la pared, el mostrador de facturación lacado en verde azulado revela la mano de Hayón con ese diseño curvo tan característico de su obra.
Quizás lo más llamativo del vestíbulo sea el encantador gabinete de curiosidades que lo preside, lleno de elementos seleccionados por el artista y compuesto por piezas como jarrones, cerámica u objetos de vidrio. Además, varios cuadros de KlunderBie visten las paredes con guiños a la cultura e historia británica. “Para mí, es una manera de dar un poco de amor a los huéspedes que llegan al hotel”, comenta el interiorista.
Curva y color
En las habitaciones, el mobiliario y las obras de arte de Hayón componen espacios alegres y vanguardistas, en llamativos tonos pastel que no buscan más que alejarse de la seriedad y sobriedad. Asimismo, la curva y los círculos están presentes en todo el proyecto, desde las puertas de los armarios hasta los reposabrazos de las butacas pasando por las mesillas de noche. Cada rincón del complejo, por mínimo que sea, comparte una curva que es un actor más en la diversión del diseñador.
Finalmente, como última parada, en el restaurante del hotel Tozi Grand Cafe sigue el entretenimiento. El espacio circular es también la galería de arte de este edificio, la cual cuenta con unos preciosos tapices diseñados por el mismo Hayón que se hicieron a medida en los Países Bajos. Aquí los tonos se oscurecen y el ambiente pasa a transmitir más elegancia y exquisitez, bajo la atenta mirada de una escultura colgante que recuerda que el hotel, ante todo, es justo eso, una pieza de arte viva.