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Fotografía: Daniel Schäfer
Interiorismo: Quiet Studios

En lo alto de una torre de Lisboa se erige este insólito ático del XVIII, obra de Quiet Studios

Daniela Franceschini ha transformado una vivienda de la capital portuguesa en un refugio muy actual, repleto de diseño y obras de arte de gran tonelaje que compiten con las vistas 360 grados. Costará dar con otro apartamento igual en la ciudad.

Entre la Praça das Flores y la del Príncipe Real, en Lisboa, este apartamento de 150 metros (sin incluir la espectacular terraza en el tejado ni sus numerosos balcones) está en un edificio señorial del siglo XVIII que perteneció a una antigua familia brasileña dedicada a la importación. Aunque es un añadido creado ex profeso hace algunos años, “aún se puede ver desde el balcón la cerámica del XIX de la mítica empresa portuguesa Viùva Lamego”, explica la interiorista Daniela Franceschini, fundadora de Quiet Studios. Este nada convencional hogar es el refugio de un hombre que viaja mucho pero al que le gusta, sin embargo, recibir gente a todas horas.

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Vista de la torre. Mural de Elvira Solana, sofá y cortinas de Quiet Studios, cojines de Flores Textil Studio y lámpara de Contain Studio. En portada, el salón abierto al comedor y la cocina con sofá de Ferm Living, manta y alfombra de Nanimarquina, butaca de Collector Group, lámpara de Barracuda Edition, mesita de Faina con jarra de cerámica de Further y puf a medida.

Así es el edificio del XVIII, con cerámica de Viùva Lamego, en el que se esconde el ático rehabilitado por Daniela Franceschini.

La mesa-escultura Pico de Mircea Anghel del comedor necesitó siete vigas extra para sostener sus 800 kilos. Sillas Violin de GamFratesi para Gubi y lámpara de Lambert & Fils.

“El cliente me encargó encontrarle una vivienda porque quería mudarse definitivamente a Lisboa. Le propuse este ático con una torre desde la que se ve toda la ciudad y el río Tajo, que tiene algo de mágico”. Como la interiorista española (de padre sueco y abuelo italiano) lo descubrió antes de que se terminase su construcción, pudo redefinir los materiales y elegir suelos y acabados en consonancia con lo que buscaba. “Lo mejor es su luz tan especial al atardecer cuando el sol se pone en la Basílica da Estrela, después de colorear de naranja y rosa los tejados lisboetas. Es como una postal que se disfruta desde el salón, el balcón, la terraza y la cocina”, relata.

Lo nunca antes visto

La distribución es también única y abarca dos dormitorios abuhardillados con sus baños, comedor, salón abierto a la cocina, un gran balcón, otros cuatro más pequeños y el área lounge de la torre. “Los muebles los escogí de manera muy orgánica, casi al azar”, continúa la responsable de Quiet Studios. Entre ellos se cuela la lámpara Nizwa de Barracuda Interiors (“mi favorita sin duda”) junto con estanterías de roble y muebles diseñados por Daniela para este proyecto. Los textiles son una mezcla de mantas y alfombras de Ilse Crawford para Nanimarquina con otras de Libeco.

La cocina, separada del salón por la escalera, fue diseñada en madera por Quiet Studios.

En los estantes, cerámica comprada en Berlín, boles de Further y apliques de Contain Studio. A la izda., tiesto de cerámica de Marta Raimundo.

La terraza junto a la torre dispone de banco y cojines de Quiet Studios, taburetes de Sika-Design, mesita de bambú de TineK Home y alfombra outdoor de Barracuda Interiors.

Uno de los dormitorios acompañado por escritorio Lucas de Sika-Design con lámpara de HK Living, sillas Memento de Wdstck y de madera y ratán de los 50, espejo de Bolia y, en la pared, cara de Barracuda Interiors.

El color de las paredes, todas a la cal, es, según la española, ginseng. “La paleta tiene mucho que ver con el recorrido de la luz natural, es cálida y acogedora en las zonas comunes, donde el sol entra al atardecer. En cambio, en los dormitorios la luz es madrugadora y por eso tiene un matiz más tenue, aunque apenas se percibe. La razón es que yo quería sentir las habitaciones ligeras a cualquier hora”, sigue. Los materiales son sin embargo contundentes: piedra en los baños y madera de roble y nogal en el resto de las habitaciones.

Dormitorio principal con cama de Hästens y puf, cabecero y lámpara diseño de Quiet Studios.

Rincón de trabajo junto al salón, con escritorio y estanterías de Quiet Studios con cerámicas del XVIII de anticuario y lamparita de Menu, silla Moca de nogal de Collector Group y aplique de pared de Wo&Wé.

Baño con lavabo de piedra y nogal, espejo y estantería, todo de Quiet Studios.

Interior de una de las habitaciones de invitados.

Otra perspectiva del dormitorio de invitados, acompañado por la madera de roble y nogal que más triunfa a lo largo del ático.

Una gran locura déco

Viendo la reforma concluida, de lo que no cabe duda es de que el centro estético y espiritual de la casa, hoy por hoy, es la enorme mesa-escultura Pico de Mircea Anghel que, con sus más de 800 kilos, estuvo a punto de ser introducida en la vivienda con un helicóptero. “Es una historia increíble, tengo guardada todavía la propuesta”, cuenta. Al final, y para que su peso no acabase demoliendo el edificio, hubo que reforzar el suelo con siete vigas fijas que asegurasen la seguridad de los vecinos. “Ninguno imaginábamos el salón sin esa pieza, era imprescindible”, recuerda Franceschini. La segunda obra de arte que resignifica el lugar es igualmente imponente, aunque su historia resulte menos novelesca.

Se trata de un mural de la arquitecta y artista Elvira Solana que habla del subconsciente y del proceso de aprendizaje del dueño, y que “es circular porque no tiene ni principio ni fin”, asegura Daniela. Está colocada en el techo de la torre a modo de fresco renacentista y pensada exclusivamente para el espacio. “Ambas obras, la mesa y el mural, pertenecen ya al lugar para siempre”, reflexiona la interiorista de Quiet Studios. El apartamento es pues un espacio sofisticado pero también valiente, “divertido y práctico”, concluye Franceschini, con muchos rincones ocultos donde se esconden armarios y unas vistas de 360 grados que permiten, como hace siglos, ver pasar la tarde (y el cielo) sobre Lisboa.

Como un gran fresco en el techo, la pintura de la arquitecta y artista Elvira Solana corona la torre sobre la zona lounge. “Pertenece ya a la casa”, afirma Daniela.

De nuevo, la torre del ático, la cual se corona como la joya de este apartamento lisboeta.

La interiorista española Daniela Franceschini, fundadora de Quiet Studios, en Lisboa.

Otra vista del dormitorio principal con estantería-banco diseñada por Quiet Studios y butaca de Barracuda Edition.