
En uno de los rincones del salón, aparador a medida para la televisión y daybed brasileña años 50, en Pamono. Pintura de Max Ackermann y, a la dcha., escultura de aluminio de Myriam Holme.
Fachada de la casa de Hamburgo, de ladrillo y tejado de pizarra, construida en 1881.


Sobre el velador de mármol de Bingutti de Estudio María Santos, ubicado en el salón, lámpara de la dueña y obra de Joan Miró.
“¡Imagínate! Tuvimos que explicarles a los proveedores por teléfono lo que había que hacer, elegimos los colores desde la pantalla del móvil… menos mal que yo hablo alemán y que la clienta estaba súper predispuesta”, explica la interiorista recordando aquellos meses. “Con tantas videollamadas, pasó a ser una muy buena amiga, hablábamos todos los días. Yo en Madrid dibujando planos, y ella en Hamburgo dirigiendo los trabajos”. Viendo el resultado en el estudio agradecen haber aceptado el proyecto. “Al principio no estábamos del todo seguras”, reconoce María. La distancia suponía un hándicap y el volumen de trabajo que tenían entonces era altísimo, pero bastó con recibir las fotos de la casa para darse cuenta de que no podían perder aquella oportunidad de Hamburgo.

En el pasillo, neón de Cordula Ditz y obras de Halim Al-Karim.
Mesa de mármol y latón que Jean Claude Mahey diseñó para Paco Rabanne en 1979, butacas de Studio Bañón y lámparas de cristal de Murano de Bingutti. Pinturas, de gran formato, de Janus Hochgesand, y de Sebastián Garbrecht.

Sacar a relucir el pasado
A la propietaria le entusiasmaba el estilo de María Santos, la contactó tras ver la casa que había reformado en la calle Conde de Aranda de la capital, en la que preservó la arquitectura clásica del edificio poniéndola en valor con piezas de Alta Decoración. Una labor que igualmente se aprecia en este proyecto. “Ella quería salirse del circuito de los decoradores locales, por eso también encargamos muchísimos muebles de España”, dice. Primero, eso sí, hubo que actualizar las instalaciones y la iluminación de esta casa datada de finales del XIX, aunque no hubo reforma estructural. Pocos tabiques se derribaron en sus más de 1.200 m2 divididos en cuatro plantas. El trabajo se centró en mantener y darle brillo a los detalles originales. Especialmente los artesonados y las molduras de escayola y los suelos de madera noble, que se lijaron y barnizaron y se les cambió el tono por uno más claro, igual que la escalera, ahora pintada de blanco para evitar lo oscura que era antes. En resumen, un lavado de cara muy contenido, porque el mayor esfuerzo en esta casa de Hamburgo se ha hecho, en realidad, en la selección de mobiliario y obras de la colección de arte que la clienta y su familia han ido ampliando año tras año. Tienen clásicos como Miró, Andy Warhol, Peter Beard y Chillida (una de sus obras figura en la cocina). También artistas contemporáneos, desde la austriaca Cordula Ditz o los alemanes Alicja Kwade, Henrik Eiben y Myriam Holme a los fotógrafos ingleses Simon Roberts y Jimmy Nelson, a quien se le ha reservado otro pequeño espacio en la cocina para una fotografía en tamaño XXL de las tribus que retrata por el mundo.
En el descansillo de la planta baja, pintura de Cordula Ditz.

Pequeño comedor en la cocina con mesa de nogal, en Tiempos Modernos, sillas Beetle de GamFratesi para Gubi y lámpara de la dueña.
La zona de trabajo de la cocina, con las molduras y los suelos originales, se ha amueblado con una isla y una pared de almacenaje de la serie Phoenix de Poliform.

Pequeños ajustes, muy mínimos pero sobresalientes
Para los muebles contemplaron a su vez muchas de las piezas de la propietaria. Como el sofá azul, la mesa de centro y los pufs del salón, ubicado en la planta calle, junto a la cocina (totalmente nueva), el comedor y un aseo. Cuenta Santos que por la distribución del salón resultaba complicado cambiar la ubicación la chimenea, así que recurrieron a una de las esquinas y colocaron un espejo que oculta la salida de humos. “Como la chimenea ya era extraña, enfatizamos su rareza añadiéndole una embocadura en latón con una forma escultórica un poco irregular”.

Así es la chimenea de latón diseñada por el estudio a modo de escultura, de forma que el espejo logra tapar el tubo.
Otro de los ajustes que se hicieron en la casa de Hamburgo está en su primera planta. Allí se redujeron los tres dormitorios existentes a dos, el de matrimonio en formato suite, con dos vestidores y un nuevo baño muy espacioso. “Excepto su zona de aguas, el resto se trató como si fuera casi un dormitorio”, aclara Santos. Tras plantear muchas opciones dieron por fin con la perfecta. Es una isla central de mármol Lilac que logra que el ventanal que da al jardín trasero quede liberado, preservando las vistas. Mientras, su espejo divisorio permite que cada miembro del matrimonio tenga su propio lavabo. El mueble del baño es uno de los tantos elementos hechos ad hoc para este proyecto, en el que la carpintería cobró gran valor.
“De hecho”, añade la interiorista, “parte del trabajo lo hizo un carpintero estupendo que la clienta tiene en Hamburgo. Y de la otra mitad se encargó el que nos lo hace todo a nosotras, que se fue en camión a Alemania a montar muchas de las piezas”. Entre la obra, los últimos retoques y el transportar allí los muebles, telas y accesorios de marcas y tiendas españolas (Studio Bañón, Gastón y Daniela, Tiempos Modernos o Kilombo Rugs) para conseguir ese acento diferente en Alemania, la vivienda tardó casi un año en rematarse. ¿Quedó contenta la clienta? La respuesta de María Santos es rotunda. “Han pasado ya dos años y, fíjate, este verano hemos quedado para comer y ponernos al día. Rara vez, por no decir nunca, ocurre algo así con el propietario de una casa”.

La segunda escalera original de esta casa de Hamburgo, repintada de blanco para darle mayor luminosidad.
Al dormitorio de los propietarios se accede a través de un vestidor. Cabecero a medida con tela de Bruder & Co, mesitas de Gubi, lámparas de la propietaria y banco Civil de la colección Hommage à Pierre Jeanneret de Cassina.


En el baño principal, mueble isla y espejo diseño del estudio, bañera de Antonio Lupi y fotografía de Simon Roberts.