
El hall de la clínica se acompaña con una sección de productos para las mascotas de la casa.
Frente a las geometrías rectas y su rigidez, la veterinaria apuesta por siluetas mucho más amables inspiradas en los peludos.

En Crearq trasladaron a un espacio de 440 m2 la forma orgánica de las mascotas que se hace evidente en sus cuerpos curvos, sus cachetes redondos, sus huellas circulares y su movimiento constante, a un diseño de una planta abierta a doble altura que más parece un parque de juegos que una clínica veterinaria. “El círculo está presente en todos lados. Es parte esencial del diseño. Desde las columnas hasta las puertas y luminarias permiten que el círculo sea el elemento cinematográfico que hace que se genere una interacción interesante entre todos”, explica la arquitecta. “Por ejemplo, si te fijas bien, las ventanas circulares bajas de las puertas (que también son redondas) están diseñadas para la altura las mascotas, de manera que siempre se puedan ver. Esto les da cierta tranquilidad a los dueños”, añade.

La sobriedad no tiene por qué ser un elemento distanciador. Prueba de ello son los pasillos del proyecto, acompañados de maderas nobles y luminarias circulares.
Detalle de una de las coloridas escaleras con las que cuenta este espacio de doble altura.

Y es que este aspecto de pensar desde el usuario principal (las mascotas) les marcó la pauta no sólo dentro del diseño, sino también para su ejecución. “Desde lo técnico, debíamos responder y solucionar constructivamente situaciones como las alturas en las estaciones de los baños, manejo de los olores y los desechos, el flujo de los doctores, los pacientes y los dueños de las mascotas, todo esto dentro de un diseño simétrico y equilibrado”, comenta Nicolás Rivera, a cargo de la construcción, quien asegura que este proyecto le cambió por completo la forma de ver a las mascotas. Además de resolver la forma orgánica y funcional del proyecto, hubo un aspecto esencial para tener en cuenta durante toda la ejecución y fue lo emocional.
“Muchas veces pisar una clínica es un evento traumático, las personas están angustiadas y nerviosas, por eso intentamos recurrir a herramientas desde el diseño para, de alguna manera, apaciguar estas sensaciones”, subrayan desde Crearq. De ahí que una paleta rosa cálida, acompañada en todo momento de azules pastel, y la implementación de maderas en lugar del frío acero se utilizaran en espacios como la recepción, los consultorios, laboratorios, salas de recuperación y baños. Esta elección, aparte de identificar a la clínica en el mercado, le añade un tono moderno y bastante distintivo.

Así es la forma que adoptan las salas de visita de la clínica.
A lo largo de todo el proyecto, el rosa se funde con blanco y azul conformando una paleta alegre y cercana para las mascotas.


También en los baños se ha apostado por líneas curvas en espejos, paredes y lavabos.
Ahora bien, dentro de todos los ambientes el del salón de belleza es quizás el que más refleja ese espíritu creativo e inmersivo que caracteriza los proyectos de Crearq. Se trata de la simulación de una piscina en donde los muros son vitrinas para que los dueños de las mascotas se deleiten con el proceso, en donde los profesionales están en el fondo de esta “alberca” surrealista. Los baldosines azules, las barandas metálicas y los apliques de pared en forma de reflectores acuáticos aumentan la sensación de estar sumergido, generando escenas que son muy positivas para todos, de acuerdo a Óscar Palencia: “El ver a los peludos y a sus humanos interactuando y teniendo ese momento wow en la clínica, a nosotros es lo que sin duda más nos llena de satisfacción”.

Ante la frialdad, los de Crearq han apostado por reducir el aluminio al máximo en pro de materiales mucho más cálidos como la madera.
Paredes arqueadas y ventanales redondos son la mayor constante de este interiorismo.


Una enorme cristalera permite observar la primera planta de este espacio desde arriba, a la vez que potencia la iluminación natural del segundo nivel.
Las formas de puertas y ventanas suponen en este proyecto casi un ejercicio de psicología emocional entre el ser humano y su mascota.
