Gran economía del espacio
El apartamento, de 77 metros cuadrados, se distribuye en salón-comedor con tres ventanales, cocina, dormitorio con baño en suite y vestidor, un segundo dormitorio y otro baño. Para aprovechar la vista y la fluidez, las estancias tienen entrada directa desde el salón y no hay puertas, e incluso es posible ducharse disfrutando de la panorámica. La casa no estaba en buen estado, había sufrido una mala reforma en los años 70, así que desde Dovain Studio decidieron renovar todo. Elevaron la abertura de las puertas, originalmente altas, típicas del estilo pombalino, para devolver su elegancia clásica al edificio.
Al fondo del comedor, en el nicho, pieza de cerámica de Ana Rod y a su izda., armarito verde Hällan de Ikea con lámpara Space también del diseñador.
Restauraron las molduras, instalaron parquet y proyectaron una cocina sencilla en blanco roto con muebles en laca y fresno, un diseño ultra moderno y con un punto divertido. Amarillos, rosas, rojos, azules y verdes junto a terciopelos, cemento, loza, metales dorados y alguna madera. “Quise crear un equilibrio entre una casa pombalina de 1937 y mi propio ADN, una mezcla que hablase por sí sola. El color y la luz fueron muy importantes, siempre busqué conectar el interior con el exterior. Elegí las cortinas del salón en lino rojizo para combinarlas con el color del puente y contrastarlas con el azul del cielo. Buscaba crear sensaciones, plasmar mi personalidad en la vivienda, y hacer que los demás pudieran sentirla”, explica Sergio.
Parte central de la cocina con papel pintado vegetal, encimera de cuarzo, grifo cromado de Bruma y lámpara de cemento de Tosco Studio.
Más personal, imposible
Parte del mobiliario es de su firma Dovain Studio, realizada por pequeños talleres y artesanos en Portugal. Hay hallazgos del mercadillo Feira da Ladra y creaciones de compañeros de profesión como Tosco Studio, The Blue Boy o cerámicas de Ana Rod. Además de sus diseños, también lucen sus cuadros (Sergio empezó su trayectoria en la pintura). “Probablemente mi pieza preferida es uno de mis lienzos del salón, a la izquierda encima del sofá. Es parte de la colección Introspectiva, y es la que mejor representa los tonos y siluetas que están en mi cabeza. Dejé un trocito de mi alma en sus tintas”.
Entre artística y 100% personal, la casa es su mejor obra hasta hoy. “Habla de mí, de mi percepción del color, las formas y texturas. Me ha ayudado a crecer y a encontrar otros modos de expresión. Gracias a ella han surgido clientes buscando la misma energía para ellos en diferentes puntos de la península”, remata. Ahora se marchan de la capital para instalarse en Viana do Castelo, junto al mar y la montaña al norte del país. Prieto compaginó esta reforma con su nueva colección, que salió en primavera, a la vez que colaboró (y sigue haciéndolo) con una de las mejores marcas italianas de mobiliario, según asegura y concluye él.
Un revestimiento de Orac Decor hace de cabecero en el dormitorio. Lienzo de la colección Introspectiva 2020 de Sergio Prieto, cajoneras Alex de Ikea como mesillas de noche, flexos rojos de un mercadillo portugués y colcha de Paris em Lisboa.
Baño revestido en cerámica de Aleluia, grifería y ducha doradas de Grohe y lavabo de Roca. Taburete azul de Tosco Studio y escultura de cuerpo femenino de Sergio Prieto. “Fue diseñado buscando el equilibrio entre líneas rectas y formas redondeadas”, explica.