Según el autor, el apartamento da a una plaza muy interesante, pero la pega era que pertenecía a un edificio de 1900 que había pasado por una obra a finales de los años 90. “¿Sabes esas reformas que se hicieron en el boom de la construcción a principios de los dos miles? Pues esta era el claro ejemplo”, ríe, describiendo la rehabilitación como la típica de promotor inmobiliario o la que firmaría un aparejador al uso. “Tenía todo lo que abundaba en las viviendas de entonces: suelos de madera rojizos con barnices brillantes, mármoles en crema marfil por todas partes, pinturas amarillas, puertas oscuras… Era tan feo que, honestamente, no costó nada hacerlo bonito”.
Nuevo comienzo
Pero, ¿se conservó algo de la casa original? Daniel San Martín ríe de nuevo, porque lo que él hizo fue derribar tabiques, también debido a que la distribución estaba extremadamente compartimentada, y adaptó el espacio a las necesidades de la familia, que aunque era muy numerosa tan solo le pidieron dos dormitorios y un baño extra. “El piso simplemente lo necesitaban porque ellos son de Santander y tienen familiares allí. Lo querían para ir de vez en cuando los fines de semana”. En los suelos, añade el interiorista, instaló un laminado de madera en espiga con barniz (esta vez en acabado mate), mientras que las paredes las revistió de empapelado textil y de espejo envejecido para engañar al ojo, precisamente por el reducido tamaño del apartamento.
“Se ve por ejemplo en los dormitorios, que te cabe una cama y poco más”, apunta. La solución de los espejos le permitía aparte potenciar la iluminación natural de la que disponía el piso a raudales, eso sí. También sustituyó la carpintería antigua por una nueva teñida de blanco, y la cocina la abrió al salón ocultando sus electrodomésticos para que no pareciera eso, una cocina al uso. Sobre el mobiliario el madrileño defiende que todo, muy bien escogido, proviene de firmas de proximidad. “La mesa del comedor, que la diseñé yo, la produjo un proveedor que se llama Marmolona Design y que se dedica a hacer muebles de piedra”. Las sillas pertenecen a Casual, y las mesitas de centro del salón, de Denzzo, junto con la butaca, con tela de Ormos, descansan sobre una alfombra obra de Daniel San Martín a cargo de Tapetes Beiriz.
Conquistando Madrid
Para los tapizados del resto de la casa, recurrió de nuevo a Ormos y, más concretamente, a los textiles de Erico Navazo, quien está detrás del escultórico sofá con formas alejadas de las líneas rectas. “Debo reconocer que es de las primeras veces que pongo en un proyecto un sofá curvo, porque no me parecen cómodos. En ellos no te puedes echar una siesta. Pero esta vez me he atrevido y a los clientes les pareció una buena idea”, sentencia. Por último avanza las obras en las que está trabajando ahora mismo: anda ocupado en una casa cerca del Santiago Bernabéu en la capital. “En breve empiezo otra en la colonia de Alfonso XIII, muy parecido al Viso pero con más encanto. Es un conjunto de chalets de trabajadores ferroviarios, una joya en el centro de Madrid”.