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PIONEROS DEL INTERIOR #1. Duarte Pinto Coelho, el decorador que transformó la casa española

Un portugués en el mundo, un príncipe en la vida. Y especialmente en la capital española, donde el decorador y bon vivant Duarte Pinto Coelho se rodeó de la gente que importaba en la época para revolucionar la decoración en la ciudad a partir de los años 50.

Quizás este nombre no diga nada a las nuevas generaciones de interioristas, pero conviene saber que además de su enorme categoría internacional, Duarte Pinto Coelho (Cascais, 1923 – Trujillo, 2010) fue desde los años 60, ya afincado en nuestro país, un activo animador cultural en el panorama madrileño y uno de los primeros decoradores inscritos en el registro español. Portugués de origen, había nacido cerca de Lisboa y se marchó a París muy joven, entrando en contacto con miembros de las vanguardias artísticas pero también con los de las altas esferas de la música y de la intelectualidad. Con este mítico decorador inauguramos la serie Pioneros del Interior en MANERA.

Retrato en pintura de Duarte Pinto Coelho.

Casa del portugués en Madrid. Foto: Manolo Yllera/Christie’s.

Su trabajo como decorador y anticuario lo procesó a través de las relaciones humanas y del contacto personal. Él así lo consideraba, aunque jamás presumía de ello. Casi tímidamente contaba cómo conoció a Coco Chanel, a Truman Capote o a María Callas, que enseñó España a Jean Cocteau, que sus íntimos amigos americanos se llaman Vanderbilt, Astor, Rockefeller; pertenecía al círculo de los íntimos de Agnelli, y sobre el piano de su casa se podía distinguir una foto dedicada que decía: “Para Duarte, el más perfecto anfitrión, Wally y Edward, Duques de Windsor”.

Locuras de un bon vivant

Más adelante Duarte Pinto Coelho abrió con unos amigos La Castagnetta, el primer tablao donde se podía cenar y disfrutar de flamenco y donde actuaban artistas espontáneos. Estando en París fueron a Venecia con Dalí y una prima suya, Helena Castelo, princesa de Broglie, contaba lo siguiente: “No me podré olvidar cómo Dalí nos enseñó Santa María de la Salute, ¡a través del ojo de una cerradura!”.

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Espacio de 1995 diseñado por Duarte Pinto Coelho junto a Ricardo de Landaluce en Casa Decor, donde participó en tres ocasiones (1992, 1995 y 2002). Foto: Casa Decor.

Salón del decorador en su casa de Madrid. Foto: Manolo Yllera/Christie’s.

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El decorador Duarte Pinto Coelho confesaba en las pocas entrevistas que concedió (no era nada partidario) que en París tuvo la suerte de conocer casas estupendas y todas ellas se grabaron en su memoria. Elsa Schiaparelli, abuela de Marisa Berenson, le enseñó muchas cosas al decorador, como por ejemplo la elegancia de una cierta desorganización, como las mesas con libros encima, las cosas un poco amontonadas, las vajillas mezcladas, los manteles originales o los centros de flores y cerámica espectaculares. La casa de Schiaparelli era fabulosa y el punto donde se reunía la gente importante. Los domingos, si no aparecía Greta Garbo, era el Marques de Cuevas o cantantes de ópera famosos que estaban de paso y, claro, él también estaba allí.

Su entrada en la decoración

Ya en los 50 se planteó trasladarse a Madrid, por sus amigos y por una especie de feeling, con la idea de abrir una galería de arte y artesanía. Era un Madrid donde no había de nada y por supuesto tampoco decoradores, pero su casa siempre estaba llena de artistas y de músicos como Carmen Sevilla, Luis Escobar, Antonio el Bailarín o Luis Mariano, todos cantaban encima del piano y él recibía con vino tinto.

 

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El decorador reunido con la reina de Inglaterra y los entonces Reyes de España.

Para su residencia madrileña el portugués proyectó este comedor aristocrático. Foto: Manolo Yllera/Christie’s.

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Varias de las joyas del portugués que, tras su muerte, tuvieron el privilegio de subastarte en Christie’s. Foto: Manolo Yllera/Christie’s.

La contención no iba con Duarte Pinto Coelho, tal y como demuestra uno de los baños de su palacete en Madrid. Foto: Manolo Yllera/Christie’s.

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Biblioteca personal del portugués en la capital española. Foto: Manolo Yllera/Christie’s.

Al poco tiempo abrió Carpa, una galería de antigüedades que atrajo a numerosos clientes, fue entonces cuando comenzó a trabajar en la decoración de viviendas particulares y espacios públicos ayudando a la gente a poner sus casas, que no decorar. Sus mezclas combinaban lo popular con lo artístico, colecciones de todo: lozas, acuarelas, cuadros de perros en petit point, sus gustos por el color y los buenos tejidos y su modo de recibir con ese afán de mezclar los más variados tipos de gente, su hedonismo, sus normas (como colocar dos mesas redondas en su comedor para sentar siempre a las parejas por separado), por todo se hizo famoso y su casa se convirtió en un centro imprescindible de encuentro para todo aquel que viviera o que llegara a Madrid. Por sus salones desfilaron personajes y él, como el Tenorio, estuvo invitado a los más altos palacios y a las más humildes cabañas, pero en todas ellas disfrutaba y aprendía cosas nuevas.

Su casa-palacio

En Madrid, Duarte Pinto Coelho tuvo la suerte de adquirir el primer piso del antiguo palacio de los Marqueses de Villafranca en la calle Don Pedro, el mismo en el que varios siglos antes viviera la duquesa de Alba pintada por Goya, pues también fue marquesa de Villafranca. Se enamoró de esta casa en un momento en el que nadie en su sano juicio compraba en el centro y lo decoró a lo grande, con tapices y muebles, alfombras antiguas y un órgano barroco que inauguró con un concierto a cargo de Ramón González de Amezúa y al que acudieron los entonces príncipes Don Juan Carlos y Doña Sofía, pero también Dalí con un acompañante travestido (escandalazo para la época). Hoy aquella casa, llamada Palacio Duarte Pinto Coelho, sigue disponible para celebrar eventos y rodajes.

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Zaguán de entrada del palacio de los Chaves-Mendoza, la otra vivienda del decorador en Trujillo, Cáceres. Foto: Francesco Venturi.

Así es por dentro la Finca Pascualete que Duarte Pinto Coelho decoró en Trujillo.

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Cocina del Hotel Finca Cortesin en Estepona, firmada por el portugués.

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Otro interior del palacio de los Chaves-Mendoza, propiedad de Duarte y con un interiorismo a cargo de él. Foto: Francesco Venturi.

El portugués concibió esta casa en Trujillo titulada Finca Pascualete junto a la propietaria Aline Romanones, quien llegó a trabajar en la Oficina de Servicios Estratégicos de EEUU.

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“Mi casa es grandiosa, espectacular, acogedora. Una vez puse los muebles ya nunca más me pude mover de aquí”, llegó a decir Duarte Pinto Coelho en una entrevista para la revista Caras en 2009. Era el mejor anfitrión y como decorador siempre decía que lo perfecto de una obra es que pareciera que no había pasado un decorador por ella. Organizó también famosísimas fiestas como la Boda de la Infanta Doña Pilar en Lisboa, la de los duques de Cádiz o la recepción en el Pardo la víspera de la boda de los príncipes de Asturias, decoró un ala del palacio de Liria y del Palacio Real de Kuwait, el Teatro Real de Madrid, infinidad de viviendas privadas y su último proyecto fueron los espacios comunes del Hotel Finca Cortesin en Estepona.

La gran herencia

A su muerte y según su testamento, lo legó todo al matrimonio que le había cuidado tantos años y que eran como sus hijos y dispuso que todos sus objetos se subastaran en Christie’s y se vendiera su casa de Trujillo. Nadie tan cosmopolita como él, ni tan disfrutador, amigo de sus amigos o vividor de muchas épocas. Más de 50 años en España y sobre sus hombros recayó la responsabilidad y el orgullo de haber metido el gusanillo de la decoración en miles de hogares nacionales que hasta entonces ni se habían preocupado por ello. Desde que se instaló en Madrid, las cosas pero sobre todo las casas comenzaron a cambiar.

Introducción a la serie Pioneros del Interior de Manera en este enlace.