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Fotografía: Belén Imaz
Arquitectura: Luis García Camarero / Interiorismo: Espacio 706

Espacio 706 firma junto al arquitecto Luis García Camarero ‘La Fábrica’, un oasis gastronómico en medio del Camino de Santiago

A una de las rutas más famosas del mundo se le acaba de sumar una nueva parada obligatoria. Está en Burgos, viene con forma de restaurante y da la bienvenida con un espacio atemporal lleno de guiños a su paisaje y entorno histórico.

Ubicado en un edificio de finales del XIX, el restaurante La Fábrica es un refugio que se abre paso en el kilómetro 256 del Camino de Santiago, concretamente en Burgos. Su diseño, obra de Aurora de la Fuente Manjón y su estudio Espacio 706, en colaboración con el arquitecto Luís García Camarero, fusiona elementos históricos con una propuesta contemporánea y única. Sus 560 metros cuadrados son un verdadero homenaje a la cultura local, con una atmósfera atemporal y elegante que dialoga con el edificio, uno de los más emblemáticos de la ciudad. 

Dentro de La Fábrica destaca el comedor San Juan, con aparadores a medida de nogal y balcones que dan a la fachada principal.

En el acceso al restaurante, una escalera de chapa negra donde ya se intuye la madera de nogal, aplicada por Espacio 706, que crea la envolvente de toda la planta superior.

Dos grandes lámparas de Flos dan carácter a la escalera de acceso.

Por otro lado, la sobriedad y el minimalismo en la elección de materiales son guiños a la frescura y originalidad de los chefs propietarios del local, Ricardo Temiño y Cristina Lázaro. “Pedían un espacio diferente, atemporal pero con guiños a la originalidad y con el que sentirse identificados”, explica la arquitecta de interiores Aurora de la Fuente. Para lograrlo, madera de nogal, un uso detallista del color azul y pequeñas esculturas de hipopótamos forman parte de una fórmula perfecta para crear un ambiente que cabalga entre lo elegante, lo ligero y lo transgresor.

Historia a raudales

El restaurante ideado por Espacio 706 se encuentra en la entreplanta de un edificio de gran valor arquitectónico recientemente restaurado. La fachada original, de piedra caliza, proveniente de la misma cantera que la catedral de Burgos, y la estructura de madera, también original, han sido respetados para dejar entrever el pasado. Dialogando con él, se propone un espacio contemporáneo con un elemento insignia. 

“El principal material es el nogal que envuelve todo el espacio y que se hace permeable en vanos o en el comedor San Juan. Es el que hace de la fachada original un material más”, explica De la Fuente. “Esta piel llega hasta los 2,17 metros y va conformando las diferentes estancias. Cuando esta piel ‘se abre’, como ocurre en cocina, bodega o en los interiores de armarios, por ejemplo, su interior se vuelve negro. A partir de los 2,17 metros comienza la cúpula azul en todo el espacio”.

La fachada original de piedra caliza, de la misma cantera de la piedra con que se construyó la catedral de la ciudad, y la galería del patio interior, son características de la arquitectura burgalesa de la época.

Perspectiva del recibidor de La Fábrica.

La misma madera la han empleado desde Espacio 706 en la fabricación de mobiliario de La Fábrica. “Personalmente, tampoco me gusta mezclar muchos materiales. Mi predilección siempre abarca como mucho dos calidades y una paleta de color súper reducida. O incluso de un tono llevado a la máxima expresión. En este caso, las piezas exentas también siguen en nogal, como sillas, aparadores o lámparas”, detalla ella. Y subraya que gran parte del mobiliario ha sido realizado a medida y en exclusiva para equilibrar las sensaciones de calidez y minimalismo atemporales que definen al proyecto. En concreto, los aparadores del comedor San Juan que dan servicio a cada mesa. Los cojines de recepción y de la bancada central. Y los lavabos con todos los elementos y servicios integrados en Krion. 

El comedor Briviesca lleva el nombre de la calle donde se emplaza el que fuera el primer espacio de La Fábrica. Cuenta con una bancada central que divide la estancia siguiendo el patrón de la envolvente perimetral de nogal.

Adyacente al comedor Galería, el Briviesca supone un espacio más informal (y de mayor capacidad) con asientos en piel natural que se colocan en función de la distribución.

Detalle de los baños ideados por Espacio 706 para La Fábrica.

La madera de nogal y las cortinas de lino en tonos empolvados crean un espacio acogedor en la Galería, un espacio coqueto con vistas al gran patio interior.

De fino carácter

También se han seleccionado piezas de diseño entre las que destaca la silla danesa HM4 de &Tradition, en nogal aceitado como elemento principal, una pieza peculiar cuyo diseño data de los años 50 y a la que acompaña el resto de mobiliario de Pedrali en negro. También destacan dos grandes lámparas de Flos, la casa de luminarias italiana, dando carácter al espacio. Apoyando la narrativa fluida, un elemento geométrico con forma de retícula se repite también en las estancias del restaurante

Lo aclara De la Fuente. “Teníamos la problemática de tener poca altura y mucho menos en zonas por las que pasaban o bajaban las instalaciones. Se ordenó todo el techo y en las zonas ‘vacías’ se colocó este artesonado de material fonoabsorbente. La retícula vertical nació de ‘romper’ la envolvente. No podía desaparecer pues, en ese caso, perdíamos el hilo conductor. Esta se volvió permeable para dejar pasar la luz natural, dejar ver la fachada de piedra que aún conserva los calzos de madera de la construcción original y ganar en verticalidad”.

El comedor San Juan está destinado al menú degustación. Sus artesonados y retículas verticales mantienen la geometría del espacio.

Un tono referente

Según Espacio 706, el cielo azul del Camino de Santiago está presente también en el interiorismo con un uso extenso del color. “La oferta gastronómica del espacio se basa en el Camino. Eso lo quise trasladar de alguna forma al interior, generando una continuidad entre los espacios de adentro y los de afuera”, explica la arquitecta. Así, el azul inunda los techos y da paso a un marino rotundo para los espacios de recepción y de circulación. En los aseos, el tono se torna eléctrico y ácido. “Es un elemento común entre todas las estancias y es la parte más transgresora. Todo fue ligado en azules que no tuvieran nada que ver entre unos y otros”. Como complemento, los colores neutros y empolvados, presentes en linos para cortinas y manteles, terminan de envolver los espacios de La Fábrica. 

La señalética e interiorismo gráfico, por último, corren a cargo de Jorge Martínez de Voltineta, quien los ha integrado en este concepto minimalista y fresco. El único guiño lúdico y excéntrico son las esculturas de hipopótamos de Ornamante. De acuerdo a De la Fuente, como un guiño íntimo: “Son una concesión y un homenaje a la personalidad y naturaleza de los responsables de este espacio gastronómico, Cristina y Ricardo”.

La cocina abierta permite mostrar el trabajo y funcionamiento desde pasillos y comedores.

La Bodega es una caja negra donde todo se enfoca en el vino que recibe el foco de la iluminación. Un espacio destinado de acuerdo a Espacio 706 para experiencias de maridaje.