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Fotografía: Luca Girardini
Interiorismo: Fundbüro Design

Por imposible que parezca, en Fundbüro Design han logrado acercar la luz y el color al piso que han diseñado en Berlín

El dúo de arquitectos españoles recibió el encargo de plantear un apartamento que destacara por esas cualidades que se echan en falta en la capital alemana. Una proeza basada en darle vueltas y más vueltas a elementos mínimos pero con mucho cuerpo y valor.

Aislarse del ajetreo y del ritmo frenético de Londres era lo que buscaba un artista visual de Inglaterra bastante conocido, cuya identidad se mantiene en el anonimato, cuando compró un piso en el barrio berlinés de Kreuzberg. El problema era que había decidido encargarse de la reforma, supervisando él mismo a la constructora sin tener en cuenta que por la capital alemana tan solo iba a pasar de vez en cuando a descansar de sus viajes por el mundo. “Trabaja mucho grabando en el desierto, en el Amazonas… y de repente te dice: ‘voy a estar tres semanas sin cobertura’. Y claro, ¿así cómo vas a controlar lo que hace una constructora?”. Lo dicen Elena M. Lamata y Alex Guijarro, los arquitectos españoles que en Berlín montaron el despacho Fundbüro Design en 2017 y a quienes les contactó el artista en 2019 pidiéndoles ayuda. Lo de confiar al 100% en la visión de un equipo de técnicos y albañiles, efectivamente, no le salió como esperaba.

Perspectiva del salón-comedor con la cocina al fondo. Una estancia pensada para que fuera común aun con la división que propicia el muro intermedio.

Reforzando la historia

Aparte, según Lamata y Guijarro él andaba buscando la máxima personalización. Quería un espacio que le representara, con tonos vivos y una claridad muy alejada del gris insignia de la ciudad alemana, pese a que el piso ya de por sí venía con techos y ventanales altísimos. Era un apartamento datado de 1875. “También nos pidió que todo fueran materiales naturales, o lo más naturales posible”, recuerdan. Es por lo que ambos vistieron las paredes de pintura a la cal, cosa que a la vez les ayudaba a minimizar el eco: el artista iba a alojar allí mismo su estudio de grabación.

Para los suelos, comentan por videollamada, recuperaron el Alte Holzdielen llamado comúnmente Dielen. “Es el típico suelo de las casas berlinesas de principios de siglo, que son unas maderas enormes de casi tres metros”. Pues bien, hicieron algo más que conservarlas. Algunas las compraron de segunda mano de otras viviendas para conseguir que no hubiera desajustes, porque había que rellenar ciertas partes de los 82 metros cuadrados del piso allá donde se habían movido las paredes y modificado la estructura original. De nuevo, la clásica de los bloques de la zona. “Son habitaciones de proporciones gigantescas para lo que realmente estamos acostumbrados en España. Aunque luego está todo bastante fragmentado”, puntualizan en Fundbüro Design.

Colgando del techo del comedor, lámpara de neón vintage (datada de la República Democrática Alemana) en un rastro berlinés.

En el salón, espejo Tone y, junto a la comoda Paris, lámpara Stockholm, todo de BoConcept. Los jarrones son de Bolia. Desde el reflejo se percibe el sofá de Noah Living y la mesita de café, también de Bolia.

El comedor viene con sillas de inspiración Freischwinger adquiridas por Fundbüro Design en un mercado de antigüedades de Berlín. Igual que la mesa de espejo.

Distintos escenarios en uno solo

Lo de igualar los suelos no solo era un asunto de convicción ideológica, ese compromiso de los arquitectos por preservar la historia e intervenir en un sitio sin que se note demasiado. Respondía a una cuestión técnica, de acuerdo a ellos. “Como el suelo de manera es el único elemento que se encuentra en todas las partes de la casa menos en el baño, estuvimos probando distintos lijados y barnices para dar con un tono neutro. Era el que iba a acompañar luego a los distintos colores que hay”. Que no son pocos, sino bastante más de los que están acostumbrados a añadir en el estudio. “Nosotros somos un pelín más sobrios pero, bueno, en todos los proyectos siempre tratamos de encontrar un punto medio que convenza a ambas partes”.

En el fondo, con la variedad de tonalidades respondían a otra petición del artista: en su briefing subrayó que el apartamento le gustaría que fuese al estilo de sus viajes. O sea, que cada habitación resultara un mundo aparte. “Y cuando ocurre eso, las transiciones son importantes”, recalcan. “Tuvimos que estudiar de qué forma se iban a comunicar los distintos colores, la clave estaba en cómo unirlo todo”. En Fundbüro Design lo hicieron partiendo de la base de que el propietario iba a organizar eventos en casa para proyectar sus piezas, por eso les otorgaron gran papel a los espacios comunes.

Lo que hicieron los arquitectos fue modificar la distribución uniendo la cocina y el salón de forma que fuera un solo espacio, aunque estuviera dividido tanto funcional como estéticamente. Luego, separaron la zona del estudio de grabación de la habitación en la que él iba a dormir. “A partir de ahí”, detallan, “empezamos a romper las particiones originales, siempre intentando unir funciones que pensábamos que eran importantes que estuvieran juntas. Y aparte, le dimos una vuelta a la concepción tradicional de la cocina. El objetivo era irnos a una especie de bar en el que él pudiera montar un evento en condiciones”.

Así de vibrante se asienta esta cocina con otra lámpara vintage perteneciente al periodo de la República Democrática Alemana.

La cocina cuenta con una gran isla de azulejos pensada para que actúe a modo de bar.

Para poder dar servicio durante los eventos, en Fundbüro Design adquirieron la camarera Sidney de BoConcept.

En la isla destacan armarios interiores donde se almacenan los jarrones y enseres de Bolia y BoConcept.

De principio a fin

La reforma duró lo suyo. Por la Covid-19, y porque hubo las clásicas sorpresas que aparecen cuando desnudas el caparazón de un edificio antiguo. Sin ir más lejos, los dos pilares de madera del baño no figuraban sobre el plano como muros de carga, pero se habían convertido en imprescindibles tras años y años recibiendo el peso de los pisos de arriba. “Al ver de repente los pilares, pensamos: ‘¿y ahora qué hacemos?’. Por supuesto había alternativas como poner una viga, pero eso encarecía el presupuesto y suponía más tiempo”, reconocen en Fundbüro Design. “Al final él mismo dijo: ‘¿Que tenemos aquí dos pilares de madera? Pues ya está, los mostramos tal cual’. Y eso hicimos”.

El baño se resolvió con un suelo de terrazo rosa en combinación con una pared de azulejos de 3,5 metros de altura.

En la imagen, uno de los pilares antiguos de la casa que Fundbüro Design y el propietario decidieron finalmente mantener.

La tonalidad rosa que impregna la estancia del baño fue una de las propuestas e ideas del cliente.

Gracioso es imaginarse ahora cómo habría quedado el apartamento de haberse reformado sin nadie que hubiera estado ahí al pie del cañón tratando de buscar una coherencia más allá de la constructiva. Porque, en realidad, Lamata y Guijarro se ocuparon hasta del mobiliario. Fueron quienes contactaron a Bolia, BoConcept y Noah Living, a las marcas que adentro del apartamento conviven con las antigüedades adquiridas por ellos, bajo petición del artista, en mercadillos y rastros de la ciudad. ¿Quedó contento el cliente? “Pues la verdad es que sí. Cuando entras a la casa a veces te da la sensación de que faltan cosas, aunque es intencionado”. Al propietario, por lo que los arquitectos comentan, no le gustan los espacios cargadísimos. “Lo que se buscaba era llenar la casa con lo mínimo, y que ese mínimo tuviera formas geométricas potentes para que no hiciera falta añadir ni un solo detalle más”.

La transición al dormitorio se efectúa mediante un acceso con arco.

En la habitación principal destacan las mesitas de noche Sol de ClassiCon. Sobre una de ellas, la lámpara Hoop de 101 Copenhagen.

El estudio de grabación del artista se convierte en un espacio multifuncional con una segunda altura que alberga una cama de invitados, además de armarios en la planta baja.

Visual y formalmente silencioso resulta el dormitorio del propietario, de la mano de dos mini jarrones (a la derecha) que en Fundbüro Design compraron en un rastro de la ciudad.