Colgando del techo del comedor, lámpara de neón vintage (datada de la República Democrática Alemana) en un rastro berlinés.
En el salón, espejo Tone y, junto a la comoda Paris, lámpara Stockholm, todo de BoConcept. Los jarrones son de Bolia. Desde el reflejo se percibe el sofá de Noah Living y la mesita de café, también de Bolia.
Distintos escenarios en uno solo
Lo de igualar los suelos no solo era un asunto de convicción ideológica, ese compromiso de los arquitectos por preservar la historia e intervenir en un sitio sin que se note demasiado. Respondía a una cuestión técnica, de acuerdo a ellos. “Como el suelo de manera es el único elemento que se encuentra en todas las partes de la casa menos en el baño, estuvimos probando distintos lijados y barnices para dar con un tono neutro. Era el que iba a acompañar luego a los distintos colores que hay”. Que no son pocos, sino bastante más de los que están acostumbrados a añadir en el estudio. “Nosotros somos un pelín más sobrios pero, bueno, en todos los proyectos siempre tratamos de encontrar un punto medio que convenza a ambas partes”.
En el fondo, con la variedad de tonalidades respondían a otra petición del artista: en su briefing subrayó que el apartamento le gustaría que fuese al estilo de sus viajes. O sea, que cada habitación resultara un mundo aparte. “Y cuando ocurre eso, las transiciones son importantes”, recalcan. “Tuvimos que estudiar de qué forma se iban a comunicar los distintos colores, la clave estaba en cómo unirlo todo”. En Fundbüro Design lo hicieron partiendo de la base de que el propietario iba a organizar eventos en casa para proyectar sus piezas, por eso les otorgaron gran papel a los espacios comunes.
Lo que hicieron los arquitectos fue modificar la distribución uniendo la cocina y el salón de forma que fuera un solo espacio, aunque estuviera dividido tanto funcional como estéticamente. Luego, separaron la zona del estudio de grabación de la habitación en la que él iba a dormir. “A partir de ahí”, detallan, “empezamos a romper las particiones originales, siempre intentando unir funciones que pensábamos que eran importantes que estuvieran juntas. Y aparte, le dimos una vuelta a la concepción tradicional de la cocina. El objetivo era irnos a una especie de bar en el que él pudiera montar un evento en condiciones”.
De principio a fin
La reforma duró lo suyo. Por la Covid-19, y porque hubo las clásicas sorpresas que aparecen cuando desnudas el caparazón de un edificio antiguo. Sin ir más lejos, los dos pilares de madera del baño no figuraban sobre el plano como muros de carga, pero se habían convertido en imprescindibles tras años y años recibiendo el peso de los pisos de arriba. “Al ver de repente los pilares, pensamos: ‘¿y ahora qué hacemos?’. Por supuesto había alternativas como poner una viga, pero eso encarecía el presupuesto y suponía más tiempo”, reconocen en Fundbüro Design. “Al final él mismo dijo: ‘¿Que tenemos aquí dos pilares de madera? Pues ya está, los mostramos tal cual’. Y eso hicimos”.
Gracioso es imaginarse ahora cómo habría quedado el apartamento de haberse reformado sin nadie que hubiera estado ahí al pie del cañón tratando de buscar una coherencia más allá de la constructiva. Porque, en realidad, Lamata y Guijarro se ocuparon hasta del mobiliario. Fueron quienes contactaron a Bolia, BoConcept y Noah Living, a las marcas que adentro del apartamento conviven con las antigüedades adquiridas por ellos, bajo petición del artista, en mercadillos y rastros de la ciudad. ¿Quedó contento el cliente? “Pues la verdad es que sí. Cuando entras a la casa a veces te da la sensación de que faltan cosas, aunque es intencionado”. Al propietario, por lo que los arquitectos comentan, no le gustan los espacios cargadísimos. “Lo que se buscaba era llenar la casa con lo mínimo, y que ese mínimo tuviera formas geométricas potentes para que no hiciera falta añadir ni un solo detalle más”.
En la habitación principal destacan las mesitas de noche Sol de ClassiCon. Sobre una de ellas, la lámpara Hoop de 101 Copenhagen.