En Casa Clarita no hay dos habitaciones iguales. Cada una adopta su forma y distribución, aparte de una combinación de tonalidades única.
Para el suelo hidráulico, Jaime Hayón ha rememorado los mosaicos que se instalaban en las casas antiguas valencianas.
Situada en el centro histórico de Valencia, en La Seu, el barrio más antiguo de la ciudad, Casa Clarita es una joya arquitectónica que originalmente perteneció a una familia de artesanos del vidrio que vivía en los pisos superiores y utilizaba la planta baja como taller y tienda. Ese espíritu se ha conservado, el de exquisita artesanía, así como la sensación de hogar que transmite todo el espacio. Su restauración da fe de la capacidad de Hayón para combinar su particular visión con el encanto original del edificio. Todo su universo está presente. Las combinaciones cromáticas tan propias del madrileño, sus formas escultóricas, su personalidad tan expresiva… Como las figuras azules pintadas en las paredes de la escalera, o los suelos de mosaico. O los cabeceros personalizados.
Paleta sosegada
“Estudiamos muchísimo el color ya que es importantísimo aquí. Exploramos una paleta alegre pero a la vez sofisticada y muy moderna. Me ha servido de mucho el ejercicio de pintar en el que llevo años centrado. Aprendo cada día más acerca del color”, prosigue. Verdes, azules, rosas, amarillos, rojos, naranjas… Los tonos empleados aquí por Jaime Hayón son casi siempre suaves y se van sucediendo en una amable transición. Nunca resulta pesado, sino calmante y apacible para el ojo.
Otra perspectiva de uno de los ocho apartamentos de los que dispone el hotel de Jaime Hayón.
Los elementos arquitectónicos auténticos, como los arcos o los detalles de las paredes, se fusionan con el estilo peculiar y expresivo de Jaime Hayón.
Boutique en su máxima expresión
Hay mobiliario recuperado, iconos del valenciano para editoras internacionales y míticas luminarias. Como la Flowerpot de Panton. “Hemos desarrollado muchos muebles a medida. Los cabeceros, por ejemplo, han quedado increíbles. Hemos diseñado los suelos, que desvelan dibujos y secretos, los armarios, las mesas… También hemos creado el proyecto artístico compuesto por un mural a lo largo de toda la escalera, obra gráfica, escultura y objetos especiales. Lo que más me gusta es el encuentro de todos estos detalles porque te hace sentir que estás en un lugar único y especial”, explica.
Y es que con ocho apartamentos y doce habitaciones, cada interior es diferente y único, como él mismo dice. Los diseños de Jaime Hayón junto a los elementos decorativos vintage o arquitectónicos originales, destacando por ejemplo los arcos o la escalera, hacen de este un hotel realmente singular, entre fantasía y elegancia. En cada habitación, una sorpresa. “Casa Clarita ha sido un proyecto complejo y realizado con muchísimo cariño”, remata el diseñador. “Nos hacía ilusión que hubiese un espacio en Valencia donde poder recibir con orgullo a nuestros amigos y que se sintieran en casa”.