El salón da la bienvenida con sofás curvos y aparador, todo diseño de Jorge Brown. Alfombra de Punto e Filo y mesitas Salute de La Chance, en Vardó Home. En la pared, obras In Candyland (centro) y Espejismos, ambas del artista Gerard Ellis, en Lyle O. Reitzel Gallery. En portada, el vestíbulo, una caja de roble con suelo de mármol que comunica varios espacios y se abre a la luz natural a través de grandes ventanales.
En sus más de 500 metros cuadrados decidió dar vida a espacios aparentemente diferentes que, más que de clichés costeros, salieron de su archivo mental, lleno de recuerdos de todas partes del mundo. Ya se ve en la entrada, panelada con cuarterones de roble, que se inspira en la casa 78 Derngate, la residencia de Northampton ideada en 1815 por Charles Rennie Mackintosh. El arquitecto escocés seguramente nunca pensó que sus ideas Arts & Crafts fueran algún día a echar raíces en el Caribe. Como guiño a lo que tenía en mente, Brown incluyó aquí el óleo Interieur Jour 2 de Pierre Monestier: la cabeza de un hombre, muy a lo Magritte, donde anida un ecosistema completo.
Los panelados de roble de la entrada se inspiran en la casa 78 Derngate proyectada en 1815 por C. R. Mackintosh, geometrías que también replica el aparador creado por Jorge Brown. Óleo Interieur Jour 2 de Pierre Monestier, lámpara y aplique de Visual Confort.
Alma y carácter a raudales
Así, el ecosistema del diseñador dominicano se refleja en otros lugares. En los sofás curvos inspirados en los 70 y en el colorista aparador del salón, que parece haber salido de los juegos con plastilina de un preescolar (de hecho, con ella modeló un prototipo para enseñar a los artesanos). “Es mi forma de trabajar. Visualizo patrones, formas, colores y texturas para traducirlas en piezas –afirma el interiorista–. Como no vengo del sector formal del diseño sino de la publicidad, comunicar y enamorar con ideas me sale mucho más fácil que trabajar desde un plano arquitectónico”.
La zona de estar exterior aparece llena de verde y con paredes de piedra coralina, sofás y butacas por Decoalba con tapicerías de Kelly Wearstler, mesas de ASR Design y taburete y cesto de fibra, en Vardó Home.
En la sala de estar, el papel pintado con print animal envuelve las tapicerías francesas de Nobilis en un sofá diseñado por Jorge Brown, también muebles de hueso y las butacas Mango Urban de la firma portuguesa Ana Roque Interiors con cojines de Bless My Funk, un atelier dominicano que crea piezas tecnicolor con mucho humor. En el dormitorio principal, revestido con textura de cocodrilo, hay telas de la colección Ethnic de Gancedo y un toque art déco en la lámpara Cannes de Ralph Lauren Home, que combina con la sobria geometría de una de las alfombras de rrres, alias del creador dominicano Javier Reyes, quien trabaja con talleres de Oaxaca, México, usando técnicas tradicionales.
Dormitorio principal con papel Greater Gator de Thibaut, sofá retapizado con tela de Kelly Wearstler y cabecero con Ethnic de Gancedo, todo en Tissage. Lámpara Cannes de Ralph Lauren Home, alfombra de rrres y, en la pared, bandejas de fibras vegetales, en Vardó Home.
Al margen de los tópicos
El resto de los tapices, con patrones abstractos, son también obra de Brown manufacturados por la brasileña Punto e Filo en econyl, un nailon reciclado de desechos. Los opuestos siguen en baños y cocina: para los primeros el diseñador ideó patrones triangulares con mármol blanco de Carrara y negro Marquina, mientras que la segunda es una explosión de armarios verde menta, que podría haber salido de una de las residencias cosmopolitas de los Agnelli, vigilada por dos lámparas Cleo de Kelly Wearstler.
En otras palabras, Brown nunca usó catálogos de mueble playero o estereotipos caribeños. Los propietarios estaban abiertos a experimentar. “Mi forma de trabajar no es para quien cree en tipologías definidas –explica–. Más que espacios para vivir, nuestro deber es crear espacios para vivir maravillándose. ¿Por qué no cuestionar las ideas establecidas sobre las villas junto al mar? Con el cúmulo de artes aplicadas que hay en el mundo, me emociona traer mis favoritos de distintas geografías para crear propuestas que, en teoría, no deberían existir juntas. Estas habitaciones quizá podrían estar en distintos proyectos en vez de en uno solo… y sin embargo funcionan, porque ni los residentes ni los invitados saben qué esperar al cruzar cada puerta. ¿No es la sorpresa lo que todo interiorista les debe a sus clientes?”.