Así planificó el comedor Juan Moreno. Lo hizo con la mesa 525 de Cassina, sillas 050 Elliot de De La Espada, en Gunni Trentino, y lámpara de techo Dussa de Aromas del Campo. Sobre una cómoda de Kurt Østervig, en 1stDIBS, lámpara de mesa italiana años 70 de Harvey Guzzini. El bol de la mesa es de Zara Home.
Por típico, Juan Moreno se refiere en realidad a la vivienda señorial que abunda en casos muy contados de la capital española. Sobre todo allá donde arquitectos de renombre alzaron edificios residenciales a principios del siglo XX para gente de bien. Y cuando hay dinero, claro, aparece el presupuesto para poder dedicárselo a detalles como unas puertas de acceso estructuradas en madera. La casa con la que se encontró el interiorista tenía unas así. “Yo creo que, en vez de un carpintero, las hizo un ebanista, porque son impresionantes”, dice. “Pero es que ya lo notas de primeras. Nada más llegar al edificio te das cuenta de que tiene mucha presencia”.
Lo importante, también aquí, está en el interior
Cuenta el responsable de John Brown Projects que el apartamento tampoco estaba en mal estado. Sus 140 metros cuadrados se habían rehabilitado en 2017, por lo que para el pied-à-terre se mantuvieron muchísimos aspectos, empezando por las cornisas originales. “Tan solo derribamos algunos tabiques que eran muy tontos, como uno de la entrada que separaba la cocina. Luego, en el dormitorio principal”, detalla, “en la zona de su vestidor se puso una puerta corredera que tenía bastante más lógica”. De acuerdo al interiorista, el valor de esta obra radica más en el contenido que en su caparazón en sí.
Se ve en el largo pasillo de la casa. Cualquier otro diseñador le habría propuesto a la familia echarlo abajo y deshacerse de las distribuciones compartimentadas. En vez de eso, Juan Moreno le pidió al escultor barcelonés Eduardo Pérez-Cabrero que ideara más de 200 piezas de cerámica, una instalación con el nombre Approach pensada para engañar al ojo y hacerle ver que el corredor de la vivienda resulta mucho más interesante (y menos corto) de lo que en verdad es. Pero, ¿fue fácil convencer a la familia? “A ellos les encanta el arte y a mí me dejan hacer siempre un poco lo que quiera, siempre y cuando”, subraya, “haya artistas españoles de por medio”.
Efecto wow
De ahí que a lo largo del recorrido por la casa se encuentre un plantel de nombre de aquí, casi todos emergentes. Figura Juaki Pesudo, Andrea Hachuel Baldridge, Xavi Ceerre y, cómo no, Albert Riera Galceran, uno de los grandes amigos de Juan Moreno y de quien el diseñador suele colocar piezas suyas en casi todo proyecto. “En resumen, yo creo que a la casa le he dado un toque chic y contemporáneo, pese que a ratos te pueda dar la sensación de estar en el Madrid de hace 50 años”. El interiorista lo menciona por las sillas y butacas que aparecen distribuidas, o por la escultórica mesa del comedor con aires muy de los años 70.
Optar por esa mesa fue, según el autor, una de las decisiones más arriesgadas junto al aseo de cortesía que es, por otro lado, su zona preferida del proyecto. “En un principio íbamos a colocar un papel pintado que era bastante tremendo y yo les dije a los clientes: ‘Oye, ¿y si recurrimos a una cosa en la que he estado pensando?’. No se lo pensaron dos veces”, concluye él. La propuesta pasaba por contactar con la artista francesa Galatee Martin y encargarle un mural ad hoc, inspirado en los tonos del campo español con toros paseando entre laderas. Algo inesperado en una vivienda que ya de por sí, no hay más que ver sus fotos, parece una auténtica casa-museo para sentarse y observar durante horas y horas. O incluso días.