Espacios en contraste
En el piso de abajo un hall, un salón, una cocina-office, una biblioteca y una sala de estar conforman las zonas sociales. En el sótano, una piscina interior (hay otra exterior), un gimnasio, la habitación de invitados, un área de servicio, lavadero y un garaje. Las alturas están reservadas a los dormitorios con vestidores y baños integrados. “Mezclamos esencialmente dos materiales buscando el contraste entre algunos volúmenes más puros, blancos y limpios hechos con Sate, que da un aspecto continuo y es un excelente aislante término, con otros revestimientos pétreos, extraídos de una cantera de piedra caliza nacional, que conectan con nuestro flechazo en Verona y aportan esa textura más en bruto que buscábamos”, aclara Laura Gärna.
En la terraza privada del dormitorio principal, que se abre como una caja al exterior, butacas Ayana de Naoto Fukasawa para B&B Italia y esculturas de pared de David Rodríguez Caballero.
El interiorismo también lleva el sello de su estudio y está concebido para acompañar al arte, que no admite más coprotagonistas que el entorno. “Encargamos una pieza espectacular de 240 x 240 a medida a Santiago Picatoste para colocarla aquí. Desde el primer momento que imaginé la casa lo hice pensando en ella. A partir de ahí bocetamos y levantamos el resto”. En el salón, una escultura de resina y neón de Fernando de Ana es otra de las claves visuales y hasta se ha atrevido a enviar a Manolo Valdés a la cocina. “¿Por qué no colocar arte dónde más tiempo pasamos?”, pregunta Laura Gärna.
Acogedora y proporcionada
Los muebles se adaptan también a la estructura hechos muchos de ellos a medida. “Es un proyecto 360 grados. Hicimos la arquitectura y el interiorismo, ambas son las dos caras de una misma moneda. No entiendo una sin la otra. En un edificio idealmente todo tiene que dialogar para que haya coherencia, proporción y, lo más importante, armonía. Así ha sido a lo largo de la historia, de las catedrales góticas a los arquitectos de Napoleón, que dibujaban hasta la última manilla y detalle de cada proyecto”. ¿El mayor reto? “Que a pesar de su tamaño resultase acogedora y proporcionada y que cada habitación interior dialogue con su homóloga exterior”, describe.
Amor por su obra
Su vivienda ideal, sin embargo, es ahora de una familia con dos niños que se enamoró de ella nada más verla, aún sin terminar. “Dedicamos tantas miles de horas, literalmente, a construirla que estaré conectada a ella siempre, independientemente de quién viva después. En esto hay un paralelismo entre el arte y la arquitectura. Siempre me ha sorprendido que los artistas, cuando venden un cuadro, por un lado se alegran de que haya gustado, pero por otro lo viven como una pérdida. Es lo que me ha pasado”.
Por suerte los aciertos de esta casa parece que se repetirán en otras construcciones unifamiliares igualmente cuidadas ejecutadas por Gärna Properties, su nueva incubadora de arquitectura, así que esta casa podría no ser más que el comienzo de una gran colección. Mucho arte.
La arquitecta Laura Gärna junto a la piedra con los surcos de la cantera que le sirvieron de inspiración en esta casa.
Para la biblioteca, el estudio de la arquitecta diseñó una barra de bar de madera y latón hecha por un carpintero.