El dueño del recién renovado piso es un joven empresario alemán quien además de vivir, también trabaja desde casa. Este detalle hizo que Lorca tuviese que pensar el espacio para las dos funciones, uniendo las áreas de estar como el salón y la cocina en un amplio espacio abierto y haciendo hueco para un despacho que antes no existía. En la diáfana zona común se encuentra la cocina, donde predomina el blanco y el profundo pero sutil azul de la encimera. Sin embargo, la lámpara sobre la isla de Aromas del campo, las butacas de Ikea, la grifería y el armazón de la ventana comparten un color negro que guía la mirada armónicamente de lado a lado del espacio.
Tradición respetada
Lo más especial de la cocina sucede tanto por encima como por debajo de los muebles. El techo abovedado original y la baldosa hidráulica del suelo aportan a la casa la tradición que Lorca ha querido mantener en el rediseño. “En este proyecto era muy importante conservar los detalles originales de la vivienda tan característicos de la zona, especialmente la bóveda catalana y las baldosas hidráulicas. Aunque nos encontramos con baldosas originales, estaban muy deterioradas e iba a ser muy complicado reutilizarlas y adaptarlas a la nueva distribución. Así que las sustituimos por unas nuevas pero fabricadas de manera tradicional. También tuvimos que restaurar los techos de bóveda ya que algunas vigas y ladrillos estaban barnizados y queríamos un aspecto más natural”, cuenta Natalia.
Pensando los colores
El color es otro de los pilares de este proyecto. El cliente quería llevar la alegría del color al espacio y huir de la “típica reforma de blanco sobre blanco”. Lorca explica que todas las estancias tienen su propio color, pero están pensados para que funcionen en conjunto. “Por ejemplo, elegimos el amarillo ámbar para la entrada de la vivienda para destacar la sensación de bienvenida y la alegría de llegar a casa. Al ser una zona de tránsito, nos permitimos arriesgar un poco más y añadimos detalles en negro que lo hacen más elegante”.
En los dormitorios, por su lado, se ha planteado el color de distinta manera. “Aprovechando los techos altos, decidimos hacerlo a la inversa en los dormitorios, pintando solo los techos y la parte superior de la pared. En este caso elegimos un tono azul petróleo para la habitación principal y un verde seco para la de invitados, que son colores que transmiten tranquilidad y relajación. Ambas estancias gozan de orientación sureste y tienen acceso a una balconada que las hace muy luminosas y produce un cambio de tonos muy interesante a lo largo del día”.
Finalmente, cabe mencionar que Natalia Lorca ha estado involucrada en el proyecto desde la propia búsqueda del apartamento y ha trabajado para que la vivienda sea única para el que la va a habitar. Al ser preguntada por las diferencias a la hora de trabajar interiores en Estados Unidos y en España, Lorca explica que “ahí se tiene una visión clara del valor que se le añade a una vivienda cuando está bien diseñada y los materiales son de calidad. Se valora porque se tiene muy en mente que es un activo”. Además, “se tiene menos miedo a arriesgar con elementos decorativos e incluso en la distribución. De hecho, es lo que los clientes quieren, viviendas únicas”. Natalia tiene claro que nuestras casas reflejan nuestra personalidad, y es lo que seguirá persiguiendo de aquí en adelante.