Ahora lo han vuelto a hacer en este apartamento de 150 metros cuadrados situado en lo alto de un edificio de los años 70. “Nos inspiramos en la película Mulholland Drive de David Lynch, en las casas modernistas de Richard Neutra y en la arquitectura japonesa. La idea era darle en todo momento una atmósfera cálida, jugando con los dos pisos y el vínculo con el exterior, con la vista de París y la Torre Eiffel por todas partes –comienzan–. Queríamos agrandar los volúmenes, aumentar los espacios”.
Reorganizaron la distribución con una nueva escalera en piedra francesa de Massangis de color marfil que, junto al roble macizo, son los dos materiales que sirven de hilo conductor y que se repiten por toda la casa. En el primer nivel está la entrada con la habitación de invitados y su baño contiguo; arriba, sala de estar con estantería enorme, comedor, cocina separada y master suite con vestidor a la que se accede a través de un pasillo con baño y aseo principales. Esta segunda altura tiene acceso a la espectacular terraza con vistas a la ciudad.

De izquierda a derecha, el salón viene con escultura rosada de granito de Frédéric Imbert, sillas de paja vintage, cerámica blanca de Floris Wubben y, en primer plano, mesita baja de Guy Bareff.
En el comedor, mesa de Marcel Gascoin y sillas italianas vintage de la galería JAG. Los revestimientos de las paredes combinan microestructuras en roble macizo con tapizados en tejido natural.

Todo el apartamento está tratado con la misma delicadeza y el mismo cuidado, en una paleta de colores naturales, serena y relajada, que va del blanco al arena pasando por el beige. El espacio ha sido diseñado como una casa americana de los años 50, con paredes revestidas de madera y fibras vegetales. Se trata de linos en tonos claros y verdes pálidos, según las estancias, de la firma centenaria Holland & Sherry. “Nos gusta la continuidad, recurrir a los mismos detalles pero con sutiles variaciones”, dicen los autores.

En el salón, butaca de madera de Goons (apreciable al completo en la foto de portada), daybed de Jacques Adnet y mesita baja de Guy Bareff.
La sala de estar contempla una estantería a medida en roble y, a la izquierda, sobre una mesa de cerámica Trident de Floris Wubben, lámpara de cuero de Jacques Adnet.


En la cocina en piedra de Massangis y roble macizo, bandeja de bronce de la colección XXS de Francesco Balzano.
Las líneas limpias y precisas de su proyecto dialogan con una mezcla de diseño vintage y contemporáneo: muebles del francés Jacques Adnet o del estadounidense George Nakashima, cerámicas del holandés Floris Wubben y numerosas piezas de artistas y diseñadores contemporáneos. Muchas provienen de la galería JAG de Jessica y también han incluido algún diseño de Francesco. “Es nuestro primer proyecto residencial y estamos muy satisfechos. Diríamos que nos ha quedado minimalista, atemporal y acogedor”, remata el dúo, con dos casas más en París a punto de ver la luz.

El diseño contemporáneo y el vintage continúan su feliz matrimonio en el dormitorio principal. Silla de Georges Nakashima y mesita de noche de Floris Wubben con lámparas Gatto de Castiglioni para Flos.
El baño principal, con pantallas de lamas de roble natural, se organiza en torno a una bañera esculpida en un bloque de piedra de Massangis.
