La cadena de hoteles surgida a partir del exitoso emporio mundial de cocina nikkei –fusión de cocina japonesa y peruana– afincó su alojamiento de cinco estrellas hace seis años muy pegado a la tranquila bahía de Talamanca, con la playa más grande del municipio de Ibiza. Fue el primero en España, y después llegaron Barcelona, Marbella y Sevilla, en breve San Sebastián y próximamente Madrid. La empresa fue fundada por el chef Nobu Matsuhisa junto a socios ilustres como el actor Robert de Niro, y los hoteles son una extensión del brazo fuerte de la firma: sus restaurantes que sirven exquisiteces del mar se convierten rápidamente en epicentros gastronómicos allá donde abren.
Ibiza como punto de partida
Este hotel no es la excepción, ya que su exquisito Nobu abre cada noche y siempre hace lleno con una comunidad internacional de entusiastas de su gastronomía. Pero hablemos del hotel. Para crear sus interiores, Nobu recurrió a Jennica Shamoon Arazi, directora de Luxury Hotel Partners, firma experta en crear y gestionar exitosos conceptos de interiorismo, también a cargo de grandes hoteles como Marbella Club o Puente Romano en la Costa del Sol. Aquí, el punto de inspiración, cómo no, fue la isla misma. “La decoración y la paleta de colores es muy sencilla: el blanco de la Isla Blanca, el turquesa del Mar Mediterráneo, y el dorado del brillo del sol de las Baleares”, asegura Jennica.
El propósito era crear un lugar en armonía y equilibrio, fiel reflejo de los valores de Nobu y de esa vibración tan especial que, dicen, transmite Ibiza. “Es un lugar que respira paz y al mismo tiempo te llena de energía –continúa Jennica–. Un hotel con rincones íntimos para descansar con tranquilidad, donde también confluyen espacios que animan a socializar, todo con preciosas e impresionantes vistas al mar y a la cala de Talamanca. Un santuario de calma y a la vez un punto de encuentro vibrante”.
Cambio de energía
Esa sensación tranquila se percibe nada más cruzar la entrada y encontrarse con la piscina de frente. “Tiene una luz mágica, pura y única. Al entrar se nota el cambio de energía –explica Jennica–, provocado por la vista frontal del agua, el mar y el cielo, que son la pura esencia de las vacaciones”. En esta misma planta, las dos piscinas, el acceso a la playa y la oferta gastronómica: además de la alta gastronomía japonesa de Nobu, está la ruta por los sabores de España de la mano de Nieves Barragán en Gusto, el idílico chiringuito del hotel Chambao (con paellas a la altura de grandes paladares), el Bay Café y By the pool deck para relajarse junto a la piscina del hotel.
Las habitaciones son amplias y espaciosas, con una decoración bohemia en tonos celestes y beiges que coordinan con las impresionantes vistas al mar (y al amanecer) de la escarpada península de Illa Grossa y el cabo Martinet. Los materiales nobles, suelos y maderas claras y continuas, cañizo y ratán, además de toques de bronce y teca que recorren todo el complejo, transmiten el mensaje de elegancia y sencillez.
Suites personalizadas
“Las suites fueron concebidas como salones de villas de lujo privados con terrazas y azoteas para disfrutar solo o con familia y amigos –apunta Jennica–. Hemos puesto mucho énfasis en la elección de muebles únicos y originales, así como piezas hechas a medida para lograr esta sensación de confort y personalización. Telas elegidas por sus variaciones de tonos aguados y texturas sobre todo de casas españolas como Casamance y Naturtex. Espacios donde los huéspedes pueden sentirse como “en casa” y tener sus momentos de pausa y bienestar”.
El arte también tiene su protagonismo, con obras de artistas y artesanos locales como Aldo Kovac o Wili Pauer, cuyas creaciones se presentan en papel, cerámica y lienzos. Además, una colección fotográfica de gran tamaño en abstracto y concreto, muchas primeras ediciones de la serie Balearic Bliss del australiano Stuart Cantor acompaña el recorrido de los vestíbulos y zonas comunes. “De esta forma mantenemos firme la conexión con el archipiélago balear”, remata Jennica.
Mural de pigmento
“Al pasar por el lobby, el enorme tríptico realizado por encargo por la artista británica Elizabeth Rose Langford, quien trabaja en Ibiza, hecho con pigmentos naturales turquesas de Crysacolia que traían los mercaderes fenicios, los primeros colonos de Ibiza, siempre me entusiasma”, explica Jennica. “Esta obra transmite perfectamente el vínculo entre el buen gusto, la simpleza y la elegancia que aporta la cocina de Nobu y la belleza, historia y energía salvaje de esta isla tan querida”.