
La cocina de la vivienda, de nuevo con los panelados de madera, se enfrenta al comedor con un nuevo muro acompañado por una pintura de gran formato.
También con doble altura, el comedor (vestido con piezas europeas y latinoamericanas) se funde con el resto de la casa mediante suelos de madera en espiga.


Vista del pasillo abierto en la primera planta, con un pequeño aseo que se amaga justo detrás de la obra de arte circular.
Formas en estado puro
Con una estructura de niveles pausados y dobles alturas, las arquitectas se tomaron la licencia de unificar sutilmente la totalidad de la vivienda. Y a la vista queda, ya que lo han hecho mediante herramientas de diseño arquitectónico puro y duro, que difícilmente pasan desapercibidas. Como las esquinas curvadas o los apliques en puertas y paredes. A la vez, el suelo es ahora de espina de pescado de roble europeo y la carpintería achocolatada. Mientras, la propuesta cromática se mueve entre los tonos fríos del azul claro, el verde menta y el gris. Y todo, bañado con una iluminación indirecta y cálida de la firma Delta.
Pero el encargo trascendía más allá de lo puramente arquitectónico, porque la tarea en Bogotá de ambas arquitectas ha incluido en paralelo la dotación completa del piso. “Como amantes de los clásicos del diseño que somos, nos sentamos a investigar lo suyo”, recuerdan las autoras. Ambas conversaron con la familia que habitaría el nuevo piso sobre los modernos y posibles usos que ofrece cada estancia. Desde el manejo activo de una cocina funcional o lo armónico de un comedor auxiliar a una gran sala creada para disfrutar de la vida adulta en el día a día.

El dormitorio principal del piso en Bogotá contempla una pieza textil latinoamericana además de una colorida vidriera. Al fondo, el pasillo que conduce a su propio baño con armarios empotrados de madera, el material estrella de la reforma.
Diseño de origen global
El resultado, según el estudio de Jotaele Arquitectura, se interpreta como una nueva versión del clásico apartamento de diseño bogotano. En este caso, llevado a la contemporaneidad con una mezcla de tecnología domótica. Además de muchísimo arte de la mano de nombres latinoamericanos como el de Laura Mora Osorio, Diego Mendoza Imbachí, Christian Abusaid o los bodegones pop de Ana Mercedes Hoyos. Artesanía y decoración colombo mexicana tampoco falta, tal y como demuestran las obras de Caralarga, Mercedes Salazar y Tikal Mexico. A la vez que una amplia selección de piezas de diseño europeo e internacional. Son las que confieren el punto y final a este piso en Bogotá con Kartell, Flos, Herman Miller, Knoll, Muuto. Incluso la firma Folies, Del Portillo o los diseños de Jaime Hayon.

Para evitar las estancias extremadamente compartimentadas, en Jotaele Arquitectura han optado por superficies transparentes, retroiluminados y espejos que multiplican el espacio a nivel visual.
Otro de los dormitorios-suites de este apartamento en la capital colombiana.


Así es el baño del segundo dormitorio, el cual demuestra la línea formal que comparte con el resto de aseos y baños de la casa.