A la izquierda y derecha, Sacha Meimon y Jonathan Wray, interioristas de Uchronia junto al fundador de este estudio, el arquitecto Julien Sebban, en el centro.
La diferencia está en que Uchronia no se recrea en los estereotipos tan manidos de lo chic, como tampoco en darle vueltas a la estética señorial del centro de la ciudad, que era lo que quería evitar a toda costa una nueva clienta del despacho. Trabajaba en el sector de la alta joyería, tenía un apartamento de 240 metros cuadrados en el Triangle d’Or de la capital, y hace dos años quería convertirlo en un joyero, literalmente. “Tardamos siete meses en reformar el piso”, informa el autor, argumentando que la vivienda no se encontraba en un bloque cualquiera. Era un clásico edificio haussmaniano de principios del XIX.
Al igual que en las paredes del comedor, todo el apartamento incluye degradados confeccionados por Uchronia en colaboración con Atelier Roma.
Además de dividirse en varias partes, la mesa del comedor contempla unas patas que simbolizan los engastes de un diamante.
¿Puede el pasado resultar novedoso?
Avanzan desde el estudio que su idea la tenían muy clara. Lejos de actualizar la historia del piso, se trataba de conservarla pero de un modo que pareciera moderna. Y en vez de echar los tabiques abajo, el trabajo consistía en operar con lo que ya había. Mismas habitaciones y molduras idénticas y, allá donde faltasen estos últimos elementos, recrearlos con la ayuda de fabricantes del país. “Igual que con los tiradores de las puertas. Los hizo Bonnemazou Cambus, un taller artesano que es súper cool”. El resto tenía que ver con mantener el ultra colorido estilo por el que hoy se conoce a este despacho, aunque sustituyendo sus habituales ondas y curvas por pronunciadas geometrías que no pasan desapercibidas.
Pero es que cuesta pensar lo contrario, que alguien entre a este piso y no se sorprenda al ver las paredes con degradados o los sucesivos ángulos, formas cuadradas y cortes en bruto. Están ahí para evocar los engastes de los diamantes. “Y, de hecho, creo que el efecto lo hemos conseguido, porque realmente sientes que adentro todo tiene forma de piedra preciosa”, subraya Sebban. En el salón, un sofá de Edra en azul eléctrico imita uno de los fragmentos de la butaca contigua estructurada en cientos de pequeños vidrios, a la vez que la estantería metálica y piramidal, obra de Wendy Andreu, adopta la forma octogonal del mismo modo en que lo hace la alfombra presidencial.
Referencias infinitas
La del único dormitorio de la casa es otra estancia que no se queda atrás. Las líneas ondulantes de la moqueta, inspiradas en el ónice, encajan con la cama cuyas esquinas vienen rematadas por lámparas de alabastro tallado. Distribuidos por el apartamento destacan mesas multicolor de Glas Italia que reflejan y refractan la luz, “como una gema lustrosa”, comparan en Uchronia. Hay clásicos también, desde el sillón Tongue de Pierre Paulin a un tocador de Ettore Sottsass, y piezas muy de gabinete de curiosidades entre las que figura una lámpara de araña de Murano con un tono exacto al del ópalo. “O el espejo trumeau sobre la chimenea”, señala el arquitecto. “Solía estar en los apartamentos del siglo XIX, por lo que nos parecía coherente. Lo único es que nosotros le añadimos una lámina de oro japonés que parece, de nuevo, el engaste de una piedra”.
Julien Sebban, contento por el resultado del apartamento, asegura que lo más divertido de la reforma le pareció el haber colaborado con los artesanos. Le gustó tanto que, en los últimos meses, ha continuado. En septiembre presentará en la Semana del Diseño de París la exposición más grande de Uchronia hasta la fecha, y en la que incluirá piezas suyas tanto de interior como outdoor. Incluso se podrá ver una cama muy loca que su despacho está desarrollando hoy, tal y como él concluye. “La cama vendrá con un tejido que hemos creado con el fabricante de seda más antiguo de Francia. Lleva sin sacar ni un solo diseño nuevo desde el siglo XVIII”.