El salón lo presiden los sofás de XVL con manta, en Jules & Jim, butacas Capitol Complex de Cassina, mesa de Stéphane Parmentier, y encima, bandejas de laca japonesa, en Graziella Semerciyan Gallery. Para la chimenea se utilizó la piedra portuguesa de color beige Moleanos.
Lámpara de alabastro veteado Callisto de Garnier & Linker. El banco es de Detjer con plaid de lana y cachemira, en Jules & Jim, mientras que el suelo de esta gran estancia común es un parqué de punta Hungría.
Repensó por completo el apartamento. “Había una hilera de ventanas que daban a la avenida principal y que era imprescindible conservar. Por eso me pareció buena idea utilizar puertas pivotantes, para poder gestionar el grado de privacidad de cada estancia, así como la cantidad de luz. Para mí, esta es la clave del proyecto. Tenía en mente las grandes puertas, las ventanas grandiosas y los techos altos. Traspuse estos interesantes volúmenes al resto de la casa, haciéndola única y atemporal”. En efecto, es serena pero sofisticada y con intención de perdurar, una de las características del trabajo de Marika Dru. “Trato de asegurarme de que los interiores que creo puedan perdurar en el tiempo, traspasando las tendencias”.
Manierismos, los justos
Dice que suele elegir materiales duraderos y una paleta de colores naturales. “Ciertos materiales, como el roble acanalado en la cocina o el cemento pulido de las paredes del baño, agregan carácter y un poco de vanguardia. Mientras que los tonos neutros, en las tapicerías y las cortinas, garantizan que el resultado permanezca atemporal”. Este es su toque maestro: combinar el refinamiento con el minimalismo. Mucho nivel de diseño y detalle, pero un ambiente suave. Una aparente y sencilla naturalidad: líneas limpias, volúmenes ordenados y un orden teñido de clasicismo, pero que nunca resulta austero sino más bien lleno de ligereza, charme y feminidad. Blanco, crema, beige, marrón: la interiorista prefiere paletas claras cuyas gamas mezcla sutilmente entre ellas.
A Marika Dru también le gusta repetir elementos o materiales y, a veces, enriquecerlos a través de una ornamentación gráfica. Así lo ha hecho por ejemplo con el patrón estriado de madera, que va de una habitación a otra, desde las puertas de entrada a los muebles de cocina pasando por los armarios, y que genera homogeneidad y calma. O con el suelo de uno de los baños, de caliza con cenefa de mármol. Respecto al mobiliario, es una mezcla de asientos cómodos y envolventes (“Me gusta especialmente el sillón Fumoir Velvet de Pierre Augustin Rose. Con su diseño de inspiración Bauhaus, encaja a la perfección con el espíritu Art Déco del piso, combinando rigor y suavidad”, dice) con piezas más escultóricas y minerales, como la mesa de centro de Stéphane Parmentier.
El sello de la casa
A la vez no faltan diseños propios: las mesas de cocina y comedor, un cabecero en terciopelo o una consola con patas que parecen columnas dóricas. “Hay una coherencia en las áreas de estar para que las transiciones sean fluidas. Por otro lado, siempre trato de darle a cada dormitorio y baño un carácter propio usando materiales específicos para cada uno. Por ejemplo, acabado de hormigón encerado y una piedra noble para el baño principal. O un terrazo hecho a medida para otro baño. Me gusta mezclar materiales naturales, mates y brillantes, y tejidos para potenciar la sofisticación de la atmósfera general. Aquí traté de sumar dulzura al rigor, fue un verdadero desafío: rigor en el diseño y la proporción de las puertas monumentales sobre pivotes con el dibujo de madera estriada; dulzura a través del uso de curvas que son acogedoras y tentadoras”.
Uno de los dormitorios con estructura lacada y tapizada en terciopelo, diseño del estudio de Marika Dru. Butaca Fumoir Velvet de Pierre Augustin Rose y cortinas de Pierre Frey.
Otra habitación con mesa de Atelier MKD. De izq. a dcha., jarrón rosa de La Romaine Editions, florero de raíz de mirto Iwa Myrtle y caja Masu de ciprés japonés recubierta de laca urushi, ambos de Garnier & Linker. La alfombra es de Galerie Diurne.
La capital francesa a sus pies
Guiños arquitectónicos, concordancia material y mobiliario refinado. En Avenue de Breteuil, Square Lamartine o Rue Saint-Honoré, Marika Dru se ha especializado en renovar apartamentos en los distritos más solicitados de París. Ella diseña, purifica y moderniza estos interiores para llenarlos con su definición de belleza y facilidad. Pero, sobre todo, los adapta a los estilos de vida actuales.
Adiós a los pasillos interminables, las pequeñas cocinas que dan al patio y los baños anticuados típicos de los edificios haussmannianos. Marika reimagina los espacios para hacer más fluida la circulación y crear lugares abiertos, luminosos y agradables de vivir, sin complicaciones, donde sentirse bien. También ha desarrollado otros proyectos, como el club inglés The Bureau, espacios de coworking o estudios y showrooms de moda (Gabriela Hearst). Actualmente está completando el diseño de interiores de una fundación de arte proyectada por el arquitecto Ricardo Bofill. La apertura está prevista para 2025. Qué larga y difícil se hará la espera por ver el resultado, que seguro que promete. Y mucho.
La entrada de la casa viene con sillón Eileen de Charlotte Biltgen, consola a medida, obra de Gwen Hardie, en The Spaceless Gallery, y lámpara de alabastro de Atelier Alain Ellouz. Sobre la mesa en primer plano Epic de Gubi, jarrones de Rémi Bracquemond, en Galerie JAG.