Vista del salón con butacas de Zara Home, aparador en Habitat y grabados de la colección de Avellanar. En portada, de nuevo el salón con sofá y mesa de centro en Maisons du Monde, alfombra de Zara Home y sillas junto a la chimenea en The Masie. Sobre ella, obra de Diana Carrillo de Mendoza.
El comedor viene acompañado por suelos de barro cocido, que le dan un carácter acogedor a la estancia presidida por una mesa en negro, en Maisons du Monde.
Él mismo lo explica. “La vivienda originalmente era muy compartimentada y laberíntica, incluso con estancias ciegas”. Tras la reforma, ahora luce dinámica y orgánica con un marcado carácter funcional: “La nueva distribución cuenta con una gran zona de recibidor compuesta por cocina, comedor y salón. Aparece todo abierto y, a su vez, conectado a través de un pasillo muy sinuoso y orgánico con dos dormitorios con baño y vestidor en suite”. Como homenaje al pasado de este piso en La Latina, en él se han recuperado algunos elementos auténticos, desde la chimenea de mármol con ladrillo refractario y la puerta de entrada original hasta los radiadores de hierro y las contraventanas interiores de madera en los balcones.
Las texturas y los efectos sí importan
Son, en esencia, detalles que llenan de carácter toda una sucesión de interiores contemporáneos y funcionales, cuyo estilo, según asegura Martínez Padilla, “está inspirado en las imponentes naves palaciegas del Madrid de los Austrias”. A ello se le suma por otro lado la elección de los materiales, que no son unos cualquiera. Figura madera, barro cocido, piedra caliza portuguesa en los baños, linos y muchos espejos para enfatizar la iluminación natural. Como por ejemplo los envejecidos que se han instalado en diferentes frentes del hall, pensados para crear un efecto rebote de la luz. Una solución ingeniosa, al nivel de la que se ha establecido en los techos.
Para el arquitecto esto último fue lo más complejo, puesto que los ha diseñado con doble función. “Una ornamental”, detalla Martínez, “y otra técnica, ya que dejan pasar las instalaciones sin bajar altura libre entre forjados”. Otro hito en este piso en La Latina, cuenta, ha sido el de abrir los espacios de las zonas comunes a través de crujías conectadas visual y físicamente, las cuales simulan en el salón una nave abovedada. “No hay puertas, solo embocaduras orgánicas de paso y espacios diáfanos que dejan pasar la luz natural de las balconeras”.
El suelo de barro continúa en el pasillo, generando una continuidad en el diseño de la vivienda. Sus piezas de mobiliario, sencillas y funcionales, ceden el protagonismo a los materiales y a las soluciones arquitectónicas aplicadas a lo largo de 150 metros cuadrados.
Obra 360 grados
Todo ello se presenta ante los nuevos propietarios y sus invitados, junto a una paleta de colores cálida y neutra, y de la mano de una iluminación indirecta que, al convivir con el resto de elementos, favorece la sensación de amplitud y crea un entorno acogedor, en todo momento aderezado desde la sencillez. Un estilo muy personal que destaca especialmente en la cocina, en la que el nogal, el granito y los mencionados espejos envejecidos logran estructurar un frente protagonista que rompe con el blanco cálido. Justo, el utilizado para el resto de las estancias, la mayoría acompañadas por la guinda final: las obras de arte seleccionadas cuidadosamente para que todas juntas, al unísono, potencien el carácter atemporal y la esencia calmada de esta vivienda.