Desmantelando errores
“Nos pareció muy bonita y súper atractiva desde el minuto uno. Las de esta colonia de casas son construcciones con un toque de arquitectura industrial que les aporta mucho carácter. Los dueños la encontraron a través de una inmobiliaria, y estaba literalmente destrozada. El anterior inquilino había hecho auténticas barbaridades, todo era un desastre. Tuvimos que reformarla por completo. Interiormente hubo que actualizar todo, intentamos mantener el hidráulico pero estaba en malísimo estado. La fachada no se podía tocar porque está protegida pero tampoco teníamos intención de hacerlo. En cualquier caso, hubo que restaurarla en su totalidad”, prosigue Jesús.
De hecho, lo que hicieron en la fachada fue cambiar el verde por un azul intenso, que replicaron en algunas carpinterías y ventanas para conectar exterior e interior. “Queríamos que no se perdiese en ningún momento la esencia original de esta colonia de casas. Convencimos al cliente de evitar la madera en suelos y recurrir a un pétreo que, además de tener mucho más sentido en este caso, nos permitía dar continuidad con el pavimento del jardín. A nivel de decoración seguimos la misma línea, aprovechando que los dueños tenían antigüedades, sobre todo cuadros pero también algún mueble maravillosos. Son coleccionistas de arte clásico”, explican los interioristas.
Vista de la cocina desde el comedor. “Queríamos que no se perdiese en ningún momento la esencia de esta colonia de casas”.
A lo largo de la cocina se mantuvieron las carpinterías en el verde original. Mesa antigua de Travertino, sillas de Niels Otto Møller y lámpara Dou de Ferm Living.
Pinceladas déco aquí y allá
El toque de azul y el carácter plano y discreto del resto de materiales (piedra de Campaspero en suelos, chapa de nogal en cocina y baños, madera de roble tintada, algún revestimiento textil y cortinas de lino con mucha caída) les permitió dar protagonismo a las piezas de arte y a la chimenea de mármol, que tiene mucha presencia en la zona de estar, la estancia más vinculada al jardín. Aquí también plantearon una boiserie sencilla para poder ocultar o disimular el acceso a un aseo de cortesía. El comedor, contiguo al salón, cuenta con una cortina que separa una zona para teletrabajo.
Se buscó combinar parte del mobiliario que ellos tenían con nuevas adquisiciones, algunas más discretas que otras. Pero en general se trata de piezas de anticuario contenidas y atemporales. “Nuestras favoritas son el bargueño, el cuadro del viaje en globo y la lámpara de acero inoxidable de Berenis”, confiesan. La paleta cromática sigue el mismo espíritu, suave y neutra, y el proyecto realizado en esta colonia de casas madrileña refleja mucha calidad y atención al detalle. “Diría que hemos creado un contenedor muy limpio, depurado, para dar cabida a elementos tradicionales de muchas épocas evitando sobrecargar el espacio y tratando de que fuera cómodo. En resumen: una casa clásica, sencilla y acogedora. Además, cuando hay calidad, sobre todo en los objetos, los muebles y el arte, el resultado suele ser muy elegante”.
¿Qué tienen actualmente entre manos?
“Muy variado, como casi siempre. Estamos trabajando en viviendas en Barcelona y Madrid, un hotel en Córdoba, unas oficinas en Londres y Berlín, un hotel rural en Gredos, una casa en Marbella… Lo que nos encanta es que siga siendo diverso para no especializarnos en nada concreto”, concluyen en Febrero Studio. “Eso nos mantiene siempre más alerta, sentimos que así aprendemos y aportamos mucho más”.