Teatral y lógico a la vez
Ahora, desde el piso de la entrada en piedra lijada y los techos a dos aguas hasta las mamparas en vidrio y espejo recuerdan a la tipología de las casas ibaguereñas. Pero, en realidad, son recursos como el recubrimiento de las paredes en pañete rústico, el vidrio ahumado, la baldosa hidráulica, el recubrimiento en bronce de la barra, un árbol seco en medio del restaurante (donde anteriormente figuraba el patio trasero), la iluminación y piezas de estilo industrial los que hacen de este lugar no solo una escenografía. Sino un diseño temático y cohesivo, pero sobre todo funcional y práctico.
Y si bien la barra del restaurante Cartel se encuentra en la planta inferior de esta casa de cuatro pisos, actúa como eje central del flujo de su diseño. “Desde la entrada, pasando por el lobby y el comedor privado en el tercer piso hasta llegar al restaurante en la parte de abajo, todo el mundo está en contacto con la barra y con lo que acontece allí”, agrega Felipe de La Pava. “Para lograr esta conexión espacial demolimos la placa que existía en el hall de las habitaciones. Hoy en día encuentras un vacío que te conecta con la vida del bar”, cuenta él.
Muy digna de observar, la zona de la barra propone pasar largas horas entre bebidas y comidas rápidas.
En Cruz de La Pava completaron el interiorismo del restaurante Cartel añadiéndole este árbol interior.
Discurso consistente
En el local todo fluye y está en constante movimiento. Cada espacio tiene su función y diseño propios y, sin embargo, no hay ni un solo elemento que no aparezca interconectado. El recibidor con su araña de gran formato y un sofá chéster rosa adopta un aire de sala casera. Mientras que el gran comedor del reservado en el tercer piso, revestido con madera de pino, da la sensación de estar en un club privado. Aunque de nuevo no en uno cualquiera. Este se muestra ante el público iluminado por una pantalla en piedra laminada que permite el paso de la luz.
Abajo hay tres ambientes que van desde lo más clásico hasta lo industrial y contemporáneo, que son los que ofrecen una decantación progresiva de la época que sirvió de inspiración para el restaurante Cartel. ¿Y qué hay del mobiliario? A excepción de las sillas Thonet y las lámparas de la barra, quizá los elementos más clásicos del espacio, el resto es obra de Cruz de La Pava. “Tener la capacidad de diseñar y producir piezas según las necesidades del proyecto le brindó un toque adicional a la congregación y tiempos de construcción de la obra. Además”, concluyen los responsables desde Colombia, “nos permitió lo más importante: crear diseños nuevos para necesidades reales”.