El espacio es un lienzo en blanco donde poner en valor muebles y objetos desde el siglo XVIII hasta los años 70 de Europa, Asia o África, que conviven con piezas muy de hoy. Piluca Hueso, la creadora de Rue Vintage 74, define el lugar como un teatro porque “es una manera de elevar conceptos o ideas. Muchas de las piezas que están expuestas en The Act tienen un valor que ha pasado inadvertido porque hasta ahora no se habían elevado. Nuestra forma de vida es un teatro, montamos decorados con objetos que salen a escena y hay una historia que contar con ellos”.
Una de las señas de identidad de Rue Vintage 74 es justo esa búsqueda de la belleza en el olvido, de poner a ciertas piezas de decoración donde merecen estar. Algunos muebles requieren mucho tiempo para su realización porque Piluca trabaja con maestros artesanos de autor, y ciertas técnicas son muy elaboradas y laboriosas. Por ejemplo, trabajar el hueso o llevar a cabo la técnica japonesa Yakisugi son dos de las que exigen mayor paciencia. Además, en The Act se pueden encontrar piezas firmadas por nombres como Paolo Venini, Mario Botta, Gianfranco Frattini, Ernesto Treccani, Roberto Pamio o Renato Toso. O sea, de los grandes clásicos italianos.
Con pasado industrial
El nuevo espacio The Act es una nave de 1964 ubicada en el barrio madrileño de Prosperidad. Es una de las pocas zonas de la capital donde todavía quedan locales antiguos de estas características. Asimismo, es un barrio multicultural, con una creciente vida artística que a partir de mañana se va a encontrar con una sorpresa más. La encargada en decorar el lugar ha sido la interiorista Marta de la Rica, quien lo ha diseñado como un lienzo en blanco que pueda servir para el cambiante teatro que tiene lugar entre sus paredes.
La poesía del material
Marta cuenta que cuando Piluca llegó a ella le pidió “crear un ambiente donde se diese protagonismo a la pieza de autor especial, la nueva apuesta de Rue Vintage 74, pero donde se mantuviera su espíritu de objetos con alma”. Por ejemplo, el precioso papel con motivos triangulares que viste una parte de la pared de The Act confunde al ojo del espectador que no sabe definir si está ante un papel o un azulejo. Esta es una de las piezas artesanas y anónimas que se combinan con muchas otras de renombre.
En definitiva, el espacio se ha construido como un escenario neutro, perdurable y duradero que eleva el valor de los objetos protagonistas y cambiantes. Marta de la Rica ha conseguido que el fondo no distraiga la mirada pero brinde información sutil: “El 80% del espacio es ese telón de algodón que con su simple pliegue aporta información. No necesita color, sino que las texturas y luces ya generan riqueza de manera muy sobria pero rotunda. Además, esta tela es muy sensitiva y transmite el amor por la artesanía que evoca con su forma y poesía”. Rue Vintage 74 ya ha empezado a pedir que se tome asiento porque el primer acto de este teatro está a punto de comenzar.