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Fotografía: Salva López
Arquitectura e Interiorismo: Mesura

Industrial y llena de obras de arte: esto es Vasto, la galería de Barcelona en la que también vive su fundadora

Sala expositiva y vivienda se fusionan en este loft en el barrio de Poblenou de la capital catalana firmado por el estudio Mesura, donde la galerista Carmen Riestra vive esencialmente por y para el arte.

Sin límites ni fronteras, las obras de arte de Vasto Gallery se integran en la casa en la que Carmen Riestra convive con su pareja en Poblenou, Barcelona. Desde la cocina hasta el baño, los artistas que representa cuentan con una sala expositiva única: la mismísima vivienda de su galerista. “Cada rincón es susceptible de integrar una pieza y el reto para los artistas es reinterpretar el espacio e interactuar con él”, asegura Riestra. Su pasión por el coleccionismo la llevó a lanzar varios proyectos previos al lanzamiento de Vasto Gallery hace un año y medio. Lo que comenzó online y con exposiciones itinerantes se ha convertido ahora literalmente en su hogar y proyecto. “Es otro lenguaje. Se rompe el concepto clásico de galería y recibimos bajo cita previa a los clientes en un ambiente más relajado, donde pueden ver las obras en el contexto de una casa”, explica.

En el salón, mesa Split de Sara Regal y Mesura junto a sofás Extra Soft de Living Divani y taburete Cesar de Minotti, todo en Minim. Al fondo, pintura de Albert Riera Galcerán y, a su dcha., escultura de Andre Baeza. En portada, Casa Vasto expone piezas de arte como las esculturas de Berta-Blanca T. Imanov y de diseño histórico como la silla Willow de Charles R. Mackintosh, en Cobalto Archive.

Junto a la mesa hecha por Mesura, de las pocas piezas fijas de Vasto Gallery, sillas MR10 de Mies van der Rohe, en Cobalto Archive.

El arquitecto catalán Joan Torras creó el techo original en el XIX con vigas reforzadas por un núcleo cerámico y forma abovedada.

Riestra define las ventajas de Casa Vasto, como la llaman. “Convivir con el arte nos permite entender mejor cada obra, tener una relación más estrecha con los artistas que representamos dejándoles trabajar en la casa y recibir al público en una atmósfera más familiar”, explica. Conseguir que todo fuese uno, conciliar el movimiento de un hábitat con la funcionalidad de una galería, fue un reto que no sería posible sin la espectacular reforma firmada por Mesura. Es el estudio que ha transformado un espacio industrial diáfano de 450 metros cuadrados en un concepto homogéneo y equilibrado en el que no existe choque entre ambos mundos. Y a la vista queda.

Referencias de alto nivel

“Nos centramos en crear espacios acogedores que pudieran existir en armonía con las piezas de arte que habitan el espacio y van cambiando regularmente según el programa de la galería”, avanzan los arquitectos. No hay puertas ni tabiques. Jugando con la idea de crear un loft neoyorquino, los arquitectos tomaron como referencia el estudio-casa de Donald Judd en el Soho, también diseñado para un doble uso. Sólo existe una sutil compartimentación trabajada con un volumen central de madera de haya que, al ser exento, crea un flujo de circulación libre. En él se esconden baño, vestidor y almacenaje de cocina.

El comedor viene con una mesa de ocho metros por Mesura. Encima, lámparas Tekio 4 de Santa & Cole. Al fondo, pintura de Gabrielle Graessle de Alzueta Gallery y Vase nº4 de Sara Regal. En primer plano, esculturas de Berta-Blanca T. Ivanow.

“Teniendo en cuenta que todo el espacio se puede entender como público y privado a la vez, sí que es cierto que en la parte privada, que se ubica detrás del módulo central, encontramos un área de estudio, habitación y baño”, señalan desde Mesura. “Aun así, esta parte sigue con la premisa de mantener una convivencia sin interrupciones”, insisten. Esta apertura diáfana, así como el uso de pocos materiales y colores neutros, pone en valor el diseño industrial original, obra de Joan Torras Guardiola, conocido por propagar el uso del metal en el siglo XIX.

 

Vista de la cocina. Para acentuar la ligereza y la fluidez del espacio, la vivienda está dividida por una caja de servicio revestida en madera que no se percibe como un muro, sino como un elemento exento que permite entender el espacio como un todo.

El dormitorio, la zona más privada de Vasto, sigue la misma premisa ilimitada del proyecto. La cama, la bañera y el lavabo se convierten en elementos sueltos dentro de la habitación. Junto a las ventanas, cuadros Meta del artista cubano Wifredo Lam y obra de Jean Cocteau.

Cocina de ocho metros por Mesura en acero inoxidable para establecer un paralelismo con la gran mesa del comedor, en la pared opuesta. Bancos azules de Max Enrich y lámpara Pop P703 Brooklyn de Oty. Tres paredes de la casa tienen grandes ventanas que inundan de luz la planta abierta.

El cabecero del dormitorio sigue la línea del módulo central, integrando además una librería.

Mínimo y contundente

En la reforma se ha recuperado la estructura de forjado, que estaba tapada, así como las columnas, y se han saneado y pintado los techos para devolverlos a la morfología original. “Con estas acciones simples pero firmes, convertimos este elemento en el personaje principal del espacio”, destacan en Mesura. En diálogo con este carácter industrial, los suelos de microcemento y la pintura en blanco roto de las paredes realzan el diseño arquitectónico. El toque acogedor lo dan la madera y los acentos en verde oscuro utilizados en la caja del montacargas y el módulo de almacenaje de la zona privada. “Los volúmenes, las piezas de mobiliario y de arte que se distribuyen en el espacio generan un juego de colores y texturas que permiten entender que forman parte de un todo superior, que es el espacio por sí mismo”, cuentan sus autores.

Continúan. “Este proyecto también nos ha dado la oportunidad de diseñar piezas de mobiliario y elementos fijos”. Tales como la mesa de comedor, la isla de la cocina, la bañera en microcemento y zona de lavabo… Aparte, Mesura ha colaborado con otros diseñadores, como Max Enrich, autor de los taburetes de la cocina, o Sara Regal, que creó una instalación con los restos de la obra. Ella fue la primera artista en residencia de Casa Vasto, formando parte del amplio programa de exposiciones, eventos, performances o presentaciones de obras en vivo que tendrán lugar en este espacio multidisciplinar en el que Riestra ha evolucionado en su trayectoria de más de siete años como galerista. Y de toda una vida de pasión por el coleccionismo.

La bañera de Riestra, propietaria de Vasto, está revestida en microcemento, al igual que todos los suelos. En la pared, fotografías Komfort Skulptur 18 y 01 de la danesa Tine Beck.

Junto al dormitorio, una zona de estudio con escritorio, silla Dudet de Cassina, lámparas Tizio de Artemide, Paréntesis de Flos y, delante, Akari 10A de Noguchi, todo en Minim.

Perspectiva de la fachada en la que se encuentra Vasto en Poblenou, Barcelona.